Ing. Miguel Díaz-Canel, una tarea de gigante.

El Ing. Miguel Díaz-Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, por su actuar, en tiempo real, persuade de que estamos en presencia de un excelente Gerente Publico de primer nivel de gobernabilidad en función de servir, y con voluntad para hacerlo, a su pueblo.

Por Dr. José R Alfonso. Political Science, PhD. Strategic Political Intelligence, Master.

La Habana. Antes de la publicación del artículo de opinión “Romper la inercia” escrito por Yassel A. Padrón Kunakbaeva, publicado en La Joven Cuba,deseamos aclarar lo que sigue: Sin cuestionamiento alguno, hasta la fecha, el Ing. Miguel Díaz-Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, por su actuar, en tiempo real, persuade de que estamos en presencia de un excelente Gerente Publico de primer nivel de gobernabilidad en función de servir, y con voluntad para hacerlo, a su pueblo -como demostró en su trayectoria por las diferentes provincias durante su tiempo de administración política- en los cuales elevó la calidad de vida de sus respectivos residentes; por demás el hecho de pertenecer a una generación nacida después de 1959 -no contaminada con prácticas políticas de antes de esa fecha-; su proceder de las filas estudiantiles universitarias (un tecnócrata); y por el contacto directo líder-pueblo que observamos, mantiene y sostiene frecuentemente la relación con el “hombre de a pie” (el pueblo) y la búsqueda de soluciones, dentro de las limitaciones, a sus problemas.

Pero su Gobernabilidad Política tiene ante sí un gigante despierto -grupos generacionales próximos y pasada de la tercera edad aun en el  poder y unidos indirectamente a una burocracia asfixiante- que  durante años se ” han servido ” del “hombre de a pie”, unos con dolo otros con culpa, constituyendo sus opositores internos, “el afamado Bloqueo Interno”, los que luchan por mantener el “statu quo” imperante a través de una resistencia callada como mecanismo de su supervivencia. Son remanentes directos del Socialismo de Estado (modelo Stalinista), que con sus aciertos y errores, fuera asumido de forma oficial y pública, en 1961, por la Revolución triunfante en la isla, como doctrina política de obligatorio mandamiento de supervivencia política-económica como estado-nación y garantía de permanencia continua en el poder, única opción frente a la hegemonía bélica de los EE.UU. dentro de un mundo bipolar.

Ahora todo parecer indicar que después de experiencias pasadas -desde  tiempos de bonanzas hasta un Periodo Especial- ha llegado el tiempo para que La Habana tenga presente las palabras de Carlos Marx referente a la importancia vital de que tiene la Base Económica a la que definió: “Base Económica se llama el modo de producción que forma el cimiento de un régimen social. La base económica de la sociedad determina todas las superestructuras sociales: el Estado, las instituciones políticas, las ideas y las teorías. Con el cambio de la base económica de la sociedad se efectúa más o menos rápidamente, una transformación en toda la inmensa superestructura”.

Desafortunadamente la República de Cuba por sí propia nunca tuvo una Base Económica  sólida por no contar con suficientes recursos naturales productores de riquezas, aunque sí con un capital humano capaz de crear parte de ella, en todos los tiempos. Por lo que la isla siempre, repito, siempre, ha tenido que depender de las grandes potencias para su desarrollo y mantenimiento económico: Primero de España en la época de la colonia; seguido de los EE.UU. a partir de su independencia en 1901 hasta 1959; de la URSS, a partir del triunfo revolucionario de 1959 hasta su implosión en 1999; algunos años después por la República Bolivariana de Venezuela, que, en tiempo real, comienza a recortar su ayuda; ¿a partir de ahora cual será la nación que garantizará parte de esa Base Económica?

En épocas anteriores, a 1959, existía un axioma donde se expresaba: “Sin azúcar, no hay país”  no en referencia al dulce producto de la caña sino al dinero que esta representaba para su economía. Ello lleva al axioma de “Sin dinero, no hay país”

Lo cierto es que el Modelo Socialista de Estado y su aparato de Globalización, el CAME,  mostraron  ser, en la práctica, disfuncionales, por lo que de seguro los “think thank” político-económicos que rodean al Presidente Díaz Canel -de no ser así sería algo sumamente preocupante  para su pueblo- comenzarán a diseñar un modelo de Socialismo que liberará, repito, liberará  la Base Económica que definiera Marx, en un modelo en el que  la nomenclatura política actual no perdería su poder político ni tampoco eliminaría los beneficios de su plataforma de justicia social en favor del pueblo. Pero teniendo como premisa fundamental que el Estado (gobierno) no se inmiscuirá en los asuntos económicos de la nación (pueblo).

