ANALISIS: La Guerrra del Gas.

Autor – Alfonso Puga*

La historia va definiendo conflictos bélicos en función del subyacente que los determina. Hoy en día estamos experimentando un conflicto bélico que podríamos determinar ‘sin precedentes’ más bien por sus características estratégicas que por su naturaleza en sí. De hecho, podríamos decir que quizás, y muy quizás, en el futuro esta guerra pueda llegar a llamarse la ‘Guerra del Gas’. Tenemos precedentes, y unos cuantos, pero sin ánimo de alargar este análisis, me remito a la(s) guerra(s) del opio como ejemplo comparativo. Guerras que sucedieron en un entorno similar al actual entre lo que llamaríamos confrontación entre occidente y oriente. Británicos y franceses enfrentados a China con el subyacente comercial del mercado del opio, ‘…sus causas fueron los intereses comerciales que crearon el contrabando británico de opio en la India y en China y los esfuerzos del gobierno chino por imponer sus leyes a ese comercio…’[1]. Aquí, vemos como una commodity subyace a un desacuerdo comercial entre una o varias potencias y entre ellas la potencia hegemónica del momento.

Vamos a analizar la situación actual, sus protagonistas, el potencial, o uno de los potenciales subyacentes, consecuencias y posibles desenlaces. Tenemos un conflicto bélico entre Rusia y Ucrania fruto de la invasión del primero sobre el segundo. Tenemos, a parte de Rusia y Ucrania, a otros protagonistas secundarios (quizás no tan secundarios) como USA, Europa y China; y como agente base de este análisis tenemos el gas natural. Por supuesto hay que tener en cuenta que hay más razones geopolíticas, históricas, económicas, etc. que también han afectado e influyen en lo que se ha desencadenado, pero en este análisis nos centramos en el gas natural como recurso geopolítico usado por sus protagonistas.

Para ponernos en precedentes, y tal y como comentamos en el artículo publicado por Global Strategy en enero del 2022 sobre la geopolítica del gas, Rusia es el principal productor de gas del mundo y exporta a Europa unos 160 mil millones de metros cúbicos (BCM). Tradicionalmente estas exportaciones se realizaban bajo contratos muy rígidos a largo plazo. La rigidez recaía en que se pagaba lo que se había contratado bien se consumía o no (Take or Pay-ToP). La razón de ello era y es que las inversiones en materia de gas natural y gas natural licuado (GNL) son muy intensivas en capital y por tanto para asegurar el retorno se exigen condiciones comerciales muy estrictas. Rusia vendía el gas a Europa, principalmente Alemania e Italia con fórmulas de precio indexadas al crudo Brent y con contratos de 20 años.

A partir de la crisis económica del 2008 y la crisis energética del 2011 debido a Fukushima[2], los principales compradores de gas natural y principalmente los alemanes vieron que los mercados del gas marcaban precios relativamente bajos respecto a los precios a largo plazo que tenían de compra, por lo que negociaron -con fuerza- modificar los precios de compra e indexarlos a los mercados del norte de Europa; y así obtener una cobertura natural. A todo ello, los compradores, en contra de la posición de Gazprom– empresa exportadora del gas natural ruso-, se posicionaron también para recortar los plazos contractuales de 20 años a contratos spot o de muy corto plazo. Los principales compradores europeos se salieron con la suya y Gazprom cedió a cambio de no perder cuota de mercado; hasta hoy en día.

A finales de la primavera del año 2021, los mercados de gas natural europeos marcaban niveles de unos 25.0 EUR/MWh. Niveles estándar y que pueden mantener el mercado en equilibrio, tanto a nivel europeo como a nivel mundial, donde la regeneración en inversiones y el equilibrio de oferta-demanda se mantiene en un punto óptimo. De todas formas, estos precios venían después de pasar unos años de penuria ya que los precios que marcaban los mercados incluso previamente a la crisis COVID eran sustancialmente bajos alrededor de los 10.0 EUR/MWh. Claramente con estos precios bajos, algunas empresas expuestas a compras de gas natural en Estados Unidos o con indexaciones al crudo Brent estuvieron sufriendo muchísimo ya que vendían por debajo del precio de compra. Sin querer extender más los precedentes, esto indica que, aun siendo un sector volátil tradicionalmente, estamos teniendo unos ciclos de mercado todavía más volátiles que en años anteriores. Las empresas europeas que compraban a mercados europeos habían tenido una situación ciertamente fácil comparado a los precios actuales del entorno de los 75.0 EUR/MWh.

