Mijaíl Gorbachov: el hombre y su tiempo

por Mauricio De Miranda Parrondo. Ha fallecido Mijaíl Sergueyevich Gorbachov (1931-2022), último secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y primer y último presidente de la URSS. Desde que asumió el liderazgo, después de los funerales consecutivos de Brezhnev, Andrópov y Chernenko, entre noviembre de 1982 y marzo de 1985, se enfrascó en la inmensa tarea de sacar al país del estancamiento resultante del agotamiento del modelo de planificación centralizada, lastrado por el peso de una tupida burocracia y una inmensa corrupción que corroían los diversos estamentos de la compleja organización política y administrativa.

escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Ha fallecido Mijaíl Sergueyevich Gorbachov (1931-2022), último secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y primer y último presidente de la URSS. Desde que asumió el liderazgo, después de los funerales consecutivos de Brezhnev, Andrópov y Chernenko, entre noviembre de 1982 y marzo de 1985, se enfrascó en la inmensa tarea de sacar al país del estancamiento resultante del agotamiento del modelo de planificación centralizada, lastrado por el peso de una tupida burocracia y una inmensa corrupción que corroían los diversos estamentos de la compleja organización política y administrativa.

A mediados de los años ochenta del siglo XX, la Unión Soviética era una potencia espacial, nuclear y militar. Sin embargo, su agricultura colectivizada estaba en crisis y era incapaz de producir los alimentos que demandaba la población; la industria de bienes de consumo era subdesarrollada y la pesada y de construcción de maquinarias, no resultaba competitiva de acuerdo a estándares internacionales.

Solo la industria energética —y especialmente la producción de petróleo y gas— podía asegurar la inserción internacional de la economía soviética más allá de las fronteras del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Mientras tanto, la elevación del nivel de vida de la población dependía de las importaciones y de los sucesivos créditos a los que acudió el país para cubrir sus sistemáticos desbalances comerciales con los países capitalistas desarrollados, los cuales debía pagar con divisas convertibles o con exportaciones de oro.

Adicionalmente, desde fines de los años setenta el ejército soviético se encontraba empantanado en una guerra de desgaste en Afganistán de la que difícilmente podía salir victorioso, además de pagar un alto costo en vidas humanas y en recursos económicos.

Por otra parte, el despliegue de la llamada Iniciativa de Defensa Estratégica, de Ronald Reagan, llevó a la URSS a elevar notablemente el gasto militar para mantener la paridad estratégica con Estados Unidos, lo que impedía destinar recursos suficientes para invertir en la industria de bienes de consumo y en la agricultura, con el objetivo de mejorar el nivel de vida de la población.

La gestión de Gorbachov al frente de la Unión Soviética entre 1985 y 1991 en materia de política doméstica podría resumirse en tres elementos principales: 1) la reestructuración económica (perestroika), 2) apertura informativa y eliminación de la censura ideológica y cultural (glasnost), y 3) democratización y cambios institucionales.

Perestroika

Para impulsar el crecimiento económico y específicamente la producción industrial y agrícola, resultaba imprescindible una profunda reforma de los mecanismos de funcionamiento de la economía.

En los primeros tiempos el alcance de esa reforma no fue más allá de una mayor autonomía económica y operativa de las empresas estatales, la descentralización de los mecanismos de planificación, el reforzamiento del papel de los colectivos obreros en las decisiones de las empresas y la vinculación de los salarios a los resultados de la producción de bienes y servicios.

En consecuencia, esto significaba el debilitamiento de la planificación centralizada a nivel microeconómico, pero la conservación de los resortes centralizados en la asignación de los principales recursos de inversión.

Entre las principales medidas económicas adoptadas al amparo de la perestroika se pueden mencionar las siguientes: las empresas estatales serían responsables de sus decisiones de producción en función de la demanda tanto de los consumidores como de otras empresas, debían cubrir sus costos con sus ingresos y obtener beneficios, podrían competir entre sí en los mercados y desarrollar actividades directas de comercio exterior.

Asimismo, se autorizó la creación de empresas mixtas con capital nacional y extranjero, siempre que este no superara el 49% de participación (que después se modificó para autorizar la participación foránea con carácter mayoritario); se permitió el establecimiento de empresas cooperativas y posteriormente privadas a pequeña escala en la producción manufacturera y ciertos servicios.

A pesar de no ser especialmente radicales, estas medidas motivaron la resistencia de los grupos conservadores dentro de la dirección del Partido y el gobierno en distintos niveles, toda vez que amenazaban sus distintas parcelas de poder.

