
La ofensiva de Kursk demuestra ser una combinación de audacia y lecciones difíciles para Ucrania.
Por Paulo Aguiar
Maniobras militares más audaces en la actual guerra contra Rusia. Con rápidos y agresivos avances en territorio controlado por Rusia, estas ofensivas tenían como objetivo desafiar la idea de la invencibilidad militar rusa y cambiar el equilibrio de poder en varios frentes. Si bien el éxito de la primera ofensiva le dio a Ucrania un impulso moral muy necesario y una victoria simbólica, el impacto a largo plazo sigue siendo incierto. A medida que las fuerzas ucranianas continúan su avance en la segunda ofensiva, se está haciendo evidente que, a pesar de su importancia simbólica, la región de Kursk ofrece un valor económico y estratégico limitado en comparación con las áreas de alto riesgo en el este y el sur del país. Este conflicto subraya los complejos desafíos que enfrenta Ucrania: defender su soberanía y, al mismo tiempo, equilibrar los recursos limitados, el apoyo internacional y el alto costo psicológico de la guerra.
La primera ofensiva de Kursk: agosto de 2024
La primera ofensiva de Kursk, lanzada el 6 de agosto de 2024, fue un movimiento audaz y sin precedentes de Ucrania en territorio ruso. Las fuerzas ucranianas combinaron infantería mecanizada y artillería de precisión para lanzar un ataque rápido y bien coordinado que tomó desprevenidos a los defensores rusos. En cuestión de días, habían avanzado profundamente en la región de Kursk, capturando unos 1.250 kilómetros cuadrados, incluida la ciudad de Sudzha, de importancia estratégica. Esto marcó una victoria significativa para Ucrania, no solo militar, sino simbólica, ya que demostró la capacidad del país para desafiar a las fuerzas rusas en su propio suelo, desafiando la imagen cuidadosamente curada de dominio militar de Moscú.
La ofensiva no se limitaba a conquistar territorio, sino que tenía un claro propósito estratégico. Ucrania pretendía obligar a Rusia a desviar recursos del frente oriental, donde los intensos combates en el Donbass habían ejercido una enorme presión sobre las defensas ucranianas. La región era un campo de batalla crítico y la concentración de Rusia en ella amenazaba con abrumar a las fuerzas ucranianas. Al atacar profundamente en Rusia, Kiev esperaba obligar a Moscú a redistribuir tropas para defender su territorio, aliviando la tensión en el frente oriental y posiblemente desbaratando las ofensivas rusas.
En un principio, la ofensiva se celebró como un gran triunfo, pues las fuerzas ucranianas avanzaron rápidamente y conquistaron un terreno significativo. Pero, a medida que pasaban las semanas, empezaron a aparecer grietas en la estrategia. Rusia respondió con una fuerza abrumadora y desplegó aproximadamente 50.000 tropas adicionales en la región, incluidos 12.000 soldados norcoreanos que, según se informa , fueron enviados como refuerzos en virtud de un acuerdo controvertido. Con el respaldo de un apoyo aéreo superior y de sólidas redes logísticas, las fuerzas rusas pudieron reagruparse y montar una poderosa contraofensiva. En octubre, habían recuperado aproximadamente la mitad del territorio que Ucrania había capturado, lo que detuvo de manera efectiva la operación.
La principal limitación de la ofensiva de Kursk fue que no logró su objetivo principal: obligar a Rusia a desviar su atención y sus recursos del Donbás. A pesar de la incursión en su territorio, Rusia mantuvo sus ofensivas en el este de Ucrania y siguió ganando terreno en zonas críticas. La presión sobre los recursos ucranianos, que ya estaban al límite , se sintió aún más agudamente cuando las tropas y el equipo se desviaron a Kursk, lo que dejó otros frentes vitales más vulnerables.
Cuando la operación llegó a su fin, muchos se preguntaban si los recursos comprometidos en Kursk no podrían haberse utilizado mejor en otras partes, particularmente en la defensa del este de Ucrania, donde lo que está en juego es mucho más importante.
