¿ES CUBA UN ESTADO PATROCINADOR DEL TERRORISMO? SEAMOS REALISTAS, DEPARTAMENTO DE ESTADO

Por Brigadier General John Adams y David W. Jones.

Brigadier General John Adams veterano de la Operación Tormenta del Desierto, en Kuwait en 1991, y del operativo militar de asistencia desarrollado en Rwanda en 1996. Estuvo también desplegado como asesor en Irak y Afganistan. En Afganistán figuró en el equipo que transfirió el poder de la autoridad estadounidense a los mandos de la OTAN. En la OTAN fue representante militar de EEUU y coordinador de estrategias políticas para esa organización hasta el 2007. Fue uno de los oficiales que dirigió las operaciones de recuperación en el Pentágono tras los ataques terroristas del 9/11. Actualmente es presidente de The Guardian LLC Six Consulting, una firma de consultoría de seguridad nacional con sede en Tucson, Arizona. El reconocido militar emitió sus opiniones luego de un reciente viaje a Cuba. El artículo aparece firmado junto al cabildero David W. Jones.

Brigadier General John Adams veterano de la Operación Tormenta del Desierto, en Kuwait en 1991, y del operativo militar de asistencia desarrollado en Rwanda en 1996. Estuvo también desplegado como asesor en Irak y Afganistan. En Afganistán figuró en el equipo que transfirió el poder de la autoridad estadounidense a los mandos de la OTAN. En la OTAN fue representante militar de EEUU y coordinador de estrategias políticas para esa organización hasta el 2007. Fue uno de los oficiales que dirigió las operaciones de recuperación en el Pentágono tras los ataques terroristas del 9/11. Actualmente es presidente de The Guardian LLC Six Consulting, una firma de consultoría de seguridad nacional con sede en Tucson, Arizona. El reconocido militar emitió sus opiniones luego de un reciente viaje a Cuba. El artículo aparece firmado junto al cabildero David W. Jones.

Brigadier General John Adams veterano de la Operación Tormenta del Desierto, en Kuwait en 1991, y del operativo militar de asistencia desarrollado en Rwanda en 1996. Estuvo también desplegado como asesor en Irak y Afganistan. En Afganistán figuró en el equipo que transfirió el poder de la autoridad estadounidense a los mandos de la OTAN. En la OTAN fue representante militar de EEUU y coordinador de estrategias políticas para esa organización hasta el 2007. Fue uno de los oficiales que dirigió las operaciones de recuperación en el Pentágono tras los ataques terroristas del 9/11. Actualmente es presidente de The Guardian LLC Six Consulting, una firma de consultoría de seguridad nacional con sede en Tucson, Arizona. El reconocido militar emitió sus opiniones luego de un reciente viaje a Cuba. El artículo aparece firmado junto al cabildero David W. Jones.

En 1979, el Departamento de Estado de Estados Unidos comenzó a designar a los países que “en repetidas ocasiones brindaron apoyo a los actos de terrorismo internacional” como Estados patrocinadores del terrorismo. En la actualidad, cuatro países están en la lista: Irán, Siria, Sudán y… Cuba.

En serio, ¿Cuba?

Países que no están en la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo son: Yemen, Líbano, Pakistán, Corea del Norte (el Departamento de Estado lo retiró de la lista en el 2008) y Libia (retirado en el 2006).

Cuba fue añadida al listado en 1982, debido a su apoyo a los rebeldes comunistas en África y América Latina en los años 60 y 70.

Tras regresar de un prolongado viaje de investigación a Cuba, donde nos reunimos con diplomáticos de las principales embajadas de países europeos y latinoamericanos, de la Sección de Intereses de Estados Unidos y funcionarios del gobierno cubano, hemos concluido que es simplemente ilógico y contraproducente mantener a Cuba en la lista. Es poca, si alguna hay, la evidencia de que Cuba presta apoyo al terrorismo, y todos los elementos indican además que no lo han hecho desde hace más de 20 años.

Después que terminó la Guerra Fría, muchos en la comunidad de inteligencia llegaron a la conclusión de que Cuba ya no era una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. El Informe sobre Terrorismo del 2008 declaró que Cuba “no apoya activamente la lucha armada en América Latina y otras partes del mundo”. El mismo informe señala además que “Estados Unidos no tiene pruebas de actividades de lavado de dinero relacionadas con el terrorismo o del financiamiento de actividades en Cuba”.

El informe del 2009 consideró: “No hay evidencia de apoyo financiero directo por parte de Cuba a organizaciones terroristas durante el 2009”. El informe del Departamento de Estado del 2010 declaró: “El gobierno cubano y los medios oficiales han condenado públicamente los actos de terrorismo de Al Qaeda y sus afiliados”.

¿Tiene acaso algún sentido mantener a Cuba en la lista, más de dos décadas después de los hechos citados en el documento original?

Entonces, ¿por qué el Departamento de Estado mantiene a Cuba en esta lista?

La razón parece ser que “el gobierno de Cuba continuó proporcionando refugio seguro a varios terroristas”, según el Informe sobre Terrorismo del 2008.

Echemos un vistazo a las evidencias.

En primer lugar, el Departamento de Estado alega que Cuba ofrece refugio a los terroristas de España.

El hecho es que un puñado de ex miembros de la organización Patria Vasca y Libertad -más conocida por las siglas de ETA- viven en Cuba en virtud de un acuerdo bilateral establecido hace décadas con el gobierno español. España ha manifestado público agradecimiento por la disposición de Cuba a acoger a estas personas y ha reconocido que este paso aumenta su capacidad para tratar más eficazmente con el grupo. La policía española mantiene incluso una pequeña presencia en Cuba.

En segundo lugar, el Departamento de Estado alega que los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos rebeldes colombianos, mantienen presencia en Cuba. El hecho es que Cuba no ha apoyado el ELN desde hace más de 20 años. Además, el gobierno colombiano declaró públicamente que Cuba ha desempeñado un papel útil en la facilitación de las conversaciones de paz con los rebeldes, según un reporte del Servicio de Investigación del Congreso en el 2007.

El informe del Departamento de Estado del 2010 se hace eco del documento del 2009, respecto a que “no hubo ninguna evidencia de apoyo directo financiero o material en curso” a las FARC.

Además de la falta de evidencia para sustentar el enlistamiento, hay razones convincentes por las cuales Cuba debe ser eliminada de ese grupo:

La presencia de Cuba en la lista daña la credibilidad de Estados Unidos con casi todos nuestros aliados clave y nos pone en contradicción con los países de América Latina que ven el listado como caprichoso y políticamente motivado.

Esto dificulta nuestra capacidad para trabajar con aliados y facilitar los contactos con  grupos rebeldes, como las FARC, que están encaminados a la reconciliación.

Estados Unidos paraliza así los esfuerzos para cooperar con Cuba en importantes asuntos de seguridad nacional para nuestra nación, incluyendo el tráfico transnacional de personas, drogas y armas, así como en los desastres ambientales.

La política estadounidense perjudica los intereses de nuestras empresas y trabajadores al justificar un embargo comercial con Cuba que nos impide la creación de nuevos empleos.

Por encima de todo, mantener a Cuba en la lista del Departamento de Estado socava los esfuerzos estadounidenses en la más amplia -y muy real- batalla contra el terrorismo.

Por todas esas razones, es hora de Estados Unidos ponga fin a nuestra contraproducente e hipócrita política y retire a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.

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