¿Por qué Israel envió soldados para liberar el ‘mall’ en Kenia?

Por Maximiliano Sbarbi Osuna*

Desde que surgió la noticia de la ocupación del centro comercial en Nairobi por milicias islámicas Al Shabab de Somalia, un avión militar israelí llegó a la capital de Kenia para apoyar a las ya presentes fuerzas estadounidenses y británicas a liberar junto con soldados y policías kenianos a la mayor cantidad de rehenes posibles.

Así como Estados Unidos y Gran Bretaña prestaron ayuda a las fuerzas de seguridad kenianas, luego de la toma del Shopping Westgate, el Gobierno israelí también tiene intereses geopolíticos en Kenia y Somalia.

Desde que surgió la noticia de la ocupación del centro comercial en Nairobi por milicias islámicas Al Shabab de Somalia, un avión militar israelí llegó a la capital de Kenia para apoyar a las ya presentes fuerzas estadounidenses y británicas a liberar junto con soldados y policías kenianos a la mayor cantidad de rehenes posibles.

Al Shabab —Al Qaeda en Somalia— había advertido que cometería atentados en el vecino Kenia por la ayuda militar que presta este país en la lucha por el caótico Cuerno de África, que se encuentra inmerso en una guerra civil desde 1991.

Intereses geopolíticos

Tel Aviv y Kenia reforzaron sus lazos militares en 2002 luego de que una bomba de Al Qaeda estallara en el hotel Paradise en Mombasa matando a 13 kenianos y tres israelíes. Ese mismo día, en una acción coordinada, 261 pasajeros a bordo de un avión de la compañía israelí Arkia corrieron un gran riesgo luego de que dos misiles no pudieran impactar contra la nave. Desde ese momento, instructores israelíes entrenan soldados antiterroristas kenianos.

Israel —al igual que Estados Unidos y Gran Bretaña— se acerca a Kenia porque es un país clave en la lucha geopolítica contra Sudán —que es aliado de Irán y China— y para combatir a Al Shabab en Somalia.

Además, Kenia se transformó en un país vital para el transporte de petróleo, tras la partición sudanesa en 2011 —quedando Sudán por un lado y Sudán del Sur por el otro—.

Los hidrocarburos que antes controlaba Sudán ahora pasan a manos occidentales a través de su alianza con Sudán del Sur. Aunque China construyó un oleoducto desde Sudán del Sur que atraviesa Kenia y que desemboca en el Océano Índico, para su exportación.

De esta manera Pekín no queda aislada de la separación de Sudán.

El nexo con Somalia

Desde 1991 Somalia no solo no tiene un Gobierno central estable sino que está viviendo una guerra civil entre clanes que buscan controlar el Cuerno de África de manera casi feudal, con el aditamento de la aparición, en 2004, de guerrillas islámicas que intentan transformar al país en un Estado religioso al estilo talibán.

Así surgió Al Shabab, como un desprendimiento de los Tribunales Islámicos. Las ventajas de Somalia para Occidente son varias. Una de las más importantes es la situación geográfica, ya que por sus costas transita el 13 % del comercio mundial, barcos que atraviesan el canal de Suez que van y vienen de Europa, y además circula gran parte del petróleo de Medio Oriente.

Su riqueza pesquera está siendo aprovechada por buques de todo el mundo ante la ausencia de control estatal de los mares. Entre su patrimonio cuenta además con uno de los más grandes acuíferos de agua dulce del continente, que comparte con Eritrea y Etiopía.

Kenia fue clave en 2004 en la formación de un Gobierno de transición somalí, primero en territorio keniano y luego en la ciudad de Baidoa.

El apogeo de las milicias islámicas fue alcanzado en junio de 2006 cuando lograron controlar vastas regiones del país. Dos meses después, Estados Unidos dio el visto bueno para que Etiopía interviniera militarmente para respaldar al Gobierno de transición y luchara contra las guerrillas musulmanas.

Washington reforzó el apoyo a los militares etíopes bombardeando, en enero de 2007, supuestas bases rebeldes en donde se entrenan combatientes de Al Qaeda procedentes de todo el mundo musulmán, de acuerdo con las declaraciones del Gobierno estadounidense.

Israel, Al Shabab y el terrorismo en Siria

Sin embargo, Etiopía se tuvo que retirar por el repudio de la población. Fue entonces cuando Al Shabab se hizo más fuerte, a pesar de soportar esporádicos bombardeos estadounidenses contra sus bases, la lucha contra los clanes y contra una fuerza multinacional africana encabezada por Kenia y del combate contra los piratas que amenazan las costas somalíes. Se cree que disponen de entre 7.000 y 9.000 combatientes y que la inspiración religiosa es wahabita, como la de Al Qaeda y Arabia Saudita, cuando la mayoría de los ciudadanos somalíes son sufíes. Junto con Etiopía, Kenia es clave para defender los intereses occidentales e israelíes en el este de África y luchar contra el extremismo islámico en Somalia, que a su vez afecta al vecino Yemen en la península arábiga.

Aunque Israel no apoye a ningún bando concreto en la guerra de Siria entre el Gobierno laico de Bashar Al Assad y grupos heterogéneos rebeldes, en los que predominan combatientes wahabitas ligados a Al Qaeda, un artículo del diario ‘Jerusalem Post’ rebeló que el embajador israelí en Estados Unidos, Michael Oren, manifestó: “Los malos muchachos apoyados por Irán son peores para Israel que los malos muchachos que Irán no apoya”.

Siguiendo esta línea de pensamiento, es contradictorio que Israel combata a los wahabitas infiltrados en Kenia y los prefiera en Siria antes que a Al Assad, que se ha abstenido de atacar territorio israelí, por una cuestión claramente estratégica.

* Analista Político

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