Por PAUL HAVEN – Corresponsal – Cortesía de AP
LA HABANA (AP) — John Kerry, nominado a ocupar el cargo de secretario de Estado norteamericano, alguna vez decidió retener millones de dólares destinados al financiamiento de programas secretos estadounidenses para el desarrollo de la democracia en Cuba. Chuck Hagel, nominado para ser el secretario de Defensa, calificó alguna vez el embargo de Estados Unidos sobre la isla comunista como «absurdo» y anacrónico.
Ambos hombres están a punto ahora de ocupar dos de los cargos más importantes en el gabinete del presidente Barack Obama, algo que ha llevado a los observadores en ambos lados del Estrecho de Florida a decir que podría haber llegado el momento de un relanzamiento de las relaciones entre ambos enemigos de la Guerra Fría, a pesar de que aún existen obstáculos importantes en el camino.
La audiencia de confirmación de Kerry se realizó el jueves pasado y la de Hagel probablemente inicie el próximo jueves. Durante el turno de Kerry, fue un día marcado por trivialidades y elogios de sus colegas de mucho tiempo. El demócrata por Massachusetts, nominado para el máximo cargo de la diplomacia estadounidense, soslayó dos preguntas sobre Cuba sin proporcionar ningún indicio de su opinión sobre las relaciones bilaterales.
No obstante, los antecedentes de Kerry han mostrado cierta disposición a relajar la dura postura estadounidense hacia Cuba.
«Creo que tener un secretario de Estado y un secretario de Defensa que comprendan y estén dispuestos a hablar públicamente de que ese aislamiento es contraproducente es un muy buen inicio», dijo Tomas Bilbao, director ejecutivo del apartidista Grupo de Estudio de Cuba, el cual aboga por utilizar la participación para impulsar el cambio democrático. «Soy optimista respecto a esta oportunidad».
Carlos Alzugaray, un ex embajador cubano ante la Unión Europea y autor de varios estudios sobre las relaciones Cuba-Estados Unidos, dijo que si ambos hombres resultan confirmados, Estados Unidos tendrá unas voces de tan alto nivel a favor de la reconciliación que no se han visto desde el gobierno de Jimmy Carter.
Al mismo tiempo, la composición de los cubanoestadounidenses en Florida está evolucionando, con votantes más jóvenes que están menos ligados emocionalmente al asunto que sus padres y abuelos.
Las encuestas de salida de las urnas mostraron que 49% de los cubanoestadounidenses del estado votaron por Obama, casi el mismo porcentaje de hace cuatro años, un indicio de que el grupo ya no representa el papel determinante que tuvo alguna vez en las políticas presidenciales.
La atmósfera también está cambiando en Cuba.
Alzugaray subrayó que la isla ha tomado muchas medidas que serían normalmente bien vistas por Washington, como liberar a decenas de prisioneros políticos, abrir la economía a un capitalismo limitado, ser sede de negociaciones de paz de Colombia y eliminar la mayoría de las restricciones para que sus ciudadanos puedan viajar.
«Lo paradójico es que Cuba está cambiando y está cambiando en la dirección que Estados Unidos dice que Cuba debe cambiar, pero no hay medidas de contrapartida», dijo Alzugaray a The Associated Press en una entrevista en su apartamento de La Habana.
El mayor obstáculo al mejoramiento de las relaciones es sin duda el persistente encarcelamiento del contratista estadounidense Alan Gross, quien cumple una sentencia de 15 años por delitos contra el Estado después de ser descubierto instalando redes de internet clandestinas como parte de un programa de desarrollo de la democracia de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID).
La Habana ha insistido en que Gross, de 63 años, no será liberado hasta que Washington considere liberar a cinco agentes cubanos prisioneros en Estados Unidos. Uno está bajo libertad vigilada pero se le ordenó permanecer en el país y los otros cuatro siguen en prisión.
Quienes critican que se busque un acuerdo, entre ellos varios legisladores cubanoestadounidenses prominentes, dicen que ninguna de las reformas que ha realizado Cuba ha acercado a la isla hacia un Estado democrático después de 54 años de control de los hermanos Fidel y Raúl Castro.
