Por Thierry Meyssan

En este cartel de propaganda electoral, los límites del “Kurdistán independiente” van más allá de la región autónoma y abarcan territorios pertenecientes a Irak y Siria.
En un mundo donde las imágenes se han vuelto más importantes que las realidades, la prensa habla hoy de un referéndum democrático por la independencia del Kurdistán iraquí. Pero, aparte de que ese referéndum –desde el punto de vista constitucional– tendría que realizarse en todo Irak y no sólo en la zona independentista, está el hecho que varios millones de pobladores no kurdos ya han sido expulsados de sus tierras, a las que no podrán volver. En los locales asignados para votar, sólo los independentistas velarán por la legalidad de la consulta. Thierry Meyssan revela la verdad sobre esa superchería y los intereses imperialistas que se esconden tras ella.
El referéndum por la independencia de Kurdistán no pasa de ser una patraña. Estados Unidos, que proclama públicamente su oposición a esa consulta, en realidad la apoya por debajo de la mesa. Lo mismo hacen Francia y el Reino Unido, con la esperanza de que Washington convierta en realidad el viejo sueño colonial franco-británico. Rusia no se queda atrás, dejando entrever que –aunque se opone a todo cambio unilateral– podría apoyar la independencia… al menos si todo el mundo admite la independencia de Crimea y, por ende, su regreso a la Federación Rusa.
El grado de hipocresía de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU es tan alto que ni siquiera han logrado pronunciarse sobre el referéndum kurdo, a pesar de su aparente unanimidad. No adoptaron una resolución –o sea, un texto jurídicamente consistente a la luz del derecho internacional. Tampoco adoptaron una declaración de la presidencia del Consejo –lo cual constituiría una posición de sus miembros. Sólo dieron a conocer un insípido comunicado de prensa al término de la reunión que sostuvieron el 19 de septiembre [1].
Hoy existen en el mundo 8 Estados no reconocidos –Abjasia, la República Turca del Norte de Chipre, el Alto Karabaj, Kosovo, Osetia, Sahara Occidental, Somalilandia y Transnistria– y 2 territorios europeos esperan alcanzar la independencia –Cataluña y Escocia. Toda modificación del estatus del Kurdistán iraquí tendrá consecuencias para esa decena de territorios que aspiran a convertirse en países independientes.
La independencia del Kurdistán iraquí implicaría una tergiversación del derecho internacional ya que sería desplazar el Kurdistán, reconocido en 1920 por la Conferencia de Sevres, del territorio de la actual Turquía al territorio de Irak. Claro, todo el mundo se ha acostumbrado a utilizar la palabra «Kurdistán» para designar esa región de Irak donde Londres y Washington han supervisado, desde 1991, una limpieza étnica lenta pero sostenida.
Durante la operación «Tormenta del Desierto», esa región albergaba una mayoría de iraquíes kurdos. Londres y Washington la convirtieron en una zona de exclusión aérea para la aviación del presidente iraquí Saddam Hussein. Allí impusieron arbitrariamente en el poder a uno de los colaboradores que habían utilizado durante la guerra fría, Massud Barzani, quien inició el desplazamiento forzado de las poblaciones que no eran kurdas.
Este mismo Barzani, electo por 2 veces después de aquello, ahora se aferra al poder a pesar de que su mandato expiró ya hace 2 años. Desde el fin de ese mandato, la Asamblea Nacional, que exige que Barzani abandone el poder, se ha reunido sólo una vez… para votar el principio de la realización del referéndum. Pero lo hizo sin la participación del Goran, partido que denuncia incesantemente el sistema feudal de los Barzani y del clan Talabani, así como el nepotismo y la corrupción, consecuencias de ese sistema. De hecho, Massud Barzani ha estado en el poder durante 26 años consecutivos.
De 1991 al año 2003, los pobladores no kurdos abandonaron poco a poco la zona de exclusión aérea, que acabó siendo proclamada Kurdistán iraquí después del derrocamiento de Saddam Hussein.
El 1º de junio de 2014, los servicios secretos de Arabia Saudita, Estados Unidos, Israel, Jordania y los del gobierno regional del Kurdistán autónomo iraquí, Qatar, Reino Unido y Turquía sostuvieron en Amman (Jordania) una reunión para preparar la invasión de Irak por parte de Daesh. Sabemos de la realización de esa reunión por el documento turco que el diario Ozgur Gundem publicó inmediatamente [2]. Ese cotidiano, con el que yo he colaborado, fue cerrado después por el «sultán» Recep Tayyip Erdogan [3].
Según aquel documento, se decidió coordinar las acciones de Daesh con el Kurdistán iraquí. El Emirato Islámico (Daesh) lanzó una ofensiva relámpago para ocupar Mosul mientras que el Kurdistán iraquí se apoderaba de Kirkuk. El presidente Massud Barzani había estado en Jordania 4 días antes para reunirse con varios de los participantes en aquel encuentro, en el que tuvo mucho cuidado de no participar personalmente, aunque estuvo representado por su hijo Masrur, que dirige su propio servicio de inteligencia.
Cuando Daesh invadió la porción de Irak que Estados Unidos ya le había concedido, tomó prisioneros a los yazidíes y los convirtió en esclavos. La inmensa mayoría de los yazidíes son kurdos pero, en aplicación de lo decidido en Amman, los Barzani no intervinieron para ayudarlos, ni siquiera cuando algunos de aquellos yazidíes huyeron a las montañas de Sinyar. Aquellos fugitivos acabaron siendo salvados por comandos del PKK, la organización separatista de los kurdos de Turquía. Los kurdos de Turquía salvaron entonces a todos los yazidíes –fuesen kurdos o no– y utilizaron esa victoria para pedir el reconocimiento de los occidentales, que los consideran terroristas desde los tiempos de la guerra fría.
La nueva versión de aquellos hechos que el clan Barzani ha difundido nunca podrá borrar el crimen que los Barzani perpetraron contra su propio pueblo [4]. En todo caso, desde la liberación de sus tierras, los yazidíes que allí se mantienen han proclamado su propio gobierno autónomo y se niegan a quedar bajo la administración de otros kurdos, de manera que todos los yazidíes boicotean el referéndum [5].
Otro kurdo célebre que participó en la reunión de Amman fue el islamista Mullah Kerkar. Este individuo estaba purgando 5 años de cárcel en Noruega por haber amenazado de muerte a la futura primera ministro Erna Solberg. Cuando se suponía que debía estar en la cárcel, Mullah Kerkar llegó a Amman –en un avión de la OTAN–, participó en la reunión preparatoria de la ofensiva de Daesh contra Irak y luego volvió a su celda en Noruega. Allí reveló que había jurado fidelidad a Daesh y, en vez de ser juzgado por ser miembro de una organización terrorista, se le concedió una reducción de pena que le ahorró 2 años de cárcel y… fue liberado. A partir de entonces dirigió Daesh en Europa, desde Oslo y bajo la protección de la OTAN. ¡Es evidente que las redes stay behind de la alianza atlántica siguen funcionando! [6]
Después de anexar Kirkuk, el gobierno regional del Kurdistán iraquí extendió a esa zona la limpieza étnica que sus fuerzas ya habían perpetrado en la zona de exclusión aérea de 1991 a 2003.

No hay de qué preocuparse. El inamovible presidente Barzani ha asegurado que no tomará represalias contra los electores que voten “No” en el referéndum.Region in North Iraq and German†Defence Minister Ursula von der Leyen (not pictured) hold a press conference in Erbil, Iraq, 25 September 2014. Von der Leyen is traveling to Iraq for the day. EPA/MAJA HITIJ