El embargo que bifurca los senderos

Por Fernando Ravsberg – Cortesía de BBC

La revista de la Iglesia Católica cubana, “Espacio Laical”, criticó a un grupo de disidentes cubanos, quienes en su gira por el exterior piden a EE.UU. mantener el embargo económico que pesa contra Cuba desde hace más de medio siglo. Foto: El Cardenal Jaime Ortega cabeza de la Iglesia Católica cubana y pieza clave en la estrategia de acercamiento al gobierno de Raúl Castro. Cortesía de Raquel Pérez.

La revista de la Iglesia Católica cubana, “Espacio Laical”, criticó a un grupo de disidentes cubanos, quienes en su gira por el exterior piden a EE.UU. mantener el embargo económico que pesa contra Cuba desde hace más de medio siglo.

Muchos opositores sienten simpatía por esa medida de presión económica de Washington pero evitan apoyarla públicamente dentro de la isla dado que la gran mayoría de los cubanos rechazan el llamado “bloqueo norteamericano”.

Sin embargo, varios de ellos durante su viaje han respaldado el embargo. Son parte de una veintena de opositores que incluyen a las figuras más representativas de los blogueros, las Damas de Blanco y la Comisión de Derechos Humanos.

El editorial católico “Senderos que se bifurcan” los critica porque “insisten en pedirle a importantes centros de poder en el mundo que desestabilicen al gobierno cubano, tomen medidas que pueden dañar fundamentalmente al pueblo de la Isla”.

Ya en los años 60 documentos oficiales de Washington demostraban que la estrategia del embargo es “privar a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del Gobierno”(1).

Visto así no es extraño que la posición de la Iglesia Católica cubana y del Vaticano sea contraria a una medida de presión con semejante costo social. Es una postura que mantienen incluso desde antes que se produjera su aproximación con el gobierno.

Espacio Laical reconoce que “Cuba tiene muchísimo que cambiar” y agradece a las personas e instituciones que se preocupan, pero agrega que “los protagonistas de esos cambios no pueden ser los centros de poder de ciertos países fuertes e influyentes”.

La revista asegura que “la mayoría de los patriotas cubanos” recomienda a quienes pretendan acompañar a Cuba no hacerlo “como conspiradores que estén dispuestos a llevarnos hacia destinos inciertos, que no emanen de la voluntad expresa del pueblo”.

Además del apoyo al embargo, en las giras los opositores reclamaron más ayuda material. Las relaciones de la disidencia, los blogueros y las organizaciones de DD.HH. con Estados Unidos parecen viciadas por los US$20 millones que Washington envía cada año para su financiamiento.

Wikileaks reveló el cable confidencial #202438, del 15 de abril del 2009, donde el jefe diplomático de EE.UU. en Cuba, Jonathan Farrar, reconocía que los disidentes “están más preocupados por conseguir dinero que en llevar sus propuestas a sectores más amplios de la sociedad cubana”.

También la Iglesia parece haber perdido la fe en la oposición. Durante los últimos años estrechó sus lazos con el gobierno, ganó espacios para la evangelización y promovió medidas de gran repercusión social como la libertad de todos los prisioneros políticos y 3000 presos comunes.

De alguna forma el Cardenal Jaime Ortega se ha situado, a nivel nacional, como interlocutor privilegiado del presidente Raúl Castro y entre ambos se va cimentando una confianza que está sepultando décadas de desencuentros y agresiones mutuas.

Es en ese marco que Espacio Laical propone ampliar la “apertura entre cubanos con pensamientos patrióticos disímiles” para evitar que otros “logren imponer un nuevo modelo que responda a intereses parciales y hasta puedan pretender secuestrar al país”.

La revista de la Iglesia cree posible “que juntos, y con una intensa participación del pueblo, podamos cincelar el presente modelo social, con el propósito de adecuarlo a las demandas vigentes de la nación, que sea un producto real de la voluntad general”.

La propuesta de los católicos tiene su complejidad porque pide un espacio de debate para cubanos, patriotas y con pensamientos disímiles. No será fácil ponerse de acuerdo en quienes son los que entran en esa categoría y quienes se quedan fuera.

Va a ser complejo aunar criterios sobre cuáles son las cualidades que definen a un “patriota” pero es muy probable que la Iglesia y el gobierno ya estén de acuerdo en que el rechazo público al embargo económico de EE.UU. es una de esas premisas.

(1) Foreign Relations of the United Status, 1958 – 1960, Volume VI, Cuba, United States Government Printing Office, Washington 1991, p. 885

 

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