Por Fernando Ravsberg – Cortesía de Cartas desde Cuba- BBC
El Ministerio del Interior de Cuba publicó un informe oficial sobre la investigación del accidente en el que fallecieron 2 opositores, entre ellos Oswaldo Payá Sardiñas, líder del Movimiento Cristiano Liberación, el grupo disidente más numeroso del país.
Ratifican lo ya informado anteriormente que “el pasado 22 de julio a las 13:50 horas, un auto Hyundai Accent matrícula de turismo T31402, se salió de la vía y se impactó contra un árbol en un tramo de la carretera Las Tunas-Bayamo, en la localidad de Las Gabinas, provincia Granma”.
Según el comunicado el vehículo era conducido por el español Ángel
Carromero, a su lado venía el ciudadano sueco Jens Aron Modig y detrás viajaban los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, ambos fallecidos en el accidente.
Aseguran que el español entró en un terraplén a“120 kilómetros por hora y que fueron su falta de atención al control del vehículo, el exceso de velocidad y la incorrecta decisión de aplicar los frenos de manera abrupta en una superficie resbaladiza, las causas que determinaron este trágico accidente que costó la vida a dos seres humanos”.
Los errores del conductor
El comunicado del Ministerio del Interior explica que “el tramo de la carretera en que ocurrió el accidente está en reparación y por espacio de unos dos kilómetros no se encuentra pavimentada (…), lo cual lo convierte en una especie de terraplén con abundante gravilla; por tanto, muy resbaladizo.”
Sin embargo, los peritos aseguran que “el lugar es una vía recta que cuenta con buena visibilidad y había una señal que indicaba la existencia de hombres trabajando en su mantenimiento, precedida de otras similares que alertan a los conductores de los tramos en reparación”.
En sus declaraciones a la policía Carromero aseguró no “haber visto la señalización que alerta sobre el estado en que se halla la vía. Añadió que irrumpió al terraplén a una velocidad que no puede precisar, debido a que no iba observando el cuentamilla”.
El español habría declarado a las autoridades que “al percatarse de que transitaba sobre grava, intentó disminuir la velocidad mediante un frenazo brusco y el auto comenzó a resbalar de lado hasta impactarse contra el árbol”.
El desastre
Según el Capitán Jorge Fonseca Mendoza, perito del lugar, “el conductor aplicó los frenos de una manera abrupta, ochenta metros después de haber entrado al terraplén, perdió el control del vehículo y el carro giró del costado izquierdo”.
Siguió resbalando “por espacio de 63 metros, se movió con el frente hacia la cuneta y el maletero hacia el centro de la vía, hasta impactar con un árbol en el borde derecho de la carretera, lo cual confirma la extrema velocidad con que era conducido”.
Aseguran los investigadores que “el vehículo presentaba una abolladura de 67 centímetros de ancho con 45 centímetros de profundidad en el lateral izquierdo trasero (…) cuyas características y dimensiones se corresponden con el tronco del árbol referido”.
3 testigos confirman lo ocurrido, José Duque, vecino de la zona que transitaba en bicicleta por la carretera, el tractorista Lázaro Parra y el campesino Wilber Rondón, quien circulaba en sentido contrario y declaró que “cuando me acercaba vi que el carro perdía el control y se impactaba contra un árbol de la cuneta”.
¿Accidente o complot?
Blogueros disidentes propagaron la versión de que el automóvil había sido sacado de la vía embestido por un camión, la familia de Oswaldo Payá ponía en duda que se tratase de un simple accidente y solicitaban una investigación exhaustiva del hecho.
Sin embargo, hasta ahora no hay ningún elemento de peso que pueda sostener la versión un complot para el asesinato del disidente. Incluso circularon en internet fotos apócrifas de un vehículo chocado que no coincidía en color, modelo ni matricula.
De confirmarse que las muertes de Payá y Cepero se produjeron por violaciones de las leyes de tránsito cometidas por Ángel Carromero, este enfrentará cargos criminales y seguramente deberá cumplir una pena que puede ir de 1 a 10 años de prisión.
El tema es aún más complejo porque tanto el español como el sueco Jens Aron Modig, son dirigentes juveniles de partidos de derecha de sus respectivos países, que entraron a Cuba como turistas y realizaban en realidad tareas de apoyo a la disidencia.