La segunda ofensiva del Kursk: enero de 2025
El 5 de enero de 2025, Ucrania lanzó su segunda ofensiva en la región rusa de Kursk, lo que subraya su compromiso de mantener la presión sobre Moscú. La operación se produce en un momento en que la guerra se está librando en múltiples frentes, y Ucrania se esfuerza por afirmar su capacidad para interrumpir las operaciones rusas a pesar de los desafíos constantes en la defensa de áreas clave. A diferencia de la primera ofensiva, este esfuerzo renovado refleja un enfoque más calculado, que combina ataques con misiles de largo alcance dirigidos a la logística rusa con asaltos terrestres precisos a nivel de compañía destinados a capturar áreas clave y minimizar los enfrentamientos directos con posiciones rusas fuertemente fortificadas.
La ofensiva se centra en la región de Sudzha, donde las fuerzas ucranianas intentan atravesar las defensas rusas y avanzar más profundamente en el óblast de Kursk. Lugares como Berdin, Leonidovo y Bolshoye Soldatskoye se han convertido en puntos focales de intensos combates mientras Ucrania se esfuerza por establecer una posición más fuerte en la región. Los ataques de largo alcance están interrumpiendo las rutas de suministro, los depósitos de municiones y los centros de transporte rusos, lo que dificulta que Moscú refuerce sus líneas de frente. Estos ataques se combinan con operaciones terrestres coordinadas, lo que demuestra una evolución en la capacidad de Ucrania para integrar diferentes elementos de su campaña militar.
Sin embargo, es probable que el impacto estratégico más amplio de la ofensiva sea limitado. Rusia está respondiendo con su característica velocidad, desplegando refuerzos y lanzando contraataques para estabilizar las líneas del frente. Respaldadas por unidades mecanizadas, artillería y sólidas posiciones defensivas, las fuerzas rusas se están reagrupando, intensificando los combates en Kursk. Es probable que ambos bandos estén sufriendo muchas bajas, y lo que inicialmente parecía una ofensiva audaz probablemente se convierta en otra lucha agotadora que demandará muchos recursos.
Las complejidades de la ofensiva ucraniana en Kursk
La ofensiva de Kursk revela varios desafíos críticos que complican los esfuerzos de Ucrania y plantean interrogantes sobre la eficacia de su estrategia. Estos desafíos abarcan dimensiones operativas, económicas, diplomáticas, psicológicas y políticas, y ponen de relieve las complejidades de sostener una guerra de alto riesgo contra un adversario con muchos recursos.
Asignación de recursos y vulnerabilidad del Frente Oriental
Como se ha señalado anteriormente, uno de los problemas más acuciantes de las operaciones en Kursk es el importante desvío de recursos ucranianos para apoyar la campaña. En cada caso, miles de tropas y grandes cantidades de equipo, incluidas unidades mecanizadas y artillería, se han redirigido a Kursk en un esfuerzo por sostener las ofensivas. En consecuencia, esta decisión ha dejado zonas clave en el este de Ucrania, en particular el Donbas, sin defensa. Durante la primera ofensiva, las fuerzas rusas aprovecharon la oportunidad para intensificar sus operaciones en el este, logrando avances notables. Actualmente, en medio de la segunda ofensiva, están avanzando hacia ciudades importantes como Toretsk y Kurakhove.
La incapacidad de interrumpir las ofensivas rusas en el Donbass pone en duda la eficacia de Kursk como operación de distracción. En lugar de obligar a Moscú a cambiar su foco, la primera ofensiva de Kursk proporcionó inadvertidamente a Rusia una oportunidad de consolidar sus avances en el este, afianzando aún más su control sobre una región crítica para la recuperación económica de Ucrania y mucho más importante en términos de influencia en la mesa de negociaciones.
Valor económico y estratégico limitado del Kursk
Aunque la región de Kursk tiene un significado simbólico, en particular como demostración de la capacidad de Ucrania para disputar el territorio ruso, su valor económico es relativamente modesto. Kursk desempeña un papel en la producción agrícola de Rusia y sirve como centro de tránsito de gas , pero sus contribuciones son modestas en comparación con la importancia más fundamental del Donbás. El Donbás ha sido durante mucho tiempo el corazón industrial de Ucrania, representando una parte sustancial de la producción minera, siderúrgica y manufacturera del país. El control sobre la región es crucial para la reconstrucción de posguerra de Ucrania y la estabilidad económica a largo plazo. Esto también se aplica al puente terrestre que conecta el Donbás con Crimea, que no solo es vital para la logística militar sino que también se extiende por algunas de las tierras agrícolas más fértiles de Ucrania.
