Marx vs Marx

El socialismo marxista se ensayó durante el siglo XX en las realidades y culturas más variopintas, incluyendo la URSS, China, Mongolia, Corea del Norte, Vietnam, Laos, Cambodia, Europa del Este, Yugoslavia, parte de África y en América: Cuba, Nicaragua, Venezuela… Ningún otro experimento social ha logrado tal extensión y tan estrepitoso fracaso.

Por: Alina B. López Hernández — Fuente: La Joven Cuba

El pasado cinco de mayo fue el aniversario del natalicio de Carlos Marx, por ese motivo rememoré en Facebook el artículo que le dedicara en este blog hace dos años. Como resultado, se suscitó un interesante intercambio entre dos amigos, matanceros por demás, que considero de gran valor, primero porque muestra que es posible polemizar desde la diferencia manteniendo el respeto y la cordialidad; segundo, porque indica que es viable enriquecer los puntos de vista sobre una teoría que, como el marxismo, se considera la base sobre la que se erige el proyecto cubano.

Carlos Abel Olivera Rodríguez es licenciado en Economía y master en administración de empresas y en gestión turística por la Universidad de Matanzas. Reside actualmente en Uruguay y es Constructor de negocios a nivel internacional. Mirta Casañas Díaz es una excelente profesora y doctora en Ciencias Filosóficas, tiene varios textos de filosofía publicados y además es autora de libros de ficción, cuentos y novelas. Reside entre Cuba y Canadá. A continuación replico el intercambio.

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Marx es quizás, una de las personas que, con sus ideas y escritos, más odio y división ha generado en los últimos dos siglos.

Basado en la Teoría Objetiva del Valor (me reservo comentarios al respecto), su concepción de que solo la fuerza de trabajo genera valor, y por tanto, que la apropiación por parte del capitalista, de parte de ese valor (plusvalía) es ilegítima, está en las bases de su «lucha de clases» (reduccionista y pobremente definidas en base a la propiedad sobre los medios de producción). Esa concepción: victimizadora del empleado (que termina requiriendo inevitablemente de un «protector»), ha calado profundamente en la cultura, sobre todo de América Latina. Yo la he visto en acción, cerrando empresas contra los «explotadores», dejando miles de familias sin sustento. Subyace en el recelo del empleado contra su contratante y viceversa que les impide trabajar de conjunto (como pasa en otras latitudes) hacia un futuro más próspero.

El socialismo marxista se ensayó durante el siglo XX en las realidades y culturas más variopintas, incluyendo la URSS, China, Mongolia, Corea del Norte, Vietnam, Laos, Cambodia, Europa del Este, Yugoslavia, parte de África y en América: Cuba, Nicaragua, Venezuela… Ningún otro experimento social ha logrado tal extensión y tan estrepitoso fracaso. Con una casuística tan amplia y diversa, indudablemente el problema está en la teoría, que por su simplismo y pretensión absoluta, es la encarnación de la soberbia. Como dijo alguien: «si los alemanes no pudieron hacer funcionar el socialismo, entonces nadie puede».

Alina Bárbara López Hernández: Carlos Abel Olivera Rodríguez, entiendo tu punto, pero también se percibe en él un punto de inflexibilidad, realmente no soy economista, pero ¿no importa aquí el hecho de que Marx generó su teoría en el siglo XIX, y en el país capitalista más avanzado de la época? Incluso, su concepción del socialismo fue planteada como la lógica de un proceso de socialización de la propiedad en una sociedad capitalista extremadamente desarrollada.

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Alina, totalmente. La teoría de Marx está plagada de contemporaneidad decimonónica e inglesa. Eso es justamente lo que no entienden sus partidarios. Yo lo leo como a Ricardo, o Smith, pero no como a un profeta. Lo someto al juicio de la empiria, y este le ha pasado factura ampliamente. No digo que no sea interesante (y hasta necesario) de leer, pero de ahí a entrar al ciclo de: “construimos socialismo”, “fracasa socialismo”, “eso no era verdadero socialismo”, va bastante distancia. La sociedad de lucha de clases de Marx, en la cual los proletarios explotados tomarían el poder como consecuencia de las contradicciones, no sucedió y no parece que vaya a suceder. Por el contrario, el mundo ha avanzado (afortunadamente) bajo la premisa de que colaborando avanzamos más.