Modelos de Fórmulas de Gobernabilidad sobran, China, Viet Nam, los 10 países Nórdicos, pero la fórmula adoptada deberá ser a lo cubano, cocinada a fuego lento, con una sazón bien, pero bien criolla  teniendo siempre en cuanta las características antropológicas de los cubanos de nueva generación, que no son chinos, rusos, vietnamitas ni nórdicos asumiendo por demás la divisa básica de ser incluyente, no excluyentes, es decir, que beneficie tanto a los inversionistas extranjeros como, al parecer están proponiendo hacer, a cubanos residentes y a los de la diáspora pero con garantías reales para todos.

Francamente el tiempo conspira contra el Presidente Miguel Díaz Canel para aplicar la Formula de Gobernabilidad que sus “think thank” decidan asumir pues este tiene solamente dos mandatos como término. Algo fundamental en esa Fórmula es poder lograr “cambiar lo que debe ser cambiado” aunque esto corresponde al pueblo, pero respetar por razones, méritos históricos y sobre todo de seguridad a la generación fundacional del proceso revolucionario iniciado dentro del periodo 1952-1959.

Acerca de “La Joven Cuba”

Como profesional especializado en Inteligencia Política Estratégica he venido siguiendo, y realizando, Análisis de Contenido (OSINT) –basado en la escuela del profesor estadounidense Sherman Kent – de algunos sitios web de interés dentro de la blogósfera, con vistas a compilar y analizar Intel    pública para informar en codigoabierto360.com, entre estos, en especial, sobre “La Joven Cuba -desde sus inicios hasta la fecha- producto de la profundidad filosófica política de muchos de sus artículos de opinión relacionados con el Estado cubano. Ello me ha llevado a valorar a La Joven Cuba como un centro “independiente” de “think thank” -todos dentro de la línea ideológica imperante en la isla, es decir, a favor del proceso revolucionario cubano actual-  cuyos objetivos principales son el tratar de lograr “cambiar lo que debe ser cambiado” del Socialismo de Estado adoptado desde hace 60 Años. Análisis que además conducen a evaluar que algunos de los contenidos escritos por determinados autores, siguen la regla básica de la objetividad, al “no tomar partido”, -aun cuando algunos de estos no estén consciente de ello- y cuyos  ejes de dirección política planteados deberían ser tomados en cuenta por los “hacedores de política de la isla” a la hora de evaluar sus propios análisis, una forma técnica y profesional de aprovecharla. Ellos conocen que el 80% de información “de interés”, hoy en día, está en INTERNET  y que la  inteligencia de fuente abierta (OSINT) recopilada de información pública disponible son de un valor incalculable no sólo para los Servicios Especiales sino además para los “hacedores de política nacional” de cualquier nación.

Evaluación donde no dejo de reconocer la valentía personal de profesores universitarios y jóvenes revolucionarios matanceros que integran “La Joven Cuba” pues estos conocen muy bien, basado en experiencias de un pasado no muy lejano y algunos casos actuales, las consecuencias sociales y laborales a  pagar por los puntos de vista que exponen en sus artículos de opinión. Así como del fuego de “censura y aniquilamiento” al que han sido, y son, por parte de “patriotas y revolucionarios de la blogósfera asentados fuera y dentro de la isla” reclamando ” sangre” para que las autoridades prohíban su inclusión en la red de redes. Esfuerzos estériles, hasta la fecha, lo que habla a favor de que son reales las palabras  del General Raúl Castro Ruz: “cambiar todo lo que debe ser cambiado”.

Son tan interesantes algunos de sus artículos y reflexiones que, reconociendo la fuente y al autor, replico algunos de ellos en la columna CUBA POR DENTRO como forma de aumentar su difusión pero principalmente su reconocimiento, de acuerdo o en desacuerdo con ello, a la calidad política y valentía del autor.

