CUBA: Nosotros los malagradecidos

Los cubanos tenemos una idiosincrasia moldeada por las penurias y el carácter alegre que nos distingue. El choteo forma parte natural de nuestra cultura y nos ha ayudado a sobrevivir en los peores momentos, ya sea individual o colectivamente. Hasta en los velorios se hacen chistes.

Por Joany Rojas Rodríguez — Fuente: La Joven Cuba

A raíz de la mesa redonda en la que intervino el ministro de la industria alimentaria, se han desatado en el ámbito social cubano, y en las redes, críticas, comentarios, burlas, memes, en fin, lo habitual cuando una figura pública mete la pata hasta el fondo y su repercusión va más allá de su figura, ya que estos hechos suelen traer a la palestra otros que en circunstancias normales permanecen ocultos bajo la sombra feliz del silencio.

Toda figura pública se expone al escrutinio público.

No voy a referirme a lo que dijo el ministro o cómo lo dijo, quizá lo haga más abajo. ¿Se acuerdan de los memes de Trump y el desinfectante? Muchos fuimos testigos o partícipes de las críticas, comentarios y cuestionamientos al presidente de la nación más poderosa del mundo por semejante disparate. Muchos nos reímos y disfrutamos con los memes sobre el tema que a diario salían en las redes. Una de las cualidades que distinguen al ser humano es la risa, la burla a lo que consideran terriblemente estúpido o ridículo, y es, corríjanme si me equivoco, una válvula de escape en situaciones de estrés. Es lo que permitió, por ejemplo, que en lugar de dispararle en la cabeza o mandarle un misil teledirigido, el mundo entero riera a mandíbula batiente de la pifia del magnate.

Los cubanos tenemos una idiosincrasia moldeada por las penurias y el carácter alegre que nos distingue. El choteo forma parte natural de nuestra cultura y nos ha ayudado a sobrevivir en los peores momentos, ya sea individual o colectivamente. Hasta en los velorios se hacen chistes. En las guaguas, cuando la gente, desesperada por tanta espera, trata de montar en medio de empujones y codazos, pasando unos por encima de otros, usted ve a muchos desternillados de la risa, como si estuvieran en pleno zafarrancho de cosquillas. Y es que el humor es consustancial a nuestro modo de ser. Y quien intente quitarnos eso tiene la batalla perdida.

Sin embargo, en estos días, luego de la transmisión de la susodicha mesa redonda y todo lo que desató, en algunos medios oficiales, se ha juzgado de ingratos, parásitos, malagradecidos, y hasta de pagados por el enemigo, a todos aquellos que en las redes se han reído de la aparente incapacidad y falta de preparación del compañero ministro, y digo aparente porque siempre hay que dar el beneficio de la duda. Desde siempre los cubanos hacemos chistes a costa de nuestros dirigentes, y nos hemos reído de sus inconstancias y desaciertos. La diferencia es que ahora podemos exteriorizarlo en las redes sociales, que para mal o para bien llegaron para quedarse.

Al parecer las instancias del gobierno y los medios oficiales no se han enterado de ello. Todos recordamos aquel infeliz artículo del periódico Granma, en el que se cuestionaba al equipo del popular programa Vivir del cuento por las paródicas representaciones de cuadros y dirigentes de distintos niveles. Ya sabemos lo que vino después. Es que nuestros funcionarios gubernamentales, tan serios y solemnes, tan impecables, tan impolutos y omnisapientes, tan perfectos, nunca se equivocan, no admiten errores, y por eso es injusto que los cuestionemos y hasta nos dé un ataque de risa cuando vemos que hablan como salidos de una película de ciencia ficción.

Pareciera que los cubanos vivimos llenos de comodidades y sin carencias, gracias al trabajo eficiente y sin fisuras de nuestros cuadros. Vaya, que seríamos unos ingratos si mostráramos descontento en forma de chistes y burlas. En fin, que la intervención del compañero ministro de la industria alimentaria merece un diluvio de aplausos, y montones de gestos y frases de agradecimiento por haber informado al pueblo con tanta coherencia, con explicaciones transparentes como el agua químicamente pura, y, sobre todo, por dejarnos el estómago lleno con el par de mil millones de toneladas de comida que se producen.

Tenemos todo el derecho del mundo a reírnos y burlarnos.

¿Acaso no basta con las penurias y miserias que estamos pasando? ¿También debemos rendirle culto a la mediocridad, la falta de lucidez, la mala gestión y la caduca verborrea de justificarlo todo con el asedio del bloqueo? ¿Debemos sentirnos agradecidos por eso? ¿Debemos sentirnos agradecidos porque nos quieran alimentar con tripas y croquetas? En los países desarrollados también se fabrican embutidos para perros y gatos. ¿Acaso nos toman por idiotas? Tripas de cerdos y vacas. ¿Y la carne, compañero ministro, quién se la come?

Si soy un ingrato, un malagradecido, un parásito que no aporta nada a la sociedad por reírme de los desaciertos de nuestros dirigentes, y plantearme estas interrogantes, entonces sí, lo soy. Si nuestros funcionarios no quieren ser objetos de risas y burlas entonces aterricen, acaben de poner los pies en la tierra, porque nuestro pueblo, que usa el humor y el choteo como válvula de escape, y que además goza de un alto nivel de instrucción, no tiene un pelo de tonto y va a seguir riéndose de todo y de todos cada vez que le dé la gana.