Glasnost

Entre las medidas más importantes asociadas a la glasnost vale mencionar: la autorización a medios de prensa para investigar y divulgar los casos de corrupción en los distintos niveles de la jerarquía política o administrativa; la publicación de cientos de libros y exhibición de obras de teatro y filmes que habían sido prohibidos por los censores del departamento ideológico del partido; el cierre de los campos de prisioneros y la excarcelación de los principales disidentes políticos.

Igualmente, estableció el reconocimiento de las libertades de expresión, reunión, asociación y movimiento dentro y fuera de las fronteras del país; la rehabilitación de las personas injustamente condenadas por razones políticas y la apertura de los archivos secretos para corregir las distorsiones de la realidad histórica.

Gracias a la glasnost fue posible conocer los detalles y la magnitud de los crímenes cometidos por órdenes de Stalin contra la población soviética e incluso contra miles de bolcheviques en las purgas masivas que se desencadenaron en los años treinta con el objetivo de asegurar su poder autocrático.

De esa forma, permitió el desarrollo de libertades cívicas y de creación artística e intelectual sin precedentes en la historia del país y que luego fueron conculcadas por las autoridades de la mayor parte de los Estados sucesores de la desaparecida unión. Al mismo tiempo, permitió que salieran a flote las profundas contradicciones económicas, políticas y nacionales del sistema soviético.

Democratización

La democratización dentro del Partido Comunista y de la sociedad soviética resultaba una condición del proceso de transformaciones que pretendió desarrollar Gorbachov. Este fue un proceso lento y cargado de contradicciones, sobre todo debido a que no hubo un cuestionamiento temprano al monopolio del poder en manos del PCUS, ni este adoptó mecanismos democráticos en su vida interna.

En 1988 se produjo una modificación a la Constitución soviética de 1988 para instituir al Congreso de Diputados Populares como máximo órgano del poder del Estado, cuyos miembros fueron elegidos en marzo de 1989. Por primera vez en la historia soviética, de los 2.250 parlamentarios, 292 fueron elegidos como independientes.

El inicio del proceso de democratización de la sociedad y el reconocimiento de las libertades cívicas pusieron de manifiesto la urgencia de abordar la cuestión de la autodeterminación real de los pueblos integrantes de la unión, debido a las tensiones nacionalistas que comenzaron a aflorar de forma cotidiana en el nuevo panorama político y que implicaba un replanteamiento de las condiciones en las que debía establecerse una nueva Unión de Estados Soberanos.

La posibilidad de que se produjera la secesión de varias repúblicas y la perspectiva de que el país avanzara a un sistema político democrático y multipartidista, llevaron a las fuerzas más conservadoras dentro de la dirección soviética a intentar el golpe de Estado que se produjo entre el 19 y el 22 agosto de 1991 y que fracasó debido a la contundente respuesta popular.

La disolución de la Unión Soviética fue el colofón del fallido intento de Gorbachov por transformar el país en una sociedad libre y democrática. Las reformas no prosperaron porque sus impulsores comprendieron demasiado tarde que el sistema del socialismo burocrático no tiene capacidad para reformarse. El desmontaje del sistema de administración centralizada y su reemplazo por una economía mixta de mercado, el establecimiento de libertades cívicas y políticas y el reemplazo del sistema político totalitario por uno democrático, solo pueden causar, como efectivamente ocurrió, la implosión del sistema.

Si bien los pueblos de Rusia y de la mayor parte de las antiguas repúblicas soviéticas carecen hoy de libertades cívicas y de sistemas democráticos y poseen economías capitalistas controladas por oligarquías mafiosas, en otras repúblicas ex soviéticas y en la mayor parte de los antiguos países del llamado socialismo real de Europa Central y Oriental, se han construido sociedades modernas y con mayor desarrollo económico y social.

El fracaso de las reformas de Gorbachov deja, sin embargo, una gran lección histórica: la construcción de una opción política socialista solo puede ser posible en un sistema en el que prime la democracia política y la sociedad disfrute de libertades plenas.

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Cortesía de DW Español

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AUTOR

MAURICIO DE MIRANDA PARRONDO. Director CECP, Pontificia Universidad Javeriana Cali, 0000-0002-7972-5586. Dirección de correo verificada de javerianacali.edu.co – Página principal Desarrollo Económico Economía Internacional Historia de la Economía Mundial e Historia del Pensamiento Económico Estudios Asiáticos

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