La ofensiva de Kursk también pone de relieve el limitado valor estratégico de la región en unas posibles negociaciones. Suponiendo que Ucrania sea capaz de conservar este territorio a medio plazo, Kursk en sí no tiene mucho peso en la dinámica más amplia de las conversaciones de paz o las disputas territoriales. A diferencia de zonas como el Donbás o Zaporizhia, ricas en recursos y cruciales para los intereses a largo plazo de ambos países, Kursk es principalmente una región agrícola con cierta importancia logística. Estos factores la hacen mucho menos importante a la hora de definir los términos de cualquier acuerdo futuro.
La idea de utilizar a Kursk como moneda de cambio se complica por el hecho de que su captura no altera fundamentalmente el equilibrio de poder. Las prioridades de Rusia siguen firmemente fijadas en la consolidación del control sobre el Donbas y otras regiones críticas para sus objetivos políticos de establecer una zona de amortiguación entre ella y la OTAN . La pérdida de territorio en Kursk no plantea una amenaza significativa para el esfuerzo bélico de Rusia ni para sus objetivos más amplios, especialmente porque el Kremlin sigue confiando en que podrá recuperar el territorio perdido a su debido tiempo. Esto hace que sea más fácil para Moscú desestimar los avances de Ucrania en Kursk durante las negociaciones, ya que la región y el limitado éxito de Kiev carecen del tipo de influencia necesaria para forzar concesiones significativas.
Dimensiones psicológicas y políticas
La ofensiva de Kursk también tiene profundas implicaciones psicológicas y políticas, tanto en Ucrania como en el escenario internacional. En el plano interno, las operaciones sirven para levantar la moral. La visión de las fuerzas ucranianas avanzando hacia territorio ruso simboliza desafío y resistencia, y ofrece una poderosa contranarrativa a la imagen de dominio que ofrece Rusia. Para una población que sufre las penurias de la guerra, las incursiones brindan una sensación de esperanza y reivindicación.
Sin embargo, a medida que las operaciones se estancan y surgen informes sobre el aumento de las bajas y los limitados avances, el entusiasmo público comienza a disminuir. Surgen preguntas sobre los costos de las operaciones, en particular porque se pierden o quedan vulnerables áreas clave en el este. Con el tiempo, la incapacidad de lograr resultados tangibles en Kursk cambia la narrativa interna y algunos comienzan a cuestionar si la campaña vale el sacrificio.
En el plano internacional, la ofensiva de Kursk refuerza la narrativa de resistencia de Ucrania, mostrando su capacidad para desafiar a Rusia y mantener el impulso en el conflicto. Esto ayuda a consolidar el apoyo de los aliados occidentales, muchos de los cuales ven las incursiones como una prueba de la determinación y el ingenio táctico de Ucrania. Sin embargo, las ofensivas también suscitan inquietud entre algunos socios sobre la posibilidad de una extensión excesiva y una escalada . Como Ucrania depende en gran medida de la ayuda militar occidental, las dudas sobre la asignación de recursos y la solidez estratégica de la campaña de Kursk se hacen más pronunciadas.
Conclusión
Al final, la ofensiva de Kursk demuestra ser una combinación de audacia y lecciones difíciles para Ucrania. Si bien los éxitos iniciales le dan a Ucrania un impulso moral muy necesario y demuestran al mundo que puede desafiar a Rusia en su propio terreno, el valor a largo plazo de estas operaciones es más complicado. La región de Kursk, a pesar de su importancia simbólica, ofrece poco en términos de ventaja estratégica o económica, especialmente cuando se la compara con las áreas críticas del este. El desvío de recursos a Kursk tiende a dejar vulnerables partes vitales de Ucrania, particularmente en el Donbas.
Las ofensivas revelan la dura realidad de esta guerra: Ucrania está luchando en múltiples frentes con recursos limitados y cada decisión tiene consecuencias. El desafío de equilibrar las tácticas agresivas con la necesidad de defender territorios clave se está volviendo más claro, especialmente a medida que los costos de las campañas de Kursk siguen aumentando. Para Ucrania, la verdadera pregunta de cara al futuro es si los sacrificios hechos en Kursk darán frutos al final o si el enfoque debe volver a centrarse en la defensa del corazón del país. La ofensiva de Kursk sigue siendo un poderoso símbolo de la determinación de Ucrania, pero la verdadera prueba será cómo sorteará el difícil camino que tiene por delante y si Kiev puede convertir estas audaces acciones en ganancias estratégicas duraderas.
Cortesia de Geopolitica Monitor