La Habana, cara y espejo de la involución cubana.

Si algo caracterizaba a La Habana de los cincuenta era sin lugar a dudas los anuncios lumínicos. No solo sus principales avenidas, sino en cualquier parte podíamos encontrarnos los carteles de luces de neón y cuando caía la tarde parecía que nos hacían un guiño, que nos estaban llamando.

Aquella Habana de mi juventud, eran esos tiempos donde todas las mujeres, cualquiera que fuera su posición social, no salían a la calle si no era bañadas, perfumadas, peinadas, con las manos arregladas y escrupulosamente cuidadas aunque solamente fuera para ir a un comercio o al cine del barrio o coger la guagua para ir de compras.

Las empleadas de las tiendas iban vestidas, de negro en invierno y de blanco en verano, que parecía que iban a una fiesta, con medias de nylon, tacones y muy perfumadas y acicaladas y los hombres de traje y cuello y corbata. Y la mayoría viajaba en guagua y las guaguas no tenían aire acondicionado, así que el que niegue el cambio climático es que tiene que estar descerebrado. Aquella imagen de la gente era parte del atractivo habanero.

Cualquier ciudad que atrae habitualmente a los turistas tiene que tener algo particular que llame la atención y en el caso de La Habana, tenía muchos: su arquitectura, su clima, su ambiente festivo y la belleza de sus mujeres, entre otros.

Otras ciudades tienen galerías de arte de fama mundial, grandes festivales, antiguos monumentos de pasadas eras, o muy exclusivas bellezas naturales, pero La Habana tenía otros atractivos, únicos, irrepetibles. Inclusive el carnaval de La Habana, que llegó a tomar una apariencia estereotipada con sus carrozas comerciales, sus mujeres danzando en ellas y en las comparsas, siguió siendo un carnaval sano y atractivo y sobre todo seguro y con mucha diversión.

Pero también La Habana estaba llena de tiendas de souvenir y artículos de piel de cocodrilo y todo a precios muy atrayentes, y salvo excepciones podía competir con otras metrópolis, en las que probablemente no había tantos casinos y otras ofertas como en ella ni tan seductoras o llenas de magia como no existían en otra parte. Y por supuesto no había ninguna en el mundo tan llena de música y de gente simpática y amable.

Todos los que visitaban La Habana la encontraban más hechizante que ninguna otra, una ciudad voluptuosa que invitaba a que a muchos les gustaría quedarse para siempre y los que podían lo hacían, muy diferente de ahora, que una buena parte de los habaneros y de los cubanos se han ido del país, entonces el cubano no emigraba y en cambio eran muchos los extranjeros que querían irse a vivir a Cuba.

En la capital cubana todo ocurría espontáneamente, nadie llegaba a ninguna parte a tiempo, o no iban a donde querían inicialmente, porque se sentían envueltos en un clima cálido y narcótico que les inspiraba paz, así que optaban por lo que más les atrajera, porque en La Habana todo era distinto, inesperado, imprevisible, mágico.

Los Zafiros – Hermosa Habana, Video: Cortesia de YouTube

Por lo regular las capitales de los países u otras ciudades más grandes e importantes, nos muestran la cara de esa nación, y ese es el caso de La Habana, y no necesariamente por el dicho de “La Habana es Cuba y lo demás es paisaje”, porque La Habana también era paisaje. Pero con ella ha ocurrido lo menos pensado, bien triste por cierto.

No existe en la historia moderna ningún caso de una ciudad que sin haber pasado por guerra alguna en su territorio o haya sido devastada por un ciclón, un terremoto u otra catástrofe natural, que se haya deteriorado tanto y en tan poco tiempo como nuestra capital.

La revolución heredó una de las ciudades con mayor riqueza arquitectónica y urbanística de Latinoamérica y lejos de aumentarla o al menos mantenerla, se dedicó a destruirla. Hasta 1959 no había ninguna ciudad en Latinoamérica que superara a La Habana en atractivo. Su encanto, su arquitectura, su clima y sus luces hacían junto con sus habitantes, alegres y amables, el lugar por excelencia a visitar y uno insuperable para irse a vivir.

