Paz y gestión política del conflicto

Por Ivette García González. La responsabilidad del Estado con la paz ciudadana y la gestión política de los conflictos son cruciales.. Es lo que ocurre hoy en Cuba, expresión de la crisis de gobernabilidad anunciada

Por Ivette García González*

La responsabilidad del Estado con la paz ciudadana y la gestión política de los conflictos son cruciales. Cuando se ocultan, tergiversan o subvaloran los diferendos internos y la capacidad de negociación del gobierno es limitada, la situación sociopolítica tarde o temprano deriva en caos.

Es lo que ocurre hoy en Cuba, expresión de la crisis de gobernabilidad anunciada. En textos anteriores llamé la atención sobre el peligro del extremismo político, la violencia y la urgencia del diálogo nacional.

Las inéditas protestas cívicas del domingo pasado en varias ciudades del país, incluida la capital, eran previsibles. Tuvieron factores detonantes, pero sus causas son profundas. Se sumó la incitación desde el exterior y hubo incluso algunos llamados a fórmulas impensables e inaceptables como una intervención humanitaria o de los EEUU en el país.

La comparecencia del presidente de la República a las 4 pm de ese día no pudo ser más errática. Debió llamar a la paz, impedir la represión e informar sobre acciones concretas de solidaridad con Cuba que la mayoría desconoce, pero optó por viejos mecanismos manipuladores y consignas incitando a la violencia. La del lunes fue más sosegada, pero en los mismos términos y justificando la ejercida bajo su amparo.

Protestas que eran pacíficas se complicaron desde la tarde con actos vandálicos, mayor confrontación y apresamiento violento de muchos ciudadanos. Las consecuencias en detalles se desconocen todavía.

Algunos precedentes

La crisis estructural y sistémica se complejizó por el impacto de las sanciones trumpistas, el desabastecimiento y la carencia extrema de productos y servicios básicos. También por la falta de libertades y efectos de medidas impopulares adoptadas desde el año pasado. Todo eso ha provocado agotamiento y tensión social extremos, no gestionados con lente político. Señalo algunos ejemplos en dos ámbitos:

La pandemia:

A.- Se han incrementado las violaciones de derechos humanos y la represión; los encarcelamientos expandieron el fenómeno y provocaron más traumas a las familias.

B.- Los medios oficiales replicaron el estilo triunfalista del gobierno y apelando a la confianza y resistencia del pueblo mientras criminalizaba toda crítica. El día antes de las protestas se registró récord con 6923 nuevos casos y 47 fallecidos; Matanzas como epicentro.

C.- Hubo dilación excesiva del proceso de inmunización. La producción de vacuna propia no impedía gestionar donaciones de las ya existentes ni adscribirse al COVAX integrado por 190 países.

La situación económica:

Las causas internas de la crisis se mantienen y muchas se agravaron en virtud de la lentitud respecto a transformaciones que son urgentes.

Las inversiones se concentran cada vez más en servicios empresariales, actividad inmobiliaria y de alquiler incluido – turismo, en detrimento de sectores prioritarios: agropecuario, salud y asistencia social.

El país se privó de remesas por vía regular desde la sanción a FINCIMEX -empresa del sector militar sancionada por EEUU-, pero no existe explicación plausible para la negativa gubernamental de designar una entidad civil que la sustituyera para ese fin.

Medidas emergentes para una situación límite

1.- Detener toda forma de represión.

2.-Hacer llamados conciliadores desde el gobierno para gestionar la emergencia y la solución del conflicto.

3.-Reforzar medidas sanitarias y de atención a sectores vulnerables.

4.- Ampliar las formas de gestionar la solidaridad. El día antes de las protestas, Cubadebateofreció amplia información sobre el volumen de donaciones que ha recibido durante la pandemia, además de 543 ofrecimientos de más de 51 países al cierre de junio. Sin embargo, la realidad indica que no es suficiente.

El gobierno debería rebasar esquemas tradicionales y abrirse a fórmulas más acordes al escenario de emergencia y las potencialidades de la sociedad civil,  aceptar la ayuda de donde venga, no permitir la comercialización de ningún donativo y gestionar el proceso sin monopolizarlo. Dos vías serían fundamentales:

6.-La estatal, que se canaliza con organismos internacionales y países a través de nuestras embajadas. Entre los días nueve y once pasados se publicó el anuncio en 35 de las 123 existentes. Contempla donativos en efectivo y de insumos médicos (jeringuillas, máscaras, guantes, etc.).

La sociedad civil puede complementar esos canales incluyendo ayudas en alimentos, medicamentos y otros productos básicos para las familias. Solo requerirían coordinación con el gobierno para que -como se expuso en este foro recientemente- flexibilice las medidas aduaneras y permitan los arribos con destino a organizaciones sociales, iglesias, etc. Hace más de una semana se han organizado diversas fórmulas vía Facebook, Twiter y Watsapp, definiendo puentes y redes de apoyo dentro y fuera de Cuba. Entre ellos con el Centro Memorial Martin Luther King, Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, Gran Logia de Cuba, Grupo #SOSMatanzas, facultades universitarias y también fuera de Cuba, con Caritas además de voluntarios desde México, España, Ecuador y EEUU.

Transparentar toda la información en los medios de comunicación incluyendo las redes sociales, contemplando procedimientos para ayudas, prioridades y normas sanitarias para la recepción.

Ofrecer un plazo para empezar a negociar con la sociedad civil una hoja de ruta para un diálogo nacional.

Situaciones de emergencia demandan medidas emergentes y prueban la capacidad de negociación del gobierno. Requiere discernimiento, visión y reconocimiento de la sociedad civil como actor también en las relaciones internacionales. Las victimizaciones y atrincheramientos de gobierno y seguidores no ayudan. Tampoco criminalizar toda crítica, responsabilizar de todo a factores externos o rechazar iniciativas que no estén bajo control absoluto del Estado.

Urge la adopción de medidas urgentes, tales como:

El llamado de hoy para todo cubano debe ser “no a la violencia” y por la gestión política del conflicto, que no implica desconocer ni renunciar a derechos fundamentales. El gobierno debe comprender la complejidad del momento y sus causas, los enormes factores de tensión que vive hace tiempo el pueblo, una parte no despreciable del cual tiene importantes demandas que no encuentran una canalización efectiva. Volvamos a José Martí y recordemos que “La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie”.

AUTORA

Ivette García González*Ivette García González, La Habana, 1965. Doctora en Ciencias Históricas por la Universidad de La Habana (2006), Profesora Titular por el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) “Raúl Roa García” e Investigadora Titular del Instituto de Historia de Cuba. Actualmente docente e investigadora de la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz de la Universidad de La Habana. Autora de varios libros. Fungió como diplomática en la Embajada de Cuba en Lisboa (2007-2011). Preside la Sección de Literatura Histórica y Social de la Asociación de Escritores de la UNEAC y es miembro de la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU), de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y Caribeños (ADHILAC) y la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP).

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