Un nuevo documento publicado por el Royal United Services Institute (RUSI) para Estudios de Defensa y Seguridad del Reino Unido, arroja luz sobre la compleja relación entre Italia y los dos principales adversarios de Occidente, Rusia y China. Italia es una gran potencia económica mundial. Es un miembro destacado del Grupo de los Siete (G7), que colectivamente representan más del 50 por ciento de la riqueza neta global. También es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea (UE).
A pesar de —o quizás debido a— su lugar central en la alianza occidental, Italia ha sido durante mucho tiempo un destacado defensor de la cooperación y el diálogo entre Occidente y Rusia. En 2019, se convirtió en el primer miembro del G7 y la primera gran potencia de la Unión Europea en firmar un Memorando de Entendimiento con China sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Beijing. Además, el sector privado italiano ha dudado mucho más que los de otros países occidentales a la hora de abandonar Rusia tras su invasión de Ucrania, y solo una empresa italiana ha salido por completo del mercado ruso desde febrero de este año.
Según dos investigadores italianos, Raffaello Pantucci, investigador asociado sénior de RUSI, y Eleonora Tafuro Ambrosetti, del Instituto Italiano de Estudios Políticos Internacionales (ISPI), la actitud cooperativa de Italia hacia China y Rusia ha llevado a algunos a acusar a Roma de ser un “caballo de Troya en Europa”. Pero en su artículo de investigación publicado por RUSI a principios de esta semana, Pantucci y Ambrosetti argumentan que la realidad es mucho más compleja, especialmente en el caso de las relaciones entre Italia y Rusia. Señalan que, de hecho, Italia ha sido una voz destacada a favor de la imposición de duras sanciones a Moscú en respuesta a su invasión de Ucrania. Actualmente, el estado italiano está buscando activamente desvincular su sector de importación de energía de Rusia.
Estrategia de compromiso
El artículo de investigación, titulado “Influencia rusa y china en Italia”, argumenta que la tendencia de Italia a “esconderse entre sus estrechos lazos transatlánticos y sus antiguas conexiones con Moscú y Pekín” no es nueva. De hecho, refleja una estrategia italiana de larga data, que tiende a permanecer relativamente constante y “no cambia según el color político del gobierno a cargo” en Roma. Como resultado, las relaciones de Italia con Rusia y China “muestran un patrón más o menos consistente” en la era posterior a la Guerra Fría, ya que Roma se orienta en gran medida “hacia el compromiso” tanto con Moscú como con Beijing. Leer más de esta publicación.
AUTOR
Dr. JOSEPH FITSANAKIS es un galardonado profesor de política que ha escrito y enseñado sobre temas de espionaje, inteligencia y seguridad por toda la década.
