¿La crisis económica que se nos avecina?

La Habana, 11 de abril (RHC) – El presidente Miguel Díaz Canel recordó el viernes que Cuba es un país castigado injusta y cruelmente por un bloqueo de 60 años, que no se ha mitigado en medio de la crisis actual, ni la guerra económica ni la persecución financiera. aliviado

Por Omar Everleny Pérez Villanueva. — Fuente: El Poder de las Ideas

Es prematuro aún cuantificar cuál será el efecto económico que traerá la etapa Covid-19 o la posterior. Pero sí está claro que ya se produce una importante caída de la actividad económica a nivel mundial; especialmente en las primeras economías, que marcan la orientación mundial.

Debe tenerse presente que en Europa, China y Estados Unidos han cerrado o se han reducido las actividades en la industria y los servicios, y los seguros contra el desempleo tienen cifras nunca pensadas. Asimismo, la economía de los pequeños negocios está casi en bancarrota. Por ende, es de suponer que sea muy difícil cumplir alguna meta de crecimiento económico y en una gran parte de ello habrá recesión económica.

Unos de los sectores más afectados es la industria turística, que incluye la aviación, donde la mayoría de las aerolíneas tienen sus aviones en tierra y otros incluso se están deshaciendo del parque de aviones, aún sin vencerse el periodo de vida útil. Hay economías que dependen, en un gran porciento, de los turistas que arriban a sus países. Este sería el caso de España y los países del Caribe, entre otros

La región latinoamericana, altamente dependiente de las exportaciones a Europa y a Estados Unidos, sufrirán los efectos de la recesión de esos países. En un informe reciente de la CEPAL se plantea los efectos concretos para América Latina. Señala, por ejemplo, la interrupción de las cadenas globales de valor que generaría un impacto negativo para muchas sociedades.

Para los países exportadores de petróleo la situación es más compleja, pues se han desplomado los precios del mismo por debajo de los 20 dólares el barril y así sucederá con otros precios de los productos básicos.

Ya se produce una importante caída de la actividad económica a nivel mundial; especialmente en las primeras economías, que marcan la orientación mundial

Si en Estados Unidos se ha producido un estancamiento económico y muchos de los emigrantes han perdido sus empleos, al menos temporales, es de suponer que también se resentirán muy fuerte los envíos de remesas a sus países de origen.

Además, es cierto que en este caso se debe cerrar la economía para disminuir el contagio, pero al mismo tiempo se necesita una política económica para asegurar que estás puedan proteger la economía para cuando culmine la pandemia y las personas deban volver a sus trabajos. No creo que muchas economías tengan claridad sobre esto; sobre todo las subdesarrolladas que no tienen la fuerza suficiente para cambiar alguna tendencia mundial ni pueden planificar en estos momentos.

Hay diversos analistas que plantean el dilema real entre la vida de las personas y los efectos económicos de una cuarentena que también puede afectar gravemente la vida de las personas. O sea, sin arriesgarse a trabajar no habrán ingresos para mantener a la familia. Por otro lado, si alguien trabaja para susntar el hogar puede contaminarse y la familia perdería al principal sustento. Toda una gran complejidad. En la raíz del asunto debería prevalecer un gasto fiscal de los gobiernos para apoyar a los ciudadanos, vía subsidios económicos o cancelación de obligaciones fiscales.

Otro efecto real de esta pandemia es el incremento exponencial del desempleo, pues desaparecen muchos empleos formales e informales

Sin embargo, a un país como Cuba, con una situación económica adversa y elevados déficit fiscales, le resulta complejo utilizar esas variables por un periodo indeterminado. Igualmente, en América Latina muchos países no tienen la capacidad fiscal suficiente para proteger a las personas de bajos ingresos; ni a las empresas ni a los bancos y muchos menos al sector informal que tiene un peso importante en esas economías.

En conclusión, al implementar políticas de contención como las cuarentenas o el aislamiento de grandes zonas, se evita el incremento del contagio. No obstante, en paralelo prohíben a las personas trabajar y por ende baja el consumo. Por eso, la recesión será un factor resultante de la misma. Estamos ante una dicotomía entre la salud de las personas y la economía en general.

Expresaba Leonardo Padura para la BBC, “Qué pasará si la invasión viral toma fuerza en África, la India, entre los haitianos? ¿Tendrán ellos al menos las lamentables respuestas políticas, sociales, económicas, sanitarias que han dado -a veces a destiempo- los gobiernos de algunos países ricos?”

¿Cómo llega Cuba a esta pandemia?

La economía cubana viene atravesando en los últimos años una crisis económica profunda. Ella es la suma de factores externos, como el bloqueo de Estados Unidos que aumenta su accionar contra la Isla, y también de muchos factores internos, que son conocidos. Entre estos últimos se puede distinguir la crisis de liquidez financiera externa; es decir, los pocos niveles de divisas.

