
Por Augusto César San Martín y Rudy Cabrera — Fuente: Espacio Laical
LA HABANA, Cuba. – El miedo a los cambios sociales, la falta de identidad y el dogmatismo en la Revolución Cubana fueron tres de los temas debatidos en la última edición del espacio “En diálogo”, realizado en el aula magna del Centro Félix Varela.
El encuentro estuvo conducido por los panelistas Jorge Cela, director del Centro Loyola, el jurista Julio Antonio Fernández Estrada, y Gustavo Arcos Fernández-Britto, crítico y profesor.
En el debate, las posiciones de fuerza del régimen cubano contra la sociedad civil fueron interpretadas como inseguridad del poder, una reacción generada por el miedo basado en el fundamentalismo político.
El sacerdote Jorge Cela identificó el dinamismo de los cambios en las sociedades modernas como generador de doctrinas fundamentalistas en el estrato que ejerce el poder.
“Ante la inseguridad que les crea ese dinamismo del cambio, los que ostentan el poder encuentran la necesidad de asegurarse en una doctrina fundamentalista (…), creando miedos e inseguridades en las poblaciones, para así eliminar su identidad”, expuso el religioso, y advirtió como solución generar una cultura del diálogo hasta ahora ausente en la Isla, de acuerdo con panelistas y participantes en el debate.
Sobre la creación del pensamiento irracional en los cubanos, el jurista Julio Antonio Fernández expuso: “Valen lo mismo la Patria, Martí, Fidel, la Revolución, la Nación; si usted pregunta, niños y jóvenes, casi todos, van a decir que son sinónimos, aunque no tengan nada que ver uno con el otro (…). (Así) se va creando un pensamiento propenso al dogmatismo político, a los extremos políticos. Como reacción, se crea una sociedad fundamentalista”.
Como ejemplo de extremismo fundamentalista del régimen, el abogado citó el contexto de la emigración cubana. “¿Cómo vamos a esperar un diálogo con la diáspora si las leyes en Cuba dicen que después de 24 meses usted es un emigrante? El que se va es un traidor, los que salen no pueden volver, hay personas en Cuba que no pueden salir porque están reguladas. ¿Eso parece una propuesta de diálogo?”, se preguntó.
“Eso es fundamentalismo, intolerancia; eso es lo que aprenden los niños (…). Esto provoca una inseguridad jurídica que produce ciudadanos indisciplinados, violentos y sin esperanzas”, agregó.
En el debate también se analizaron las dificultades para lidiar con una sociedad regida por la irracionalidad y por la ideología dogmática sin apoyatura filosófica. Según los participantes, ni siquiera los dogmas generados en los inicios de la Revolución, acompañados de conceptos marxistas, están asociados al discurso oficial de la actualidad cubana.
“Hoy no hay nadie que, en el discurso oficial político, hable de base económica, materialismo histórico, dialéctico”, afirmó Julio Antonio Fernández.

Sobre las imposiciones en la cultura cubana, el crítico Gustavo Arcos señaló la frase habitualmente invocada para justificar la censura: “Este no es el tiempo ni el lugar adecuado para plantear eso”.
De acuerdo con el profesor, “esta es la imposición que nos golpea una y otra vez contra la libertad de expresión. Al final, nunca es el momento porque son otros los que deciden cuándo se hacen las cosas, por lo que terminan silenciándote (…). ¿Cómo es posible que este país se precie de ser uno de los más cultos del mundo y les niegue a las personas la posibilidad de escoger o decidir si una película los representa o no, por ejemplo?”.
Fernández-Britto también advirtió que el fundamentalismo y la intolerancia pertenecen a todas las épocas de la sociedad cubana, y continuarán intactos hasta que no exista un cambio social de la realidad cubana.