Señalan que aún hay disidentes detenidos y acosados, los medios de comunicación cubanos no son libres, las elecciones se restringen a candidatos aprobados y el Parlamento cubano avala dócilmente las decisiones tomadas por los ancianos líderes de la isla.
La legisladora Ileana Ros-Lehtinen, una republicana de Florida nacida en La Habana y acérrima crítica de los Castro, dijo a The Associated Press que estaba profundamente preocupada sobre ambas nominaciones al gabinete.
«Ellos trabajarían por una política de apaciguamiento. Trabajarían para normalizar las relaciones. Esa es su filosofía. Sin embargo, no podrán conseguirlo», agregó.
Ros-Lehtinen dijo que espera que el probable reemplazo de Kerry como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata cubanoestadounidense Bob Menéndez, de Nueva Jersey, bloqueará cualquier intento de adoptar una línea más flexible.
Como presidente de la comisión en 2011, Kerry retuvo millones de dólares que habrían servido para financiar algunos de los mismos programas en los que estaba involucrado Gross. Kerry consideró que estaban mal concebidos y que eran un derroche de dinero.
Posteriormente llegó a un acuerdo con Menéndez para liberar el dinero. En la audiencia del jueves, Kerry dijo que como secretario de Estado, apoyaría dichos programas a nivel mundial, pero no mencionó a Cuba.
Hagel, un ex senador republicano por Nebraska, ha calificado al embargo comercial de 50 años como «una política obsoleta, poco realista e irrelevante» y dijo que Estados Unidos debería acercarse a la isla, de la misma manera que lo hace con otras naciones comunistas como Vietnam y China.
En su primer mandato de cuatro años, Obama eliminó restricciones en el número de veces que los cubanoestadounidenses pueden visitar a sus familiares en la isla y en la cantidad de dinero que pueden enviar en remesas. También facilitó los requisitos para que los estadounidenses puedan obtener permisos para visitar Cuba como parte de intercambios culturales, educativos y religiosos, aunque las visitas turísticas siguen prohibidas.
Desde 2009, la cifra de estadounidenses que viajan a Cuba casi se ha duplicado, de 52.000 por año a 103.000 en 2012, según estadísticas compiladas por la compañía Havana Consulting Group. Los viajes de cubanoestadounidenses para visitar a sus familiares aumentaron de 335.000 a 476.000 por año durante el mismo período. El incremento colocó a Estados Unidos en segundo lugar después de Canadá como fuente de más viajeros a la isla.
Sin embargo, de la misma manera en que los funcionarios estadounidenses han tomado con indiferencia las reformas cubanas, los líderes cubanos han desestimado las decisiones de Obama, a las que consideran como decorativas, diciendo que el mandatario ha fortalecido el embargo de muchas maneras al castigar a empresas que hacen negocios con la isla.
Los funcionarios cubanos han sido renuentes a hablar sobre las nominaciones de Kerry y Hagel por temor a que sus adversarios utilicen negativamente sus palabras. Sin embargo, un sitio en internet progubernamental, Cubasi, publicó el jueves un editorial periodístico que detalló cómo ambos hombres se han opuesto a la política tradicional de Estados Unidos hacia Cuba.
«Chuck Hagel no tiene problemas con Cuba», escribió el autor y muy conocido columnista Nicanor León Cotayo. «Por el contrario, ha demostrado sentido común para eliminar una de las políticas exteriores más anacrónicas de la Casa Blanca», afirmó.
Cotayo agregó que Obama tiene opciones reales y jurídicas para maniobrar y disminuir la tensión en las relaciones bilaterales.
Otros dicen que no creen que haya algún cambio.
Alzugaray, diplomático cubano de larga trayectoria, encogió los hombros cuando se le preguntó por qué no era más optimista de que en esta ocasión las estrellas se alineen hacia unas relaciones mejores.
«Digamos que estoy siendo cauteloso… ese perro me ha mordido varias veces, he pensado antes que ahora sí, que había las posibilidades y anteriormente siempre había algo que complicaba las cosas», comentó.
Nota: La periodista de The Associated Press Christine Armario en Miami contribuyó a este despacho.