De Marx es rescatable mucho de su método de análisis económico/social (siempre con ojo crítico). Yo mismo uso las categorías de modo de producción, fuerzas productivas, relaciones de producción etc. Me resultan útiles. Su gran metedura de pata fue la plusvalía, el conflicto disfuncional y el odio consecuente. Extrapoló la injusticia del capitalismo industrial temprano (con mucho de feudalismo aún) a un problema estructural del sistema: soberbia de generalización. Y ese sentimiento de injusticia llevado a teoría se convirtió en la bandera de lucha en un mundo que por pura evolución ha ido mejorando ostensiblemente y ya no tiene nada que ver con el que él vivió. A él, en el siglo XIX se le puede perdonar, pero hoy… después de tanta evidencia contraria… seguir defendiendo sus tesis como la base para construir una nueva sociedad… creo que no tiene sustento.

Mirta Casañas Díaz: Carlos, en mi opinión la teoría de Marx se corresponde con su momento histórico, no fue un profeta, estudió el capitalismo de su época y creo que ningún economista niega las aportaciones que hiciera en El Capital incluyendo la teoría de la plusvalía. Sus obras fueron publicadas parcialmente, todavía muchas de ellas esperan por una edición y fueron traducidas las que más convenían. No creo que hay que hacerlo responsable de lo que ha sucedido con el socialismo porque en ningún caso su teoría fue escrita para esas condiciones. Entonces honremos al hombre de ciencia.

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Mirta, Marx no es inocente de lo sucedido con la implantación del socialismo a nivel mundial, comenzando por Rusia. Acá le dejo, a modo de un simplísimo ejemplo, las 10 propuestas del Manifiesto Comunista:

«Expropiación de la propiedad de la tierra y empleo de la renta de la tierra para los gastos del Estado.»

«Fuertes impuestos progresivos.»

«Supresión del derecho de herencia.»

«Confiscación de la propiedad de todos los emigrantes y sediciosos.»

«Centralización del crédito en manos del Estado por medio de un Banco nacional con capital estatal y monopolio exclusivo.»

«Centralización del transporte en manos del Estado.»

«Multiplicación de las fábricas nacionales, de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo.»

«Proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo.»

«Articulación de las explotaciones agrícolas e industriales; tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad.»

«Educación pública y gratuita de todos los niños. Abolición del trabajo infantil fabril en su forma actual. Unificación de la educación con la producción material, etc.»

200 años de Karl Marx: Libros fundamentales para comprenderlo ...
Disculpe que lo diga con tanta crudeza, pero Marx está en cada autocracia socialista que siguió su guía, y por tanto en cada muerto, cada escasez y cada libertad cercenada. El fundamento moral de estos desmanes es justamente la inmoralidad de la plusvalía, y la presunción de que la historia de la humanidad es la de la «lucha de clases». No puedo honrar a un hombre que sembró una semilla de odio que tanta calamidad ha traído.

Por supuesto que es una reacción al siglo XIX, pero estas recetas fueron las seguidas en el siglo XX. Disculpe que lo diga con tanta crudeza, pero Marx está en cada autocracia socialista que siguió su guía, y por tanto en cada muerto, cada escasez y cada libertad cercenada. El fundamento moral de estos desmanes es justamente la inmoralidad de la plusvalía, y la presunción de que la historia de la humanidad es la de la «lucha de clases». No puedo honrar a un hombre que sembró una semilla de odio que tanta calamidad ha traído. Esto no quiere decir, como le comentaba a Alina, que no utilice parte de su herramental, como el de cualquier otro autor. Eso lo hago desde la objetividad científica, pero de ahí a honrarlo… Tampoco quiere decir que no respete a quienes lo honran. Sus razones tendrán. Yo no las encuentro. Gracias por el intercambio!

