Nación sin inmigración

En unos 50 años caeremos a 8 millones de habitantes en la isla.Foto: Pedro Szekely via Flickr

Por: Mario Valdés Navia — Fuente: La Joven Cuba

Cuba fue un país de saldo migratorio positivo hasta 1959. Su máxima expresión es el símil del ajiaco, creado por Fernando Ortiz como expresión de la mixtura tricontinental de etnias que conformaron la cubana. Un simple vistazo al origen familiar de muchos líderes revolucionarios de nuestra historia muestra que eran hijos de inmigrantes (Varela, Martí, Mella, Guiteras, Fidel…), o extranjeros (Gómez, Che…).

En unos 50 años caeremos a 8 millones de habitantes en la isla.

Hasta 1958, nunca fue tendencia la emigración de los cubanos en pos de trabajo, o mejores condiciones de vida. Predominaba la llamada transitoria, o golondrina, de desempleados que buscaban fortuna en los EEUU. En cambio, la inmigración era constante por las necesidades de la economía cubana, fundamentalmente la agroindustria azucarera. Más de medio siglo después, la opción de abrirnos nuevamente a la inmigración ni siquiera es tenida en cuenta, aunque sigue sobrando tierra y faltando brazos.[1]

Actualmente, unos dos millones y medio de cubanos, casi el 20% del total,  viven en el extranjero por motivos personales, políticos y económicos. Los principales destinos son Estados Unidos, Puerto Rico, España, Ecuador, Italia, Venezuela, México y Canadá. Con el actual ritmo migratorio negativo y el envejecimiento poblacional, sin que ello se amortigüe por la entrada de inmigrantes de reemplazo, como hacen otros países afectados por fenómenos similares y la población irá disminuyendo cada vez más rápido.

Este balance migratorio negativo requiere −como toda la crisis demográfica y económica que él acentúa−, de una solución política que influya sobre dos factores concomitantes: que el gobierno quiera traer inmigrantes y que estos quieran venir. Como en ambos casos hoy la respuesta es negativa, nadie viene. Analicemos brevemente la historia del problema, su manifestación actual y algunos paliativos factibles para resolverla en un plazo mediato.

En el primer censo de la república (segundo gobierno interventor, 1907), de una población de 2,048,980 habitantes, 203,637 (9,87%) eran extranjeros. 185,393 eran españoles; 11,217 chinos; 7,948 africanos y 6,713 estadounidenses. Sin embargo, en el de 1919, el % de extranjeros había crecido al 11,7 (339 082 de un total de 2,889,004) por el fomento de la inmigración de España (245,644) y El Caribe (44,659).

Aunque el movimiento obrero cubano se oponía, la política de introducir braceros isleños y antillanos se mantuvo para cubrir las crecientes necesidades de la agricultura y otras esferas económicas, en un país que en 1919 tenía apenas 17,9 habitantes x km2 y una extensión inmensa de tierras fértiles sin explotar. Esta tendencia positiva se mantuvo hasta 1958, aunque fue descendiendo a partir de la postguerra. En el último censo republicano (1953) el % de extranjeros había descendido al 3,3%  (230,431, de 6,829,029 habitantes).

Socialista, soviéticos mayoritariamente –a los que, oficialmente, no se les podía llamar por sus gentilicios nacionales−, pero para el pueblo todos eran: los rusos, como antes todos los españoles eran los gallegos.

Todo esto podría acelerarse y promoverse mediante la inmigración.

En los 90, con la debacle del socialismo real y el Período Especial la mayoría regresó, aunque en 2008 la comunidad rusa (incluyendo descendientes directos), sumaba unas 6000 personas, casi todas en la capital. Entre los años 60 y 80 también tuvimos una comunidad de exiliados latinoamericanos que huían de las dictaduras; pero, al restablecerse la democracia, la inmensa mayoría retornó a sus países.

Ahora, el país sufre escasez de fuerza de trabajo y envejecimiento desproporcionado de la población −desde 1978 no se logra el nivel de reemplazo de la población: 2,1 habitantes por mujer−, en tanto que gran parte de la juventud, no trabaja oficialmente, se va del país, o no quiere tener familia por los problemas económicos, la falta de vivienda y el freno a los emprendedores. Por tanto, la solución primera es crearles las condiciones para que más cubanos se incorporen a la actividad laboral, creen una familia a partir de su trabajo y continúen la cadena de la reproducción humana.

La cuestión es política en ambos casos: si seguimos con un modelo económico como el actual, que provoca la diáspora de los nacionales, mucho menos alguien querrá venir a establecerse en Cuba para vivir, trabajar e invertir tiempo y capital. Es obvio que para nada pueden concebirse ventajas para inmigrantes que no posean los trabajadores cubanos. Las mismas reformas al modelo de socialismo estatizado y burocrático que permitan liberar la iniciativa de los individuos y los colectivos y lograr mayor bienestar a través del trabajo libre y honesto, también fomentarán el interés por venir a trabajar y vivir en Cuba.

