¿Podrá Ucrania volver a la ofensiva?

/ Soldados ucranianos participan en un ejercicio militar en la región de Kherson, julio de 2024

Cómo puede Kiev aprovechar el debilitamiento de Rusia

Por Mick Ryan

Afinales de 2023, el ejército ruso tuvo ante sí la oportunidad de transformar verdaderamente la guerra en Ucrania. Las fuerzas terrestres de Kiev habían perdido fuelle en su contraofensiva en el sur. Ucrania había agotado grandes cantidades de municiones e interceptores de defensa aérea y luchaba por reabastecer sus líneas. Al mismo tiempo, un controvertido proyecto de ley para ampliar la movilización se estancó en el parlamento ucraniano, a medida que se agudizaba la escasez de personal en el país. Recién se aprobó en el parlamento en abril, tras meses de debate, y entró en vigor en mayo. Y en Estados Unidos, el apoyo a Ucrania se estaba fracturando según las líneas partidistas, lo que detenía un paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares en el Congreso.

Pero en los últimos seis meses, Rusia no ha sabido aprovechar esta convergencia de oportunidades. Ha lanzado ataques aéreos y con misiles contra la red eléctrica de Ucrania (lo que ha reducido drásticamente la capacidad del país para generar electricidad) y ha aterrorizado a los civiles. Sin embargo, las fuerzas terrestres rusas sólo han logrado ganar pequeñas porciones de tierra. En total, la cantidad de territorio conquistado por Rusia desde enero de 2024 suma alrededor de 915 kilómetros cuadrados, una superficie de aproximadamente dos tercios del tamaño de la ciudad de Nueva York. Es difícil describir estas conquistas como un éxito cuando se produjeron a costa de más de 180.000 bajas rusas, según estimaciones de inteligencia occidentales.

Las fuerzas de Moscú no han terminado su ofensiva. Siguen atacando en múltiples frentes sobre el terreno y bombardeando la infraestructura ucraniana desde el aire. Pero ni siquiera las organizaciones militares más grandes y capaces pueden sostener ofensivas eternamente, y después de perder tantas tropas, la ventana de oportunidad de Rusia puede cerrarse pronto. Los soldados que han muerto en combate eran desproporcionadamente los mejores de Rusia. Sus reservas de equipo se están agotando lentamente. Moscú finalmente no tendrá otra opción que detener su ofensiva y reagruparse.

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En las instituciones militares, esto se conoce como punto culminante: el momento en que la fuerza atacante se queda sin el personal, el equipo y la capacidad que necesita para ser eficaz. El momento de los puntos culminantes es difícil de predecir, y el presidente ruso, Vladimir Putin, parece sentirse cómodo luchando en esta ofensiva durante todo el tiempo que su país pueda. Pero Rusia ha estado atacando durante más de medio año, y probablemente pueda mantener su ritmo actual solo un mes o dos más. Es probable que el ejército pueda llevar a cabo algunos ataques terrestres y aéreos después, pero a un ritmo significativamente reducido.

Eso significa que Ucrania debe empezar a planificar la mejor manera de sacar provecho de la inminente decadencia de Rusia. Hacerlo no será fácil: su gente está sufriendo y muchos de los factores que determinarán su éxito están fuera de su control. Kiev, por ejemplo, no puede determinar cuándo o dónde culminarán las fuerzas rusas y no puede estar segura de que Occidente le brinde apoyo continuo. Pero Ucrania puede estudiar de cerca el campo de batalla en busca de señales de debilidad rusa. Puede trabajar con la OTAN para entrenar y prepararse para nuevas ofensivas. Puede manejar las expectativas externas. Y puede idear una nueva teoría de la victoria, una que haga que la posición militar de Rusia sea verdaderamente insostenible. Será entonces, y sólo entonces, cuando Ucrania podrá negociar en términos favorables y asegurar una victoria duradera.

EN EL AIRE

Ucrania puede tener días mejores por delante, pero los analistas no deben equivocarse: los últimos seis meses han sido los más bajos del país. Moscú no logró grandes avances territoriales durante su reciente ofensiva, pero Ucrania perdió un número sustancial de tropas en su tenaz defensa. Aunque Estados Unidos finalmente aprobó un nuevo paquete de ayuda en abril, los flujos de armas y municiones occidentales aún no han regresado a los niveles en los que estuvieron durante la mayor parte de 2023, antes de que la ayuda estadounidense a Kiev quedara atrapada en debates partidistas en el Congreso. Ucrania enfrenta un déficit crítico en sistemas de defensa aérea y su presupuesto nacional está en terapia intensiva. Las plantas de energía y los generadores del país tienen solo la mitad de la capacidad que necesitan para satisfacer las necesidades de los ucranianos este invierno.