Mirta Casañas Díaz: Carlos, yo respeto su criterio y he leído el Manifiesto unas cuantas veces. Y precisamente por los elementos que se pueden usar de su obra — en su conjunto— para entender una época y un proceso es que pienso que se le puede honrar. La verdad que lamento no tener tiempo para un debate por esta vía, pero me llama mucho la atención su punto de vista sobre la inmoralidad de la plusvalía, lo que me conduce a pensar que considera que esa teoría es falsa, ¿no hay plusvalía en su criterio? Y también que niegue la lucha de clases a lo largo de la historia de la humanidad, aunque tal vez lo haga por el concepto de clases, porque no creo que pueda negar la lucha, aunque tal vez ha desarrollado usted una teoría con otros argumentos. Le agradezco sus comentarios porque me ha motivado a pensar desde otra óptica sobre estos elementos.

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Mirta, el tiempo dedicado es un regalo que nos hacemos. Creo en este caso específico vale la pena, pues Marx, en Cuba y otros contextos, es incuestionado. Craso error para mentes científicas. Nada ni nadie está por encima del espíritu inquieto. Usted comenta que encuentra valor histórico en los escritos de Marx. Eso yo no lo niego. Si usted considera eso digno de honrar se lo respeto. Yo no, pues pongo en la balanza la inconsistencia de su doctrina y todo el daño causado comentado con anterioridad. Pero insisto, respeto su posición.

En lo que atañe a la plusvalía, tal y como está descrita por Marx tiene una connotación ética negativa: es valor creado por el empleado y no retribuido por el capitalista. Es por tanto, en esta concepción, un robo. El problema viene de más atrás: la Teoría Valor-Trabajo, estableciendo que el valor creado de una mercancía es objetivo y es generado por la fuerza de trabajo (tiempo de trabajo socialmente necesario), de esta forma el capital no genera valor y por tanto no tiene derecho legítimo a apropiarse de él.

Según esta Teoría, la pintura de la pared de mi casa, que puede tomar una semana de trabajo, valdría más que un Picasso hecho en una mañana. Eso es totalmente insostenible. El valor es subjetivo. La propia definición genérica de «valor» (significación positiva que adquieren ideas, objetos…) establece su carácter subjetivo. Desmantelando la Teoría Valor-Trabajo el concepto de plusvalía como «tiempo de trabajo no remunerado» y por tanto como «robo» no tiene sentido. Nótese que hablo de «plusvalía», el concepto marxista, no del «margen de ganancia», el cual no tiene connotación moral.

Sobre las clases sociales, concuerdo con que existen, pero han sido y son, muchas más que la simplificación (burda) de: «quienes son dueños de los medios de producción» versus «quienes no son dueños de los medios de producción». La simplificación y agrupación son métodos válidos cuando el «grupo» o «clase» tiene características comunes que permiten definirlo y estudiarlo. Decir que el señor dueño de un puesto de frutas con un empleado, pertenece a la misma clase que Bill Gates, es simplemente un disparate. Lo mismo que un programador de Silicon Valley sea un «proletario explotado» al igual que un minero de carbón en China. No resiste el menor análisis.

Por otro lado, decir que «La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.» es otra simplificación burda. La historia de la humanidad es sobre todo la de la coordinación: los grandes canales, pirámides, acueductos, máquina de vapor, vacunas, hombre en el espacio, son resultado de la coordinación y no de la «lucha». La lucha de intereses entre grupos (diversos, múltiples y cambiantes) es parte de la historia, pero no es «la historia». Saludos!