Medidas tales como: la unificación monetaria y cambiaria; el estímulo a la producción campesina y cooperativa; el establecimiento de pymes independientes; la libertad para exportar e importar; la eliminación de la subordinación de las formas no estatales a empresas y ministerios; la equiparación del salario a los del área centroamericana y caribeña; una atrayente política fiscal, crediticia y de seguros para los nuevos negocios; la disminución de las trabas burocráticas; las facilidades para la construcción de viviendas y la compra de autos y maquinaria, entre otras, no solo retendrán a los cubanos en la isla, sino que atraerán a muchos exiliados a regresar y a los extranjeros a inmigrar.

En Cuba, además de su naturaleza prodigiosa y sus bondades sociales (seguridad, educación, salud), hay muchas tierras baldías para atraer a campesinos sirios, haitianos y del este de Europa, tiendas vacías para llenar por comerciantes chinos y latinoamericanos, fábricas que construir y servicios que prestar por europeos y asiáticos. Solo falta por ver si el EPG (Estado/partido/gobierno) correrá el riesgo de introducir en Cuba una masa de inmigrantes formados en otros contextos más contestatarios y rebeldes que el de la sociedad socialista cubana.

Creo que el estímulo al crecimiento demográfico y económico que una inmigración controlada y selectiva pueden traer a Cuba no debe seguirse ignorando. Si en el siglo XIX, un militar español y una ama de casa isleña generaron al Apóstol de nuestra independencia; quien quita que una pareja de campesinos sirios pudiera traer al mundo a un Héroe del Trabajo Socialista en el siglo XXI.

Para contactar al autor: [email protected]

[1] En la lista 2017 de países y territorios dependientes por densidad de población, Cuba ocupaba el lugar 110, con 101 htes/km2 (Haití, 35; Dominicana, 65; España, 118; México, 152; USA, 178; Venezuela, 182; Canadá, 229).  Los países americanos con mayor diversidad étnica y cultural son: Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Costa Rica, México, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.