Sin sacar conjeturas fuera de lugar, lo que sucedía en los mercados energéticos y del gas en Europa en la primavera del año pasado estaba seguramente en el radar de Rusia. Estas subidas de mercado principalmente marcadas por la supuesta salida de la crisis COVID hacía que el mercado fuera optimista y se demandara más energía. A todo esto, las tensiones creadas entre Rusia-OTAN-EU-USA llegaban también en un momento álgido; cabe por lo tanto considerar que Rusia podía ver un momento oportuno para intervenir en los mercados.

Cómo podría Rusia hacer que los mercados reaccionaran a su favor (bien que subieran desproporcionalmente o que cayeran a niveles ínfimos), pues maquillando los envíos de gas a Europa, pero para ello tenía que hacerlo de forma sutil y sin romper el estatuto legal de los contratos que tiene con las empresas europeas.

Gazprom, propuso a mediados de la década anterior construir el Nordstream II, un gasoducto de unos 50 BCM (equivalente a un tercio de lo que exporta a Europa) que iría en paralelo al Nordstream I cruzando el Báltico y entrando en Europa directamente a través de Alemania. Su análisis estratégico pasaba por i) incrementar ventas y así monetizar más reservas, ii) mantener cuota de mercado frente a potenciales productores que amenazaban con un incremento de producción tales como Estados Unidos, Qatar y el propio mediterráneo a través de las reservas de Israel y Chipre, iii) parte del volumen se dimidiaría en detrimento del volumen que ya fluía por el gasoducto de Rusia a Europa que pasa por Ucrania. Al bajar volumen de gasoducto ucraniano en favor del Nordstream II, Rusia podría debilitar económica y políticamente a Ucrania ya que cobraría menos por sus peajes, y por último iv) Rusia debilitaría cualquier otra iniciativa (ya en marcha) de vender gas de Medio Oriente vía los gasoductos que vienen del Este, operación que como veremos más adelante también beneficiaria a China.

Su estrategia por tanto fue la de nominar ciertos flujos de prueba del Nordstream II a principios de verano del 2021, flujos que finalmente no se darían y que al haber sido vendidos y no aparecer hicieron que los compradores buscaran alternativas en muy corto espacio de tiempo para cubrirse y esta oleada de demanda extra creo una espiral de aumento de precios hasta día de hoy exponiendo a los mercados energéticos a una inflación brutal.

Como hemos visto en un par de párrafos anteriores tenemos otro gran protagonista en esta batalla que es, como no, China. Los intereses del país asiático pasan por asegurar recursos necesarios para mantener su crecimiento económico a largo plazo. Actualmente el gas natural de China proviene de tres fuentes: producción nacional, importaciones de gasoductos e importaciones de GNL (gas natural licuado).

Históricamente, la mayor parte del gas natural de China proviene de la producción nacional, principalmente de pozos convencionales. En 2020, la producción nacional aumentó aproximadamente un 8 % hasta alcanzar los 194 BCM. El shale gas de China es el más grande del mundo, sin embargo, gran parte del shale gas está muy profundo, en áreas montañosas y tiene falta de recursos hídricos para su producción y por tanto es difícil de tener una producción competitiva y efectiva. La producción de shale gas en 2018 fue de aproximadamente 10 BCM, casi un 5% del total. China actualmente importa gas natural a través de dos sistemas de gasoductos: el gasoducto de Asia Central (de Turkmenistán, Kazajstán y Uzbekistán) y el gasoducto China-Myanmar. Las importaciones totales de gasoductos en 2020 totalizaron aproximadamente 45 BCM. De cara a la nueva década y para asegurar la sostenibilidad con la transición a gas natural, China aseguro capacidad nueva, vía el gasoducto conocido como el Poder de Siberia, que eventualmente podría alcanzar los 45 BCM por año aumentando al doble las importaciones por gasoducto, de hecho, se firmó definitivamente dos semanas antes de la invasión rusa sobre Ucrania. Puede ser una casualidad, quizás, o quizás no.