Su principal competidora, Río de Janeiro, se quedaba muy corta, por lo que la hacía incomparable con cualquier otro lugar de América del Sur y el Caribe. Era una mezcla de modernidad y exotismo, de historia y tradiciones, de bienestar con diversión, de tranquilidad y seguridad con oportunidades y para completar, muy cerca de los Estados Unidos.

Algunos elementos nos dan fe de ello, al margen de ser la preferida para muchos eventos internacionales, y filmaciones por parte de Hollywood y otras compañías cinematográficas del mundo, rodeados de un intenso proceso inversionista. Un hecho notable fue cuando en marzo de 1958 se inauguró el hotel más grande, hermoso y moderno de América Latina y el mayor administrado por la cadena hotelera Hilton. A la inauguración del hotel Habana Hilton acudió su presidente catalogando que había sido muy acertado el haberlo construido en La Habana, sobre la que no escatimó elogios.

El otro es el hecho de que Christian Dior, uno de los más famosos modistos de todos los tiempos, contaba con solo dos salones de moda suyos fuera de París, uno en Nueva York, y el otro en La Habana, en la tienda El Encanto.

Una de las cosas que hizo famosa a La Habana fue su vida nocturna, al nivel de París. Tenía uno de los más prestigiosos cabarets del mundo, el Tropicana, Foto: Cortesia de TripAdvisor





Cabaret Tropicana en La Habana, Cuba – Picture of Tropicana, Cuba – Tripadviso

Una de las cosas que hizo famosa a La Habana fue su vida nocturna, al nivel de París. Tenía uno de los más prestigiosos cabarets del mundo, el Tropicana, y otros de similar nivel y atractivo como El Sans Souci, el Montmartre, el Salón Rojo del Capri, el Parisién del Hotel Nacional y el Copa Room del Habana Riviera, así como cientos de clubes y bares de fama internacional como el Floridita y el Sloppy Joe ‘s. También grandes parques de diversiones, hermosas playas cercanas, grandes tiendas y modernos teatros y cines, entre ellos el Teatro Blanquita con 5500 capacidades, el mayor del mundo. Y en cuanto a cines, La Habana contaba con más cinematógrafos que Nueva York o París.

Si algo caracterizaba a La Habana de los cincuenta era sin lugar a dudas los anuncios lumínicos. No solo sus principales avenidas, sino en cualquier parte podíamos encontrarnos los carteles de luces de neón y cuando caía la tarde parecía que nos hacían un guiño, que nos estaban llamando. Todo tenía anuncios lumínicos, un mar de colores nos deslumbraba.Por muy modesto que fuera el negocio, no le faltaba un atractivo anuncio de neón, y le daban a la ciudad un esplendor que en algunos lugares no tenía con la luz diurna.

Engalanados como pocos lugares, se podía comparar con París, llamada la ciudad luz, un seudónimo que adquirió probablemente en el siglo XVII cuando se convirtió en la primera ciudad con alumbrado público para reducir el elevado índice de criminalidad o cuando este sistema de alumbrado en el siglo XIX se basó en gas e igualmente fue la primera en usarlo, lo que causó la admiración de todos los que la visitaban, mientras que otros consideran que “la Ciudad Luz” se refiere a cuando en el siglo XVIII París fue la capital de la filosofía, la cultura y el pensamiento político con los aportes de Voltaire, Rousseau y Diderot . Pero La Habana fue la ciudad de la luz neon, sin duda alguna.

Pero afortunadamente, antes de ello la arquitectura cubana había destacado por muchas cosas, no solamente por monumentales obras como el Capitolio Nacional, las gigantescas fortalezas habaneras, la amplia construcción vial y numerosos edificios, rascacielos como el Someillan, grandes hoteles como el Nacional, el Capri, el Riviera y el Habana Hilton y la gran ola de obras art-decó encabezada por el Edificio Bacardí.

La riqueza arquitectónica no está hecha por obras aisladas sino por construcciones generalizadas y eso es lo que le da a La Habana su valor, no por cien edificios sino por miles una masa de miles destacados por su particularidad, sus columnas, fachadas, portales y arcos.🇨🇺Fuente: La Habana de mis recuerdos.

AUTORA

Angela Rosa Arias, miembro de LA HISTORIA DE CUBA HASTA 1959

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