Estos desafíos son sólo el punto de partida para Kiev. Lamentablemente, los funcionarios ucranianos tendrán que hacer frente a obstáculos adicionales, que están fuera de su control. El primero de ellos es su enemigo: Moscú. A pesar de las enormes pérdidas de personal y equipo, el ejército ruso sigue siendo extraordinariamente peligroso. Está produciendo misiles y cohetes de largo alcance que pueden caer sobre la infraestructura ucraniana. Ahora puede compensar sus propias deficiencias adquiriendo armas de sus socios iraníes y norcoreanos, formando una especie de arsenal de autoritarios. Moscú puede comprar tecnologías de doble uso (bienes que tienen propósitos tanto civiles como militares, como microchips) a China. Los rusos también han demostrado que pueden aprender y adaptarse a los niveles táctico y estratégico; el viejo dicho de que el enemigo siempre tiene un voto sigue siendo válido. Y nada de lo que han hecho Estados Unidos o Europa hasta ahora ha cambiado la opinión de Putin ni su estrategia destructiva para Ucrania.

Estados Unidos y Europa también pueden ser socios volubles. Sus decisiones, como las de Rusia, determinarán la capacidad de Ucrania en 2025. La mayoría de los países europeos, asustados por una Rusia agresiva y un candidato presidencial republicano escéptico con la OTAN, han aumentado sus presupuestos de defensa y la capacidad manufacturera del continente para la defensa también está aumentando, pero ese crecimiento no bastará para satisfacer las necesidades actuales del ejército ucraniano, y mucho menos para satisfacer las necesidades mucho mayores de cualquier ofensiva de 2025.

Las probabilidades de que un demócrata permanezca en la Casa Blanca han aumentado desde que el presidente Joe Biden se retiró de las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Pero el resultado de la contienda sigue siendo incierto, por lo que para Ucrania, Washington es incluso más una incógnita que Europa. Una encuesta del Pew Research Center en julio encontró una división en el apoyo a Ucrania entre los votantes demócratas y republicanos: menos del 15 por ciento de los demócratas cree que Estados Unidos está brindando demasiada asistencia a Ucrania, pero casi la mitad de los republicanos lo cree. Si Trump gana en la carrera presidencial y si los republicanos ganan el Senado y la Cámara de Representantes, Rusia puede encontrarse sorprendentemente bien posicionada para el año que viene. Tanto Trump como el senador de Ohio JD Vance, su elección para vicepresidente, han indicado que están a favor de reducir la asistencia estadounidense y buscar un final negociado para la guerra.

Si Trump y Vance ganan las elecciones, es natural que cambien de rumbo. Es fácil imaginar que Trump, frustrado por un Putin que no está dispuesto a negociar seriamente sobre Ucrania, cambie de postura y apoye a Kiev. Pero los estrategas ucranianos y de la OTAN deben considerar la posibilidad de que Washington no sea de mucha ayuda.

De hecho, incluso si los demócratas triunfan, Ucrania podría ver disminuir el apoyo de Estados Unidos, dependiendo de lo que suceda en otras partes del mundo. El ataque del 7 de octubre de Hamas contra Israel redujo fundamentalmente la visibilidad global de la guerra en Ucrania, afectando el apoyo a Kiev. Aunque las municiones requeridas por las Fuerzas de Defensa de Israel fueron a menudo diferentes de las solicitadas por Ucrania, las necesidades de las FDI han hecho que los responsables de las decisiones en Washington y en otros lugares dediquen más tiempo y recursos a Oriente Medio, dejando menos para Kiev. La guerra en Gaza también provocó un cambio masivo en la atención de los medios de comunicación, que, a su vez, tuvo un efecto negativo en el apoyo popular al país. Si los conflictos en Oriente Medio se expanden, eso sólo drenará aún más recursos y atención a Ucrania, en particular si la guerra de Israel con Hezbolá se calienta. Un conflicto en toda regla entre Hezbolá e Israel consumiría casi exactamente los mismos tipos de artillería y armas de defensa aérea que necesita Ucrania, como municiones de 155 milímetros, munición de tanques e incluso bombas de precisión lanzadas desde aviones. La ampliación de los combates con Irán o los hutíes podría consumir suministros similares.

COMANDO Y CONTROL

Ucrania no puede controlar la geopolítica global y tiene poca influencia en la política interna de sus socios, pero Kiev puede influir en gran parte de lo que determinará el año 2025. Por ejemplo, el entrenamiento. Las fuerzas terrestres que Ucrania empleó en el sur no recibieron suficiente instrucción colectiva de alto nivel antes de las contraofensivas de 2023, y hubo pocas operaciones simultáneas a nivel de batallón o brigada. Las formaciones más experimentadas se mantuvieron en el este de Ucrania y simplemente no hubo tiempo suficiente para formar y entrenar nuevas brigadas para que fueran altamente competentes en operaciones simultáneas de armas combinadas de alto nivel. Para tener alguna posibilidad de ofensivas exitosas en 2025, Ucrania tendrá que remediar esta deficiencia. Parte de esto requerirá el apoyo de Estados Unidos y sus socios de la OTAN, en particular cuando se trate de desarrollar más líderes y planificadores de alto nivel. Pero Kiev puede tomar la iniciativa en dar un mejor entrenamiento a los reclutas básicos. En consecuencia, Ucrania necesitará encontrar soluciones rápidas y efectivas para formar e instruir a más soldados individuales, así como para equipar nuevas brigadas.