Entre todos debemos enfrentar la crisis de la pandemia y una vez resuelta la misma hemos de comenzar a salir, definitivamente, de la crisis económica que ya atravesamos

El crecimiento económico ha sido bajo en los últimos 5 años. Niveles tan bajos como el 0.5 % en el 2019. Por ello, sin dudas en el 2020 habrá un decrecimiento económico. Queda  ver en qué por ciento sería.

Uno de los principales sectores económicos del país es el turismo. Este ya venía disminuyendo su número de visitantes a finales del 2019 y los 2 primeros meses del 2020. Ahora con el cierre de las fronteras totales, los resultados serán muy negativos.

Por ende, se puede suponer que en algún momento de los próximos meses el gobierno cubano analice la conveniencia o no de mantener el fuerte crecimiento de las inversiones turísticas. Sobrevendrá una fuerte desaceleración mundial en este sector, al menos en los próximos 2 años.

Las remesas que llegan a Cuba sufrirán una sensible disminución. Habrá un incremento del desempleo en buena parte de la comunidad cubana en el exterior, como resultado del desempleo que sufren los países en los cuales se encuentran.

No puede olvidarse que los cubanos ya vienen sufriendo una crisis de desabastecimientos de productos esenciales para la vid. Carestía de alimentos como el pollo, o productos de aseo, entre otros. Esto es derivado de la escasez de divisas que se tiene hasta el momento. Sin embargo, hay que reconocer los esfuerzos del Estado para intentar pagar los compromisos externos de deuda existente, lo cual beneficiaría el acceso a divisas.

Al modelo económico cubano le urge que se apliquen, con mayor celeridad, medidas de la cartera de posibilidades que han sido aprobadas por los principales documentos políticos orientativos.

Por ejemplo, es necesario analizar qué traba aún la agricultura cubana. No es posible seguir importando cada año casi 2 000 millones en alimentos porque, además, una parte de estos pudiera ser producido en el país. ¿Será un problema de precios a los agricultores? ¿Será necesidad de un mercado de insumos agrícolas, tanto de semillas como de bienes de capital? ¿Serán los métodos organizativos con excesivo tutelaje o el acopio de los productos? ¿Cuáles otras causas estarían presente?

A la vez, ¿a qué se refieren cuando alegan la necesidad de “soltar a las fuerzas productivas”? Considero que al sector estatal de la economía se le deben quitar las ataduras que aún mantiene. Para esto, debe acabar de ocurrir la tan anunciada descentralización en la toma de algunas decisiones por parte de los empresarios. ¿Pero qué se piensa al respecto acerca del sector no estatal? Hasta el momento, con la excepción de poder importar algunos bienes de capital por las personas naturales, las medidas expuestas van en el sentido de lograr mayor control; lo cual es descabellado. Es imprescindible ofrecerle algunos incentivos. Del mismo modo, las recientes resoluciones sobre las cooperativas no agrícolas redujeron sus potencialidades, limitaron todavía más su accionar.

En tal sentido, me satisface la exhortación del gobierno para que distintas instancias y personas propongan un inventario de aquellas cosas que traban el funcionamiento de la economía de la nación. Se avanza en tal recopilación, pero falta conocer la conciencia de que no hay tiempo para recopilaciones y propuestas. No se puede seguir esperando.

El país padece ahora una situación de fuerza mayor, a causa de la pandemia provocada por el Cvid-19, que ya está Cuba. Como consecuencia, las autoridades han diseñado un plan de contingencia adecuado y se dedica mucho esfuerzo a ello; como debe ser. Sin embargo, esto no debe conducir a un olvido o postergación de tales retos. Entre todos debemos enfrentar la crisis de la pandemia y una vez resuelta la misma hemos de comenzar a salir, definitivamente, de la crisis económica que ya atravesamos.

Doctor en Ciencias Económicas en la Universidad de la Habana. Master en Economía y Política Internacional realizado en el CIDE, México, Distrito Federal. Licenciado en Economía en la Universidad de la Habana. Profesor Titular. Ex-director del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de la Habana. Ha sido consultor internacional y de instituciones nacionales. Tiene experiencia en la conducción de estudios y de investigaciones y ha tenido estancias de investigaciones en América Latina, América del Norte, Asia y en Europa. Ha impartido más de 300 conferencias en distintos centros cubanos y en el extranjero, destacándose las ofrecidas en Estados Unidos, Japón, Francia, Canadá, España, Brasil, Puerto Rico, México, República Dominicana, Venezuela, China, Malasia, Argentina, Perú, Jamaica, Barbados, Trinidad y Tobago, Colombia, Noruega, entre otros. Ha sido profesor invitado en Universidades de Estados Unidos, Japón y Francia. Asistido a más de 120 eventos internacionales, tanto en Cuba como en el exterior. Ha realizado más de 79 trabajos de investigación en distintas áreas de la economía cubana y en la economía internacional. Ha publicado más de 80 artículos en revistas y ha sido coautor de varios libros, tanto en Cuba como en el extranjero, destacándose los publicados con la Universidad de Harvard, Universidad de Columbia, Universidad de New York, Universidad Sorbonne, Paris 3, Instituto de Países en Desarrollo (IDE-JETRO), Japón, Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de la Habana, entre otros.

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