En 2018, las importaciones chinas de GNL crecieron un 41 %, casi igualando la vertiginosa tasa de crecimiento del 46 % de 2017, para alcanzar los 73 BCM, llegando a los 94 BCM actuales; a día de hoy parece que el crecimiento vía GNL se reduce y podría apostar por crecimiento por gasoducto, lo que daría a entender su connivencia con las estrategias de Rusia. La infraestructura de GNL se ha visto gravemente estresada, pero se están construyendo nuevas terminales receptoras de GNL, tuberías de gas natural e instalaciones de almacenamiento de gas natural para satisfacer una demanda en rápido crecimiento. A partir de agosto de 2019, 22 terminales de recepción de GNL estaban operando en China y hay más en construcción. China tiene aproximadamente 0.000 kilómetros de gasoductos de gas natural de alta presión o larga distancia.

Recapacitando, tenemos un agente que quiere vender gas pero no le dejan, otro que quiere comprar pero no lo tiene fácil de forma natural, geopolíticamente hablando. Es decir, geográficamente China no tiene acceso fácil al gas ruso y políticamente hablando, Europa y Alemania, en particular, con sus políticas de transición energética han facilitado que el gas ruso sea la mejor solución para dicha transición.

Nos falta en la ecuación que estamos analizando la variable catalizadora de los eventos que estamos viviendo, y esa no es otra que Estados Unidos. El principal consumidor de gas y petróleo del mundo encontró durante la década pasada la gallina de los huevos de oro aumentando la efectividad de la producción de shale oil y shale gas, colocándose así también como principal productor de las dos commodities. Desde mediados de la década pasada Estados Unidos se lanza a la exportación de petróleo y gas. Casi 8 años después, sigue exportando pero el potencial de las reservas le da mucho más recorrido de exportación. Pero la cuestión es que debido a la crisis económica de Europa y con el COVID como colofón, la demanda no está ahí para más exportaciones de los Estados Unidos. La solución más rápida y efectiva por eficiencia y proximidad sería vender gas a largo plazo a Europa ya que la economía de Estados Unidos no tiene capacidad para absorber todo el potencial de gas natural que se podría producir en dicho país.

Otro aspecto a tener en cuenta en el análisis son las transacciones económicas del gas, no tan abundantes como las del petróleo a día de hoy pero en breve podrían bien superarlo. La mayoría de las transacciones del gas se realizan en dólares, siendo el dólar la moneda de referencia y lo que le da poder a Estados Unidos desde un punto de vista económico y de ‘orden mundial[3]. Si estas transacciones se realizaran en otra moneda tal como el rublo, EURO o Yuan, Estados Unidos perdería poder de influencia mundial, y por mucho que pese a algunos, parece que vamos en esa dirección. El hecho que Rusia anunciara los cobros en rublos o que la invasión se hiciera coincidiendo con el petróleo llegando a los 100 dólares por barril no parece una coincidencia sino que claramente podría formar parte de un plan bien diseñado que nos lleva a una transición de orden mundial[4]. Francamente, no cabe en la cabeza que Rusia ordenara la invasión sin el beneplácito de China. La escalada de la crisis ha llevado a una superinflación pero hay otros componentes que no vemos en los medios que son la impresión constante de dólares por parte de la administración Biden y la estrangulación del suministro de materias primas principalmente de oriente a occidente. Nada es casual y todo ello facilita esta transición económica. Parece que Bretton Woods[5] ha caducado y que otro sistema asoma por la puerta. Bien sean Yuanes o alguna criptomoneda que podría hacer el papel de próximo patrón de moneda erradicado respecto al oro por Nixon en el año 1971.  

