Donald Trump presagia una nueva era de rivalidad entre potencias en la que Rusia y China retan la influencia de Estados Unidos.

Donald Trump, fue el hombre escogido por lo que un caballero con el nombre de Mike Lofgren denominó el “Estado Profundo”, al que Jeff Sessions, actual Secretario de Estado, tildo como oligarquía, mientras otros le designan ‘establishment’ (poder establecido).

Redacción de la BBC

 El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este lunes que el mundo está entrando en una nueva etapa de competencia entre los grandes poderes y señaló a Moscú y a Pekín como los rivales a los que debe enfrentar Washington.

 «Nos guste o no, estamos comprometidos en una nueva era de rivalidad. Aceptamos que hay vigorosas competencias militares, económicas y políticas en juego alrededor de todo el mundo.

Enfrentamos regímenes paria que amenazan a Estados Unidos y a sus aliados», dijo Trump en un discurso para presentar su primera Estrategia de Seguridad Nacional (NSS por sus siglas en inglés).

Este documento marca las grandes líneas que seguirá el gobierno estadounidense durante los próximos años.

«Enfrentamos organizaciones terroristas, redes de delincuencia transnacional y otros que esparcen la violencia y el mal alrededor del planeta. También hacemos frente a potencias rivales, Rusia y China, que buscan retar la influencia, los valores y la riqueza estadounidense. Intentaremos construir una gran asociación con esos y otros países, pero de una manera que siempre proteja nuestros intereses nacionales», agregó.

Como un ejemplo de ese nuevo espíritu de cooperación al que aspira pese a las rivalidades, Trump se refirió a una llamada que le hizo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para agradecerle una información de inteligencia que la CIA entregó al Kremlin sobre un supuesto plan para un atentado en San Petersburgo.

Sin embargo, tanto Moscú como Pekín son tratados con un lenguaje mucho más duro en el documento de la NSS, en el que se les califica como «potencias revisionistas», una condición similar a la que tenían Alemania y Japón en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, cuando eran potencias emergentes que retaban el status quo.

Durante su alocución, Trump cuestionó lo que calificó como «fallas» de sus antecesores en política exterior y delineó los ejes alrededor de los cuales se desplegará esta nueva estrategia, elaborada en torno al principio de «Estados Unidos primero».

Los cuatro grandes ejes de la NSS son:

  • la protección del país, sus habitantes y fronteras;
  • la promoción de la prosperidad estadounidense
  • la preservación de la paz gracias a la fortaleza
  • el impulso a la influencia estadounidense en el mundo

Estos pilares estarían, según Trump, guiados por un regreso al «realismo de principios».

La nueva política no señala el cambio climático entre las amenazas a la seguridad del país, cómo sí había hecho el expresidente Barack Obama en 2015.

Al contrario, Trump señaló entre los logros de su primer año de gestión la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

Seguridad fronteriza

Una parte fundamental del eje referido a la «protección de la patria» se relaciona con la seguridad fronteriza y contempla la construcción del muro en la frontera con México.

«Por primera vez la estrategia estadounidense incluye un plan serio para defender la patria. Propone la construcción de un muro en la frontera sur, poner fin a la inmigración en cadena y al horrible programa de lotería de visa, cerrando los vacíos (legales) que debilitan la aplicación de la ley; y dando un fuerte apoyo a nuestros patrulleros de fronteras, funcionarios de inmigración y aduanas; y al personal de seguridad nacional», aseguró.

La llamada «migración en cadena» se refiere a la práctica de reunificación familiar, que permite a los ciudadanos y a los residentes legales en Estados Unidos llevar a vivir a ese país a sus familiares extranjeros gracias al vínculo que les une.

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La política del músculo

Por Barbara Plett.    Fuente: BBC Washington

La estrategia de seguridad nacional suele ser presentada sin demasiada fanfarria pero el presidente Trump quiso convertir el anuncio de la suya en un evento en el marco de su política de «Estados Unidos Primero».

El documento enfatiza la economía y el comercio como asuntos de seguridad, así como la seguridad de fronteras y la política de inmigración.

La decisión de Trump de referirse a China y Rusia como competidores globales refleja la cautela de su gobierno sobre esos «poderes revisionistas».

