Guaidó decepciona a Venezuela

Trump pierde confianza en el presidente interino de Venezuela. Pero lo que es más importante aun, es que también lo han hecho los venezolano

Por Daniel Di Martino*     —       Fuente: Washington Examiner

Trump pierde confianza en el presidente interino de Venezuela. Pero lo que es más importante aun, es que también lo han hecho los venezolano

El presidente Trump supuestamente está perdiendo confianza en que Juan Guaidó, el líder legítimo de Venezuela, pueda derrocar al dictador socialista Nicolás Maduro, y está en consecuencia considerando opciones más fuertes para lograr este objetivo. Ha pasado casi un año desde que Guaidó asumió el cargo de presidente interino de Venezuela y desde que Estados Unidos inició una de sus campañas de sanciones más rápidas y fuertes para derrocar al tirano.

Sin embargo, Maduro todavía tiene secuestrados a casi 30 millones de mis compatriotas venezolanos.  El sistema socialista, aunque recientemente relajado, continúa matando personas inocentes todos los días. El único camino que queda a seguir es que los venezolanos reemplacen a Guaidó por alguien que esté dispuesto a trabajar en términos transparentes con Estados Unidos y nuestros aliados cercanos en la región, Colombia y Brasil.

Trump tiene razón en desconfiar de Guaidó y tiene opciones para terminar con la amenaza que el régimen de Maduro representa para Estados Unidos. No obstante, esto no será fácil y requerirá que Trump y su equipo utilicen el poder diplomático y militar de Estados Unidos.

Lamentablemente, hay más razones para ser pesimista que optimista sobre el futuro de Venezuela.  El resultado más probable es la consolidación de una segunda dictadura al estilo de Cuba, pero que, a diferencia de la isla, tiene acceso a reservas de petróleo y recursos naturales prácticamente ilimitados, incluyendo oro, coltán y uranio. Maduro no es solo un dictador, es el líder de un grupo de narcotraficantes y terroristas internacionales.  El está respaldado por intereses malvados, poderosos y bien financiados como Cuba, Irán, Rusia y China. Más importante aún, grupos narcoterroristas como las FARC, el ELN e incluso los carteles mexicanos y Hezbollah operan libremente en un territorio muy extenso para exportar cocaína a los Estados Unidos.

Esta desesperanza puede ser sorprendente para muchos, ya que, a principios de este año, todos declararon que el régimen de Maduro estaba a punto de caer.  Pero no para mí, un venezolano que ha aprendido sobre lo que Maduro puede y no puede hacer y lo que lo mantiene en el poder. He estado diciendo desde que Guaidó asumió el cargo en enero que el reconocimiento internacional y las sanciones eran pasos positivos pero insuficientes para derrocar a la dictadura de Maduro, y que Guaidó tenía que estar listo para pedir apoyo militar internacional.  En mayo, dije que alguna forma de acción militar internacional era la única forma que quedaba para restaurar la democracia y salvar la vida de millones de venezolanos.

Pero Guaidó no siguió este consejo.  En cambio, rompió su promesa de no participar en diálogos falsos al participar en dos diálogos con Maduro, dándole al dictador más tiempo para organizarse y enfriando las protestas contra el régimen. Esto no es nuevo: Maduro y Chávez han usado el diálogo como una herramienta para quitarle impulso a la oposición por los últimos 20 años. Guaidó nunca solicitó el apoyo militar de nuestros aliados, a veces diciendo que lo consideraría «si se lo ofrecían» y otras veces, afirmando que la rechazaba, o incluso burlándose de la idea durante eventos públicos.

Si eso no fuera suficiente, Guaidó tiene corruptos y colaboradores de Maduro en​ ​su equipo. Est​o​ último se ​confirmó nuevamente hace dos semanas cuando se reveló que varios diputados de la MUD, la coalición de Guaidó, usaron dinero público para pagar por prostitutas en Colombia. Luego, el ahora exembajador de Guaidó en Colombia reveló que los funcionarios del gobierno de Guaidó presionaron a la comunidad internacional para que levantara las sanciones contra su amigo ​​corrupto​ ​​chavista​, entre otras revelaciones.

​Todo esto no solo causó que Guaidó perdiera la confianza de Trump, sino que también perdió la de Venezuela. Su índice de aprobación se revirtió por completo desde enero hasta este mes, pasando de casi 9 de cada 10 venezolanos apoyándolo, a casi 9 de cada 10 que lo ven negativamente —tan impopular como Maduro—.

Aquí es donde Estados Unidos puede ayudar con dos acciones concretas. Primero, el enviado de Estados Unidos a Venezuela (o el propio Trump) deberían llamar a Guaidó y pedirle que renuncie y luego pedir pública o privadamente a los miembros de​ la Asamblea Nacional ​de Venezuela que instalen ​a ​un líder que no sea corrupto y que esté comprometido con acciones firmes contra Maduro​ junto con ​los Estados Unidos y nuestros aliados más cercanos. En segundo lugar, la burocracia ​estadounidense​ ​debe comprender que Maduro solo puede ser derrocado por la fuerza — no por una guerra, sino fuerza— . Esto incluye, pero no se limita a, ​encausar legalmente y capturar​ a los​ líderes del régimen dentro y fuera de Venezuela para usarlos​ fichas de negociación, ​hacer ​guerra c16ibernética​ e intercambiar inteligencia con un futuro gobierno interino transparente. ​

Guaidó no cumplió y con razón está perdiendo16 la confianza de Venezuela. Es arriesgado reemplazarlo y usar la fuerza contra Maduro, pero no hacer nada es aún más arriesgado y es un camino que nos llevará a la derrota segura. Trump lo sabe, y es hora de hacer algo al respecto.

*Daniel Di Martino es el Secretario Político de Vente Venezuela en Estados Unidos y vive en Indianápolis, Indiana desde el 2016

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