Mirta Casañas Díaz: Carlos, muchísimas gracias por sus comentarios, satisface con sus respuestas mis expectativas y sería muy oportuno que escriba un artículo con sus consideraciones para que llegue a otros lectores que no usan esta vía y se pueda debatir y profundizar más al respecto. Coincido con usted en la objetivación excesiva del marxismo, recuerdo que Engels, ya muerto Marx, en la cartas del 90 alertó que fue necesaria porque estaban tratando de demostrar el papel de la economía, de la base económica, pero indiscutiblemente eso le hizo mucho daño a la teoría porque la subjetividad prácticamente fue anulada y las consecuencias fueron nefastas. El marxismo occidental de alguna forma desarrolló estos elementos y estoy pensando en un Bloch, Lukács, Gramsci, Poulantza, entre otros muchos, pero lo que predominó fue el esquematismo y el dogmatismo porque convenía, la crítica fue eliminada y considerada un delito hasta hoy.

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Mirta, muchas gracias por el comentario. La verdad, rara vez escribo sobre aspectos teóricos. Sí me gusta debatir e intercambiar con amigos al respecto. Llevo muchos años metido en la gestión empresarial y largo de cuando en cuando reflexiones sobre aspectos más «terrenales». Creo lo peor en lo que se puede caer es en la apología, y eso ha pasado con muchos teóricos del marxismo, incluso los críticos y ni hablar de los «implementadores».

Por ejemplo: nunca he encontrado nadie que me de elementos sólidos defendiendo la Teoría Valor-Trabajo, solo subterfugios argumentativos sin capacidad de contrastación empírica. Quienes la defienden (al menos conmigo) lo hacen desde la fe, y la fe no se discute. Entonces, si la Teoría Valor-Trabajo queda refutada, ¿dónde se sostiene todo el andamiaje que lleva a la construcción de una sociedad basada en ideas del marxismo? ¿No será ese error en los cimientos la causa del extensísimo fracaso en la implantación? Esa es mi hipótesis. Un saludo, seguimos en contacto y que viva el debate!!!

Mirta Casañas Díaz: Ha sido un placer intercambiar contigo. La verdad que yo no puedo ofrecerte esos elementos, estudié economía política como una asignatura, pero hace muchísimos años y me ha resultado muy interesante tu postura. Yo sí creo que la causa del fracaso del socialismo está en los cimientos, tanto en la estructura económica que se asumió como en la estructura política, ambos se complementaron y se asumió como un hecho que el desarrollo de la fuerzas productivas conduciría al socialismo a escala internacional, obviando que el capitalismo también se transformaba en correspondencia con el ritmo de la ciencia y la tecnología. En mi época de estudiante esto aparecía en todos los manuales y se tomaba como argumento la explicación que daba Marx en el Prólogo de la contribución a la Crítica de la Economía Política. Sí hubo desarrollo de la teoría, pero no fue tomada en cuenta y, por el contrario, los que lo hicieron fueron considerados revisionistas. Bueno la historia que tú conoces. La falta de democracia hizo la otra parte. Hoy se habla de países socialistas que en realidad no lo son, si nos ajustamos a la teoría marxista clásica y en realidad yo no sé ni cómo podrían llamarse para diferenciarlo de un Capitalismo de Estado. Si te embullas puedes escribir varios artículos de opinión.

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Mirta, muchas gracias. Para mí también ha sido un placer. Le dejo un artículo que publiqué hace unos años y Alina Bárbara López Hernández tuvo la gentileza de relanzar hace poco en La Joven Cuba. En él abordo (con el aparato categorial de Marx, para que vea que el tema no es personal con el señor de la barba) algunas ideas sobre el Socialismo, Capitalismo y lo que puede llegar a ser una sociedad Postcapitalista. Aclaro que de lo que escribí hace 5 años, ya hay puntos en los cuales tengo opiniones distintas jjj. Cualquier comentario es bienvenido. Saludos!

Mirta Casañas Díaz: Muchas gracias, me lo leeré.

Mirta Casañas Díaz: Carlos, leí tu artículo, muy interesante, coincido contigo, solo no entendí la última frase cuando dices: Hoy, en el siglo XXI, queda claro que el mejor Marx ha vencido y por paliza. Qué quisiste decir con esto. ¿Marx ha vencido o ha sido vencido?