9 Comentarios

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  1. 1Karel el 14 septiembre 2020 a las 8:22 AM ResponderMuy buen artículo, me siento identificado, no suelo pronunciarme en temas políticos por razones mas que obvias, entre ellas mi salud, pero no puedo dejar de elogiar tan elocuentes palabras. Un saludo
  2. 2Alheli el 14 septiembre 2020 a las 8:40 AM ResponderEs que… la mayoria de nuestros dirigentes estan tan enajenados de lo que deberia ser su funcion principal, que es servirnos, que no les da pena lanzar a los medios sobre nosotros. Le suman al papelazo de turno el papelazo de la impotencia y el despotismo de que hacen gala al mandar a otros -ellos no se atreven- que como cosa de ellos nos lancen improperios y acusaciones. Hay que reirse, pero es para llorar que la gente se haya sentado a ver la Mesa Redonda, quizas hasta con esperanza e ilusion, para enterarse de que lo que nos merecemos y para lo que hemos luchado tanto es comer desperdicios. Que crecimiento y desarrollo van a tener nuestros niños, que calidad de vida tendran nuestros ancianos, con que fuerzas y con que salud vamos a cuidarlos, basando la dieta nacional en la ingesta de croquetas y tripas? Como se va a seguir insistiendo en el bloqueo para justificar la ausencia de alimentos en el pais, y no en la ineficiencia o en la erronea politica rentista de importar todo lo posible, en lugar de producirlo nosotros? En el patio de la casa donde naci hay platanal, matas de aguacate y frutas, cantero de medicina verde, pollero y corral de puerco que desde tiempos inmemoriales se han atendido en los ratos libres, como hobby al principio y despues como necesidad. Si esto lo ha hecho una familia cuyas ocupaciones principales son otras … como dos Ministerios juntos se las van a arreglar para desaparecer la comida de un pais entero??? Alegrense de que la gente se ria, que para lo que esta es para otra cosa….
  3. 3Isaías el 14 septiembre 2020 a las 8:45 AM ResponderComentario perdido, Harold.
    Gracias.
  4. 5Freddy el 14 septiembre 2020 a las 8:48 AM ResponderExcelentes palabras, por lo que veo hay memes para reír y seremos la fábrica del meme si de incoherencias, ineficiencias e incompetencia se trata, por desgracia cualquiera puede ser ministro en cuba, sin preparación, sólo basta decir varias consignas y hablar del bloqueo varias veces al día…
  5. 6Manolo el 14 septiembre 2020 a las 9:08 AM ResponderCreo que hay intelectuales y artistas menores, de obra prescindible y estomago agradecido, que viven de concurso en concurso, cuyos libros insulsos y banales si que se publican y se lanzan, nunca se entorpecen o secuestran, beneficiados por una autonomía creativa y comercial que el resto del pueblo no tiene, por lo que prestan su pluma o su teclado, agradecidos con razón, para defender un status quo que los beneficia.
    No los critico, es su derecho. Pero el resto no tenemos concursos, subvenciones, viajes, talleres literarios pagados con el presupuestoque todos engrosamos cin nuestros salarios insuficientes. A lo que no tienen derecho es a juzgarnos porque a veces, a veces nada mas, nos burlemos de quien antes se burla de nosotros, no a veces sino constantemente.
  6. 7Suleidis el 14 septiembre 2020 a las 9:22 AM ResponderLamentablemente nuestros elegidos ministros lejos de ocupar un cargo público, resultan una carga pública. No es el dinero del imperialismo, es nuestro dinero. Con el que se quedan para vendernos croquetas y tripas y tratar de convencernos de las supuestas gratuidades que se pagan hasta el cansancio. Es nuestro dinero el que paga su conexión a Internet,el combustible de su carro, las llamadas telefónicas, el aire acondicionado, sus vacaciones. es nuestro dinero con el que se pagan los viajes al extranjero y las becas de sus hijos, porque ningún ministro produce. No hay que recibir dinero de ningún imperio. Basta con salir a la calle y tratar de conseguir la comida del día. ¿cuántos ministros hacen cola?
  7. 8Luis Enrique el 14 septiembre 2020 a las 9:51 AM ResponderNo solo es ridículo «molestarse», sino que además es hipócrita y deshonesto.
    Hipócrita porque la prensa oficial y los dirigentes sí se ríen de las meteduras de pata de mandatarios y grupos supuestamente opuestos ideológicamente. Y deshonesto porque están olvidando completamente que su trabajo es SERVIR, son servidores públicos con OBLIGACIÓN hacia quién los ELIGE (según ellos al menos). Por tanto el hecho que los de a pie se burlen y se indignen debería se motivo de vergüenza y no de indignación. Sencillamente lo están haciendo mal y deberían ser al menos honestos para reconocerlo… El gobierno no está para decidir por nosotros ni establecer criterios Morales en nuestras cabezas, son servidores y se deben a NOSOTROS.
  8. 9Teresa Díaz Canals el 14 septiembre 2020 a las 9:55 AM ResponderSoy una malagradecida y , como Juan Clemente Zenea en uno de sus últimos versos: porque me da la gana. Gracias Joany Rojas Rodriguez.

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