Martes 9 Nov 2021
Carlos Giménez, que en cuestiones políticas suele oscilar más que una veleta azotada por un huracán, se baja ahora con que el nuevo plan de infraestructura aprobado por el Congreso –con el apoyo de 32 senadores y congresistas republicanos– “es un paso más para convertir a Estados Unidos en un país socialista”.
Giménez, quien cuando era alcalde condal se derretía de satisfacción cuando recibía dinero federal, no es el único. María Elvira Salazar, Mario Díaz Balart, Rick Scott y Marco Rubio, piensan lo mismo. Para ellos, renovar las carreteras y puentes, invertir en aeropuertos, Internet, en plantas de procesamiento de agua y en sistemas de protección contra fuegos naturales y ciberataques, es una estrategia marxista dirigida a envenenar los cerebros de los estadounidenses.
Recuerden bien estas declaraciones cuando intenten apropiarse políticamente de las partidas de más de $ 20 mil millones que vienen en camino a la Florida como parte de la nueva Ley de Infraestructura que el Presidente Biden promulgará en breve. No hizo falta su voto para ello.