Ucrania también tiene capacidad de decisión sobre sus campañas de selección de objetivos operacionales y estratégicos. El país ha desarrollado una poderosa capacidad de ataque, que incluye misiles de fabricación nacional; sistemas no tripulados de largo alcance, especialmente drones; misiles occidentales, como los disparados desde los sistemas de misiles tácticos del ejército estadounidense y los misiles Storm Shadow europeos; y algunas armas restantes de la era soviética. Esta capacidad también emplea una combinación de datos de sensores ucranianos y de la OTAN. Y Ucrania ha aprendido a utilizar la doctrina de selección de objetivos conjunta de la OTAN, un método estandarizado para planificar, llevar a cabo y evaluar actividades de ataque de largo alcance.

El complejo de ataque de Kiev se está utilizando actualmente contra tres objetivos clave: la industria petrolera rusa; activos militares estándar, como aeródromos, cuarteles generales, reservas de tropas, defensas aéreas y centros logísticos; y Crimea y la Flota del Mar Negro de Rusia. En los próximos meses, Ucrania tendrá que hacer difíciles concesiones sobre cómo priorizar estos objetivos y cuántas armas debería mantener en reserva. Pero estas decisiones son enteramente competencia de Ucrania.

También lo son las decisiones sobre el momento y la ubicación de las futuras operaciones ofensivas. Las decisiones finales del país tendrán que seguir siendo un secreto muy bien guardado para que Kiev tenga la mejor oportunidad de sorprender a Moscú. Eso no será fácil dadas las tecnologías actuales, que han proporcionado a Rusia amplias redes de sensores. Pero, como demostraron los rusos en su ofensiva de 2024 en Járkov y los ucranianos en su contraofensiva de 2023 en Járkov, es posible, especialmente en lo que respecta al momento. Es más difícil guardar secretos sobre la geografía, pero Ucrania todavía puede ser cautelosa y sabia sobre dónde lanzar contraofensivas.

Kiev no tiene escasez de objetivos potenciales. Podría optar por empezar en el Donbass, para frustrar el objetivo de Putin de apoderarse de todo el este de Ucrania. Podría elegir Járkov, para asegurarse de que la segunda ciudad más grande de Ucrania permanezca fuera del alcance de la artillería rusa. Otras posibilidades incluyen partes del sur de Ucrania, debido a su importancia económica, o incluso Crimea.

Mientras el país considera cuándo y dónde empezar a combatir, uno de los factores más importantes será la oportunidad. La inteligencia ucraniana, en colaboración con la OTAN y otros socios, vigilará la fuerza y ​​la moral de las tropas rusas, las existencias de municiones clave de Rusia y las reservas de Rusia, en busca de indicios de debilidad en diferentes frentes. Kiev puede optar por empezar a combatir en varios ejes para generar incertidumbre sobre la ubicación de su principal esfuerzo o para averiguar qué frente es el más vulnerable. Pero cada zona potencial será difícil, dada la cantidad de fuerzas que Moscú tiene ahora en Ucrania y las densas redes de defensas que ha construido en el este y el sur. Una contraofensiva exitosa en cualquier lugar requerirá operaciones de ataque sostenidas de antemano, inteligencia significativa y reservas. El entrenamiento y los ensayos para las fuerzas militares involucradas en cada región serán ligeramente diferentes.

Como debería ser el caso en todos los países democráticos, el líder electo de Ucrania, el presidente Volodymyr Zelensky, tendrá la última palabra tanto en la ubicación como en el momento de las ofensivas ucranianas. Por lo tanto, Zelensky y sus asesores más cercanos evaluarán cuidadosamente las capacidades de Rusia, así como las suyas propias, y buscarán las mejores oportunidades posibles. Recibirá asesoramiento de Oleksandr Syrsky, el comandante en jefe de Ucrania. En los niveles político y estratégico de toma de decisiones en tiempos de guerra, no existe tal cosa como la autonomía militar. La interacción del personal civil y militar puede mejorar la planificación militar al probar diferentes opciones desde diferentes perspectivas.