Si bien el presidente se apresuró a hablar de su reciente conversación telefónica con Putin, con quien busca un acercamiento, el documento entra en detalles bastante mordaces sobre la supuesta injerencia de Rusia en su política interna y sobre las prácticas económicas de China que tanto molestan a EE.UU.

Eso fue parte de una tónica general de alguien que busca más la competición que la cooperación en las relaciones internacionales.

Trump mostró un enfoque de las relaciones con el mundo que más que un retroceso aislacionista es una apuesta por exhibir más músculo que sus predecesores.

Ese mecanismo ha sido duramente criticado por la Casa Blanca, que ha dicho que durante la última década unos 9,3 millones de extranjeros han llegado a vivir a Estados Unidos gracias a sus vínculos familiares y con independencia de sus habilidades o formación profesional o laboral.

La Casa Blanca asegura que la «migración en cadena» es una fuente de trabajadores de baja calificación que perjudica a los estadounidenses más vulnerables, al tiempo que es el mecanismo a través del que se establecen en Estados Unidos el 65% de los nuevos residentes extranjeros.

Trump también quiere poner fin a la llamada «lotería de visas», un mecanismo a través del cual Estados Unidos otorga cada año 50 permisos de residencia permanente a través de un sistema aleatorio al cual pueden optar ciudadanos de más de un centenar de países con el único requisito de que cuenten con una formación o una experiencia laboral básica.

En su discurso, el mandatario estadounidense no escatimó críticas hacia las políticas migratorias de sus antecesores.

«Nuestros políticos dejaron las fronteras abiertas de par en par. Millones de inmigrantes entraron al país ilegalmente. Muchos más millones fueron admitidos sin el proceso de revisión adecuado para proteger nuestra seguridad y nuestra economía», afirmó.

Seguridad económica

La inclusión del segundo pilar dedicado a promover la prosperidad estadounidense significa, según Trump, que por primera vez la NSS reconoce la seguridad económica como un elemento de la seguridad nacional.

«La vitalidad económica, el crecimiento y la prosperidad en el país son absolutamente necesarios para el poder y la influencia de Estados Unidos en el extranjero», apuntó.

Indicó que como parte de esta estrategia se propone reducir los impuestos, eliminar las regulaciones innecesarias y actuar con firmeza ante las prácticas comerciales injustas y el robo de la propiedad intelectual.

Además incluye una apuesta por la «completa reconstrucción» de la infraestructura estadounidense -incluyendo puentes, carreteras, aeropuertos, canales, etc.- y por la autosuficiencia del país en cuestiones energéticas.

La paz del fuerte

«La debilidad es el camino más seguro al conflicto y el poder sin igual es el medio más seguro de defensa». Con esas palabras presentó Donald Trump el tercer pilar de su estrategia que se refiere a la preservación de la paz desde la fortaleza.

El mandatario anunció su apuesta por la «modernización total» de las fuerzas armadas estadounidenses, revirtiendo las medidas anteriores para reducir su tamaño y aseguró que se eliminarán los límites al gasto de defensa.

Además, señaló que la estrategia prevé pasos para enfrentar nuevas formas de conflicto como «las agresiones económicas y políticas», así como amenazas modernas como los ataques cibernéticos y electromagnéticos.

Volver a liderar

Al presentar el último pilar referido al impulso de la influencia estadounidense en el mundo, Trump aseguró que su país «volverá a liderar», pero aclaró que para ello hace falta construir su riqueza y poder internos.

«No buscamos imponer nuestra forma de vida a nadie, pero vamos a defender sus valores sin pedir disculpas. Queremos alianzas y asociaciones fuertes basados en la cooperación y la reciprocidad», dijo.

«Haremos nuevas asociaciones con quienes comparten nuestros objetivos, convirtiendo intereses compartidos en una causa común.

No dejaremos que la ideología inflexible se convierta en un obstáculo obsoleto a la paz», agregó.

«Con esta estrategia, hacemos un llamamiento para un nuevo y gran despertar de Estados Unidos, un resurgimiento de la confianza y un renacimiento del patriotismo, la prosperidad y el orgullo».

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