¿Por qué se disculpa el vicepresidente Biden?

Por Ramón Mestre

El vicepresidente Joe Biden pronunció recientemente unas declaraciones sobre la situación en el Medio Oriente que causaron la indignación del gobierno turco.Nick Ut/AP

El vicepresidente Joe Biden pronunció recientemente unas declaraciones sobre la situación en el Medio Oriente que causaron la indignación del gobierno turco.Nick Ut/AP

El vicepresidente Joe Biden se ha visto obligado a pedirles disculpas a supuestos aliados de Estados Unidos porque a Biden se le ocurrió decir la verdad sobre el papel que jugaron estos aliados en el crecimiento y fortalecimiento del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés).

El vicepresidente tiene fama de deslenguado pero, en este caso, su conducta no justifica la contrición. El único faux pas que cometió Biden fue señalar públicamente los dobleces de algunos integrantes de la frágil coalición anti-ISIS, una alianza destinada al fracaso por sus contradicciones insalvables.

¿Qué dijo Biden? Hace unos días en un discurso pronunciado en la Universidad de Harvard, el vicepresidente declaró: “nuestro mayor problema proviene de nuestros aliados… Los turcos, los sauditas, los emiratos.. ¿Qué hicieron? Estaban tan empeñados en derrocar a Bashir al-Assad y en respaldar una guerra entre chiitas y sunitas que se gastaron centenares de millones de dólares e hicieron entregas de toneladas de armamentos a cualquier grupo dispuesto a luchar contra al-Assad”. Agregó que dicha estrategia fortaleció a terroristas vinculados a Al Qaeda, por ejemplo, el ISIS embrionario. En su discurso Biden también señaló que Turquía había pemitido el ingreso a Siria desde el territorio turco de incontables extremistas extranjeros, la vanguardia del Estado Islámico.

El gobierno turco reaccionó a las palabras de Biden con cólera, la ira del malandro que ha sido desenmascarado. En su disculpa Biden se esforzó por aclarar que en ningún momento había querido dar la idea de que los países mencionados en su discurso habían tenido la intención de estimular en Siria el crecimiento de ISIS y otros extremistas.

Sin embargo, los hechos desmienten el mea culpa vicepresidencial. En efecto, los gobiernos musulmanes que Biden citó en Harvard fueron las comadronas de ISIS. Cuando comenzaron a armar y financiar grupos islamistas entregados al terrorismo en la guerra contra al-Assad, estos regímenes sunitas no fueron capaces de prever las consecuencias de alimentar la capacidad bélica de sus engendros. Los padrinos del extremismo en Siria se portaron como el científico demente en algunas películas de horror. El maniático obsesionado con la creación de nuevas formas de vida que acaba creando un monstruo incontrolable.

Desde los inicios de la guerra civil siria, Arabia Saudita, Turquía, Qatar y las monarquías del Golfo Pérsico han respaldado conscientemente a terroristas sunitas.

En Siria, Turquía manejaba el yihadista Frente al-Nusra. Como ha demostrado el brillante periodista investigativo Seymour Hersh, en el verano del 2013 el gobierno turco utilizó a al-Nusra para lanzar un ataque con gas sarín contra civiles sirios.Un ataque que le achacaron a al-Assad. El propósito de la operación turca fue provocar la intervención estadounidense en la guerra siria. Por poco lo consigue, pero no se ha disculpado, al menos públicamente. Tampoco se va a disculpar por su cobarde renuencia a despachar tropas para ayudar a los kurdos sirios en su pelea contra ISIS en Kobane, un pueblo sirio junto a la frontera con Turquía. Los terroristas están a punto de tomar Kobane. Si sucede, parte de la responsabilidad recaerá sobre nuestro desfachatado socio turco.

Quizás una interpretación obamista del realpolitik obliga a Biden a pedirles indulgencias a aliados impresentables como Turquía, pero el único país de Mesopotamia y el Cercano Oriente que de verdad se merece las disculpas de Washington es el Kurdistán iraquí, un genuino aliado estadounidense. ¿Por qué? Mientras las milicias kurdas se enfrentan exitosamente a ISIS con el apoyo aéreo de EEUU, la administración de Obama y Biden se dedica a pedirle al mundo que no compre el petróleo de Kurdistán. Como resultado de esta campaña, Kurdistán no encuentra compradores para su crudo. Y debido a que no recibe de Bagdad los ingresos petroleros que le corresponden el gobierno kurdo está en bancarrota. ¿A qué espera Washington para cambiar una política miserable que lesiona a Kurdistán, el mejor aliado de Estados Unidos en su inverosímil coalición anti-ISIS?

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