Mientras toman decisiones, Zelensky y su equipo también vigilarán el apoyo occidental, incluso a través de encuestas y comentarios de políticos occidentales. Su equipo trabajará para gestionar las expectativas de los países socios. En el período previo a la contraofensiva del sur de 2023, los estadounidenses y los europeos creían que Kiev tendría éxito, gracias a la información de los medios, las declaraciones de los políticos, la afluencia de nuevo equipo y las victorias de Kiev a fines de 2022. Desafortunadamente, estas expectativas se vieron frustradas en el campo de batalla. Esta decepción tuvo importantes consecuencias políticas. El largo debate estadounidense sobre si seguir ayudando a Ucrania probablemente estuvo influenciado por el resultado. También lo estuvo la crisis civil-militar de Kiev de fines de 2023, que llevó a la destitución en febrero de Valery Zaluzhny, el entonces comandante en jefe del país. Ucrania no puede permitirse que se repita una decepción como esta, por lo que deberá trabajar con la OTAN y los líderes extranjeros para controlar mejor las percepciones. Las operaciones militares de Kiev también deben lograr resultados políticos y garantizar que Ucrania esté en una posición óptima si se ve obligada a entablar negociaciones tempranas.

PREPARACIÓN Y OPORTUNIDAD

Las decisiones geográficas, logísticas, tácticas y de cronograma específicas de Ucrania son todas esenciales, pero, en última instancia, el éxito del país dependerá de si Kiev puede desarrollar una teoría de la victoria que aproveche sus propios recursos y los de sus partidarios.

Es probable que esta teoría de la victoria tenga componentes militares, económicos, diplomáticos e informativos. Buscará un resultado político (incluida la liberación de todo el territorio ucraniano, Crimea y el Donbass entre ellos), pero debe tener en cuenta la variedad de realidades estratégicas y operativas que presenta el estado actual de la guerra. La teoría exigirá victorias en el campo de batalla en tierra, aire y mar que dupliquen por lo menos el número de bajas que Ucrania está infligiendo actualmente a Rusia. Hacerlo es necesario para obligar a Moscú, que actualmente está reclutando tantos hombres como está perdiendo, a tomar decisiones políticas más difíciles sobre quiénes serán reclutados o conscriptos. Ucrania, por lo tanto, necesitará desarrollar nuevas doctrinas militares ofensivas más efectivas e incorporar masas mayores de sistemas no tripulados en el aire y en tierra. Las operaciones defensivas son ahora la forma dominante de guerra para Ucrania, pero Kiev necesitará nuevas maniobras ofensivas para acercarse y atravesar las líneas de Moscú. Mucho depende de que Ucrania desarrolle con éxito esos conceptos antes que Rusia.

Ucrania debe hacerlo con la ayuda de la OTAN. De hecho, Ucrania debe coordinar toda su nueva teoría de la victoria con Occidente. Esta teoría no puede centrarse exclusivamente en la defensa de Ucrania; también debe centrarse en derrotar a Rusia. Eso requerirá un aumento de los recursos y el entrenamiento occidentales y un cambio en la mentalidad de Occidente. Por lo tanto, Kiev debe conseguir que sus partidarios se sumen a la causa.

Para tener éxito, Ucrania debe recordar a sus socios que no hay manera de terminar la guerra mientras Putin siga creyendo que puede ganar. Moscú podría aceptar las conversaciones hoy, pero si Putin sigue confiado, simplemente usaría cualquier alto el fuego para rearmarse antes de atacar de nuevo, como hizo en Chechenia y al invadir Ucrania en 2022, en violación de los acuerdos de paz en el Donbass. Es cierto que casi todas las guerras terminan con negociaciones, pero las mejores negociaciones son aquellas en las que el enemigo está de rodillas, como lo estuvieron Alemania y Japón al final de la Segunda Guerra Mundial, o en las que está exhausto hasta el punto en que la retirada es la única opción real, como lo estuvieron los soviéticos en Afganistán. Ucrania tendrá que hacer que la lucha sea tan intolerable e insostenible para Rusia que esta esté dispuesta a aceptar no solo una tregua temporal sino una terminación real de la guerra.

Kiev tiene todo lo necesario para triunfar. A pesar de enfrentarse a oleadas de ataques devastadores, ha frustrado a un ejército ruso que tiene muchas ventajas. Ucrania lo ha logrado a pesar de tener importantes déficits de personal y de potencia de fuego. Ahora, la ventana de máxima oportunidad de Moscú casi ha pasado. En los próximos meses, a medida que el impulso ruso se desvanezca, Ucrania se preparará, se reconstituirá y estará atenta a las oportunidades. El éxito nunca es seguro en una guerra, pero Ucrania estará mejor situada en 2025 que este año para liberar territorio y convencer a Rusia de que el costo de la guerra no vale la pena. Pero para prevalecer, Kiev tendrá que reconstruir su capacidad ofensiva, llevar a cabo esfuerzos diplomáticos, influir en las operaciones y elaborar una nueva teoría sobre cómo ganar.

Fte: Foreign Affairs

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