Después del análisis descrito, poder proceder a conclusiones determinantes no es muy difícil. Cabe decir que estas conjeturas son indicativas pero claramente las piezas encajan en el puzle. Estados unidos ha desplazado las exportaciones del gas ruso hacia el Este, dejando Europa a su disposición, de esta forma Estados Unidos puede monetizar reservas y vender gas natural licuado a Europa sustituyendo el gas ruso. Como contrapartida tenemos que Rusia puede vender el gas a China asegurándose así cuota de mercado y el flujo de capitales. Podríamos decir que esto último no debería interesar a Estados Unidos pero es un mercado lejano en distancia y de todas formas la presión sobre la transición energética en China o India hace que de alguna forma estos dos países sigan los postulados impuestos por occidente en materia energética y así, de alguna forma, siguen estando bajo el ojo del ‘gran hermano, el tío Sam’. No interesa que China o India no se suban al carro de la transición y mientras consuman gas se les podrá exigir más. Está en los intereses de occidente que los países en vías de desarrollo se sumen al tren de transición energética tal y como lo tiene diseñado occidente a pesar del peligro que conlleva forzar un desarrollo por encima de las posibilidades naturales del mismo; no tardaremos en ver como estos países se les somete al ‘peaje’ del CO2 más pronto que tarde. Un simple ejemplo comparativo es como si en medio del pleno desarrollo de la primera revolución industrial, Londres, por ejemplo, hubiera puesto restricciones al consumo del carbón porque polucionaba la ciudad. Si eso hubiera sucedido estaríamos en una situación muy diferente. Pero esto será tema para otro artículo.

A todo esto, China tiene el objetivo de asegurarse el suministro de gas, habiendo también firmado varios contratos con productores de GNL de Estados Unidos, lo cual le sirve para diversificar ya que tiene la flexibilidad del gas natural licuado transportado por barco y no por tubo. Adicionalmente, su objetivo es también asegurar el gas vía los ‘Tanes’ (Turkmenistán, Kazajstán y Uzbekistán) y precisamente que ese gas no llegue a Europa como sustituto del gas ruso en vías de ser vetado por Europa. Por tanto, a Rusia, ya le va bien que sea Estados Unidos quien suministre gas a Europa vía GNL, siendo un gas más caro que el que se pueda suministrar por gasoducto aunque este último no tenga tanta flexibilidad como el GNL. Así, China gana en competitividad industrial frente a Europa. Y también, cabe tener en cuenta que el hecho de que China apueste por el gas americano es para poder influir en los precios de los mercados. China se convertirá en el principal consumidor de materias primas y como no, de gas, por lo que podría estar en su mano poder tener cierta influencia en los precios. Si los mercados internacionales suben, China siempre tendrá el reducto del gas ruso y de los Tanes. Ese gas le da competitividad frente a los mercados Americano y Europeo que están sujetos a la liquidez de la oferta-demanda y de los índices de los mercados. Si estos suben, China siempre podrá desviar su GNL a Europa y participar del alza de los mercados.

Dos claros vencedores, China y Estados Unidos, aunque este último en menor medida ya que queda sujeto a una Europa débil. Un no tan claro vencedor, Rusia, pero que hizo bien los deberes antes de la invasión a Ucrania. Y un claro perdedor, Europa, que mire como se mire sigue siendo dependiente mientras se fuerce la transición energética con las políticas actuales. Europa tendría que haber recurrido a recursos propios, entre otros, el desarrollo nuclear, pero eso también lo dejaremos para otro análisis.


[1] Wikipedia: Guerras del Opio.

[2] Desastre Nuclear de Fukishima en invierno del 2011 en Japón.

[3] Concepto forjado por Ray Dalio. ‘who has spent half a century studying global economies and markets

[4] From legendary investor Ray Dalio, author of, Principles for Dealing with the Changing World Order

[5] https://en.wikipedia.org/wiki/Bretton_Woods_system

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AUTOR

*Alfonso Puga, Consultor estratégico en el sector energético y antiguo alumno del Master de Estudios Estratégicos y de Seguridad Internacional de la Universidad de Granada

Fuente: GLOBALESTRATEGY

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