A continuación el  artículo de opinión de “La Joven Cuba”

Romper la inercia

Por Yassel A. Padrón Kunakbaeva

En las últimas semanas, él ha estado muy activo. Su discurso en la clausura del Congreso de la UNEAC fue bastante duro contra las dinámicas del inmovilismo, el pensamiento colonizado y la corrupción. Entre las medidas que ha anunciado está una transformación en la manera de concebir el plan de la economía; ahora se plantea que debe construirse de abajo hacia arriba, aunque por el momento esto se concreta solo en una mayor participación de las empresas en la elaboración de las propuestas iniciales. Sacó adelante la promulgación del Decreto 373 de medios audiovisuales, nuevas medidas encaminadas a otorgar una mayor autonomía financiera a las empresas estatales, y el bien recibido aumento salarial al sector presupuestado.

Con estas acciones, el Presidente muestra su disposición a escuchar al pueblo, y a tomar las medidas necesarias para sacar al país de la situación actual, a pesar de que las circunstancias externas no son las más favorables. Es interesante la manera en que decidió romper el círculo vicioso de baja productividad y bajos salarios: ya que no podemos esperar por un aumento de la productividad que parece imposible que ocurra mágicamente, pues aumentamos el salario, y primero para aquellos que más desfavorecidos han estado en los últimos años.

Por supuesto, ninguna de estas decisiones las sacó el Presidente de debajo del sombrero, son el resultado de sus contactos con la población, de escuchar las inquietudes que se manifiestan en los diferentes espacios, incluyendo las redes sociales, de tomar en cuenta la opinión de los especialistas en cada materia. Porque ahí se ve otro de los aciertos del estilo de gobierno colectivo que él ha promovido:

Su capacidad para aunar los esfuerzos y las capacidades de muchos en busca de una solución.

Ahora bien, es cierto que todo esto nos hace ser optimistas acerca de la gestión de quien ostenta el más alto cargo en la jefatura del Estado, pero sería un grave error poner todas nuestras esperanzas en él. El presidencialismo, el poner toda la carga en una persona, es una forma de alienación. Por definición, y mucho más en una sociedad de transición socialista, ningún individuo puede por sí mismo transformar una sociedad. Se necesita la participación de todos para que el desarrollo sea efectivo.

Por eso me gustó tanto un simpático hashtag que circula en estos días por las redes sociales: #ElSóloNoPuede

En efecto, sólo no puede. Todavía puede hacer mucho más, de eso no hay duda. Pero en última instancia será la participación activa de la sociedad civil lo que podrá garantizar una verdadera regeneración del socialismo cubano. Para ello, es necesario dejar de tener una concepción fetichista del Estado.

En cualquier sociedad, y más en una que pretende ser de transición socialista, el Estado es una construcción social, una institución en la que se expresan las correlaciones de fuerza a lo interno de la sociedad civil. Existen siempre fuerzas que empujan en una dirección progresista y fuerzas conservadoras. Las fuerzas que predominen a nivel social tendrán su expresión en el Estado.

Si llevamos esta manera de pensar a Cuba, nos servirá para entender que si Díaz-Canel hoy toma estas medidas, es porque ha habido un acumulado de demandas, de pugnas por parte de la población, de reclamos a lo largo de los años, que han condicionado este viraje.

La lucha definitoria ocurre dentro de la sociedad civil.

Por eso, no es momento para la desmovilización, para dejarnos caer suavemente en la confianza en el líder. Esa es una posición muy cómoda. Lo que hay que hacer es arreciar la lucha contra lo mal hecho, contra el inmovilismo burocrático allí donde se encuentre. Una lucha que empieza para cada cual en su entorno más cercano, que puede ser el centro de trabajo, el barrio o la escuela. Debemos ser conscientes de que la batalla por Cuba es de todos, que el Presidente no puede sólo, sino que es el impulso del pueblo el único verdaderamente transformador.

A fin de cuentas, la voluntad popular es la soberana, y el Presidente no es más que un representante de esa voluntad popular.

También, hemos de concientizar que, si no respondemos y avanzamos juntos, todo caerá en saco roto. No podemos subestimar el poder de la inercia, del burocratismo y el oportunismo para contrarrestar cualquier esfuerzo positivo. La gran legión de los acomodados puede convertir los esfuerzos de cualquier individuo, no importa el cargo que ostente, en un simple ejercicio de arar en el mar.

Esta es una batalla de todos, y debemos alegrarnos de tener un Presidente que interprete correctamente la voluntad popular, pero la batalla debe continuar sobre la base de su propio impulso.

Para contactar con el autor: [email protected]

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