Él era su faro, su inspiración y, sobre todo, el altavoz más potente con el que hubieran podido soñar jamás. El hombre más poderoso del planeta hablaba su mismo lenguaje, estaba en su misma cruzada: contra los inmigrantes, contra la política de siempre, contra las élites, contra la prensa, contra la ciencia.
Cortesía de La Vanguardia.
Él era su faro, su inspiración y, sobre todo,...