8 Comentarios

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  1. Luis Enrique el 10 agosto 2020 a las 12:16 PM Responder¿Traerlos obligados? Hay mucho lomo y brazos en Cuba todavía como para estimular la inmigración por razones económicas. Lo que sea que se adopte para ello, será mucho más caro que usarlo en lo nacional. Por no hablar del problema enorme que supone la retorcida y nula cultura económica que tenemos en el isla. Dónde «dame» es lo ideal y «hacer» está cerca del delito.
  2. Livio Delgado el 10 agosto 2020 a las 1:18 PM ResponderLos primeros que responderían a volver a vivir en su país de origen son los emigrados sin lugar a dudas, pero para esto, las causas que nos llevo a decidir hacer vida en tierras lejanas deben desaparecer, y hoy más que nunca vemos cuan presente están al tener que volver nuevamente poner comida en la mesa de nuestra familia con la moneda dura por nosotros enviada.La emigración política inicial que sobrevive hoy a los 60 años pasados, no creo regresen pues comenzar nuevamente no creo sea ni pensable para ellos, las oleadas posteriores, esos que usted llama “desafectos a la revolución” y que al producirse todas, la más lejana 1980 el Mariel, posterior a la institucionalización de la revolución en el decenio de los 70 del pasado siglo, y entonces pasar a ser el gobierno revolucionario actuante, prefiero recalcar su origen en que no estaban, o estábamos por que en ella me incluyo, de acuerdo con los resultados del gobierno revolucionario, Es mi opinión personal que un gran nosotros, los emigrados económicos derivados del fracaso continuado de la política revolucionaria, no hemos visto cambiar esos resultados, modos de gobernar y cambios políticos internos, entonces como pensar en que seria una buena oportunidad regresar a nuestra tierra y tener un proyecto de vida lograble.Sería ideal que los gobernantes actuales se sienten a conversar con esa emigración con la intención de trabajar en destrabar y crear caminos para devolver a nuestro país nuestros esfuerzos personales, pero como ya han anunciado la próxima conferencia la nación y la emigración seguirá siendo por invitación gubernamental a los grupos de exiliados afines a ellos, en la práctica son las selectivas comisiones de candidatura pero aplicadas a los exiliados leales llamados a conversar, cuando creo yo lo que se requiere es sentarse a debatir, el tiempo de conversar paso, con representantes de la gran mayoría de los que tenemos puntos de vistas diferentes al gobierno revolucionario y desde el respeto y la búsqueda de los puntos comunes de interés trabajar en lograr esa otra Cuba que ha de llegar.
  3. dario45666 el 10 agosto 2020 a las 1:20 PM Responderel estar obligado a un modo de pensar y de hacer,es el gran problema cubano.Creo va siendo hora que setermine esta obsecacion con el pensamiento unico,el partido unico,el periodico unico y el resolver problemas con ideas unicas.Cuba tiene potencial de,primero,poner a producir a los cubanos que se encuentra en cuba y los que se encuentran en el exranjero,a ponerlos con deseos de vivir en cuba,de ligar su suerte a las de todos los cubanos.Pero sin un pais con todos y para el bien de todos,nunca lo lograra y si vamos a darle el pais a los sirios,palestinos,senegaleses,burundiamnos,etc,etc,mejor creo lo proponemos como un estado de usa o una autonomia espanola o una provincia canadiense.No vayamos a olvidar el famoso juicio de salomon que por querer ser tan madre,(en ese jucio) preferia descuartizaran al hijo ,demostrando asi que ella no era la madre que,al contrario queria ver feliz asu hijo y no descuartizado!!!!Por que ese empecinamiento !!! Los habitantes de Puerto Rico,estan abocados a una votacion que puede hacerlos independientes….veremos !!
  4. tony antigua el 10 agosto 2020 a las 1:26 PM ResponderEsto vas alla de la densidad poblacional y los grupos etarios. He conocido que existen estudios no publicados sobre el deterioro del fondo genetico de la nación. Ojala algun especialista se animara a explicar algo de eso en LJC
  5. Jose A. Huelva G el 10 agosto 2020 a las 1:40 PM ResponderProfe Mario, soñar no cuesta nada, pero a veces hay que despertarse. La emigración es un proceso natural que no puede forzarse. Lo mas que hacen algunos países desarrollados en establecer tamices (filtros) para lograr tener los emigrantes que ellos quieren, pero el parámetro fundamental que define un balance migratorio positivo es una economía pujante y en alza. La pobreza no atrae emigrantes, y la falta de libertades mucho menos, porque estos son personas en busca de algo que falta en sus países, puede ser economía personal, realización profesional un ambiente mas propicio para criar sus hijos, hasta amor o el clima, pero lo que mas pesa en la balanza es la economía. Por eso es que vemos la constante emigración a países ricos del Norte. Estos países tienen todo tipo de filtros para escoger emigrantes que les beneficien económicamente y reporten a sus economías. Aún así tienen problemas para lograr esa emigración perfecta porque no son todos los que van, ni van todos los que son.
    Creo que Cuba antes de pensar en atraer inmigrantes, que dicho sea de paso vienen con un montón de problemas propios, por ser de otras culturas, religiones y formas de pensar muy distintas a las nuestras, debe pensar primero en detener el éxodo de nuestros propios nacionales sin coartarles sus libertades de viajar y vivir donde quieran. Nada de eso puede ocurrir si no hay Economía real, no esa economía de pedigueños, y parásita que tenemos por mas de 60 años. Nadie va dejar sus países de acogida con libertades que nunca soñaron los nacidos después del 60 para volver a tener una libreta de abastecimiento, esperar por el «vasito de leche» de un general o soñar con linea-mientos por mas de 10 años. Eso no va a pasar, mucho menos con grupos grandes de extranjeros que por mas que idealicen a la isla, al ver la dura realidad se sentirán no ya decepcionados, sino engañados. Además en el mundo libre hay unos cuantos países que hasta pagan a extranjeros para que vayan a vivir a determinados sitios donde los nacionales no quieren ir, Hasta eso sería mejor que irse a vivir a la Cuba actual.
  6. Castellanos el 10 agosto 2020 a las 3:06 PM ResponderHarold o quien esté a cargo: si no os gustan mis comentarios me lo dicen por lo claro, pero se ve bastante infantil que los tres comentarios que he hecho hoy me los hayan borrado.
    Gracias y saludos.

Carlos el 10 agosto 2020 a las 3:11 PM Responder

Castellanos es un error técnico de la izquierda, pues como no saben debatir lo que haces es imponer a la fuerza. Te mutilo y ya, te callo, te aparto. Los mismo me están haciendo a mi con mis comentarios. Y si es Harold el que los borra, ni siquiera tiene el valor de decírtelo. Hay que poner la música que a el le gusta. Así de sencillo funcionan los revolucionarios del siglo XXI

Así las cosas en LJC

  1. 8. Onelio Nelson García el 10 agosto 2020 a las 3:23 PM ResponderPido perdón por anticipado, por lo que voy a decir: _¡ Ni los haitianos quieren venir a vivir aquí!_
    Este paraíso-purgatorio socialista experimental no es apto para la vida humana, lo soportamos los que hemos mutado, nos hemos ido aplatanando y hemos sobrevivido en este medio tan hostil. No es un problema de amor o desamor a la patria, ni de ser o no revolucionarios, sino de resistir y/o morir porque no tenemos a dónde ir.

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