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Mirta, yo distingo dos versiones de Marx, incluso contradictorias. La primera es la que utilizo en el artículo. Objetivo y analítico, que aporta categorías como Fuerzas Productivas, Relaciones de Producción, Modo de Producción y sus interacciones. Es un Marx no condicionado por un sentimiento o idea. El segundo es el Marx de la Lucha de Clases, de la Dictadura del Proletariado y por tanto de la Teoría Valor Trabajo y la Plusvalía, que dan la impresión de ser el intento de sustento teórico y ético para reafirmar su odio (sí, lamentablemente odio) a la burguesía, a la que a la vez (increíblemente) admiraba. Este Marx no es intelectualmente honesto: tiene una intención y por tanto su rigor científico es cuestionable.

Digo que es contradictorio, porque si uno sigue desapasionadamente la lógica de los Modos de Producción y consiguientes Formaciones Económico- Sociales, es claro que la sociedad humana ha ido evolucionando positivamente hasta llegar al capitalismo actual, y por tanto, lo predecible es que siga ese curso hacia cualquiera que sea el Modo de Producción Post Capitalista. ¿Cómo explicar entonces la suposición de Marx de que los obreros serían cada vez más pobres y que por tanto se sublevarían y acabarían con la propiedad privada? ¿De pronto, después de 6000 años de Historia, se volvía todo el mundo loco? Contradice totalmente su propia lógica, y por tanto es una presunción forzada. No es casual que ni el empobrecimiento (la humanidad vive cada vez mejor) ni la sublevación (al menos sostenible) tuvieran lugar, lo que valida la lógica (o victoria) del «primer» Marx (riguroso y científico) y la derrota del «segundo» (ideologizado y con juicio comprometido). Es a esa victoria que me refiero: Marx contra Marx. Pensándolo bien, este último tema creo merecería (como sugiere) un artículo de opinión. Gracias!

Mirta Casañas Díaz: Carlos, si no lo dudo merece efectivamente un artículo donde puedas ofrecer y explicitar tus argumentos. Bueno para algo ha servido el intercambio si te ha motivado a escribir y a mí me ha servido para hacer muchas analogías, porque efectivamente son muchos los que rompen la lógica de su propia teoría para cumplir con determinados fines políticos. Si voy a la historia de la filosofía lo hizo Hegel, cuando se olvidó de la dialéctica para decir que el estado prusiano era la máxima expresión de la idea absoluta. Te confieso con toda sinceridad que no había notado esa arista en Marx y valoré sus incongruencias como resultado de su época. También en esto voy profundizar. Te reitero el placer por este intercambio tan civilizado jajaja. Como debe ser.

Carlos Abel Olivera Rodríguez: Mirta jajaja, pocas veces se da la oportunidad de un buen debate, ni siquiera en la academia, y mucho menos sobre obras de personalidades como Marx, incuestionable para unos y denostado por otros. La objetividad, la búsqueda de la verdad (hablando de filosofía) desde la duda sincera y el pensamiento científico, son bienes escasos. Un abrazo grande y ojalá nos crucemos en otra publicación de Alina, si no la aburrimos con nuestra ida y vuelta jaja.

Alina Bárbara López Hernández: Carlos para nada, en esta realidad virtual, a veces más nutricia en cuanto a posibilidades de intercambiar ideas interesantes sobre estos temas y otros, siempre serán bienvenidos amigos como tú y Mirta. Un abrazo y gracias por hacernos pensar aunque no estemos de acuerdo en todo, he ahí lo interesante.

Alina Bárbara López Hernández: Carlos lo otro, la invitación para el artículo Marx vs Marx está hecha, y el espacio para que se publique también.

Para contactar con la autora: [email protected]

*Alina B. López Hernández es Pofesora y Tutora de Antropología Sociocultural y una excelente Cientista Social y Política (socióloga y politóloga) de la Universidad de Matanzas. Miembro  Académico Correspondiente Nacional de la Academia de Historia de Cuba. Ademas de analista sociopolítica laureada de La Joven Cuba. Para contactar con la autora: [email protected]

Share this post:

Related Posts