por Carlos Alzugaray Treto. Cualquier investigador que se proponga escribir una historia imparcial de las relaciones internacionales de los últimos 50 años no tendrá otro remedio que referirse al significativo papel que desempeñaron Cuba, su pueblo y su gobierno, en la liberación de África y en la conformación de un nuevo orden geopolítico regional, especialmente en la zona austral del continente
escrito por Carlos Alzugaray Treto
Cualquier investigador que se proponga escribir una historia imparcial de las relaciones internacionales de los últimos 50 años no tendrá otro remedio que referirse al significativo papel que desempeñaron Cuba, su pueblo y su gobierno, en la liberación de África y en la conformación de un nuevo orden geopolítico regional, especialmente en la zona austral del continente.
Vale recordar que cuando triunfó la Revolución Cubana en 1959 era escaso el número de países africanos independientes. Específicamente en el Cono Sur de África, la hegemonía regional era ejercida, a sangre y fuego, por potencias europeas coloniales, como Portugal, que había conquistado y colonizado lo que hoy son Angola y Mozambique, y Gran Bretaña, que todavía poseía a las dos Rhodesias (hoy Botswana y Zimbabwe) y Swazilandia.
A estas dos potencias coloniales se unía el régimen del apartheid en Sudáfrica que controlaba el territorio de Namibia, designado con el nombre de África Sudoccidental, y que hacia 1980 se proponía crear un bloque de estados Estados subordinados en toda la franja que cruza el continente de este a oeste, desde Angola en el Atlántico hasta Mozambique en el Índico.
En ese contexto comenzó la relación de Cuba con África, cuya historia no es necesario hacer aquí.El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan». .. Nelson Mandela / Foto: Minrex
«El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan»... Nelson Mandela / Foto MinRex
No obstante, sobre el importante papel jugado por el pueblo y el gobierno cubanos en la descolonización de África Austral y en la derrota del régimen del apartheid hay reconocimientos muy autorizados, desde políticos sobresalientes hasta académicos acuciosos, pasando por medios de prensa relevantes. Vale la pena citar algunos:
- Editorial del periódico sudafricano The World, de Johanesburgo: «África Negra está cabalgando en la cresta de la ola generada por la victoria cubana en Angola. África Negra está saboreando el dulce vino de la posibilidad de alcanzar la “liberación total”». (Editorial 24 de febrero de 1976).[1]
- Nelson Mandela: «El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan». (Discurso pronunciado en La Habana el 26 de julio de 1991)
- Piero Gleijeses (profesor de la Escuela de Estudios Avanzados en Relaciones Internacionales de la Universidad Johns Hopkins, Washington D.C.): «Cuba es el único país en el mundo que envió sus soldados a enfrentar el ejército del apartheid y derrotó a ese ejército del apartheid, el ejército de Sur África, dos veces, en 1975-1976 y en 1988». (Entrevista al medio norteamericano Democracy Now el 11 de diciembre de 2013)[2]
- Barack Obama: «Le daré la mano (a Raúl Castro), por supuesto. Los cubanos estuvieron en el lado en el que había que estar en lo del apartheid. Y nosotros en el que no había que estar». (Respuesta a Ben Rhodes cuando este le preguntó cómo reaccionaría si se encontraba con Raúl Castro en la ceremonia por los funerales de Nelson Mandela en Johanesburgo, Sudáfrica, 15 de diciembre de 2013).[3]
- Chester Crocker, secretario adjunto de Estado para Asuntos Africanos durante la administración de Ronald Reagan (1981-1989), sobre la diplomacia cubana durante las negociaciones para llegar al acuerdo que puso fin a los conflictos de África Austral en 1989: «Los cubanos piensan que es una forma de arte. Están listos para la guerra tanto como lo están para la paz… Somos testigos de un gran virtuosismo táctico y una verdadera creatividad en la mesa de negociación». (Cable cifrado dirigido al Secretario de Estado George Schultz en 1989).[4]
El 22 de diciembre de 1988 se firmaron los Acuerdos de Paz de África Austral en una impresionante ceremonia en el Salón de Reuniones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con la presencia de altos funcionarios diplomáticos y oficiales de las fuerzas armadas de los tres países signatarios (Angola, Cuba y Sudáfrica). En ese contexto, y ante el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, y el secretario de Estado de Estados Unidos, George Shultz, se produjeron cuatro acontecimientos fundamentales. Tres de ellos representaron un giro en el estatus geopolítico en la región y en toda África, que todavía hoy se sostiene. El cuarto tenía que ver con Cuba:
- Angola obtuvo su ansiada seguridad después de 14 años de guerra defensiva contra la agresión sudafricana.
- Namibia alcanzó su independencia, objetivo por el cual la South West Africa People’s Organization (SWAPO) llevaba luchando desde 1966.
- Sudáfrica comenzaba su camino final hacia la eliminación del apartheid con la liberación de Nelson Mandela en 1991 y la celebración de elecciones generales con derecho de sufragio para todos los ciudadanos, independientemente del color de su piel, en 1994. Mandela resultó electo por abrumadora mayoría.
- Para los cubanos, terminaba la larga guerra desencadenada en 1975 cuando cumpliendo el mandato de José Martí de que «Patria es Humanidad», su gobierno, encabezado entonces por Fidel Castro, decidió acudir al pedido de ayuda del presidente angolano Agostinho Neto, cuyo país había sido atacado por el régimen del apartheid desde el mismo momento en que se proclamó su independencia.
El cuarto país incluido en la gira, Mozambique, sin estar directamente vinculado a la historia del conflicto en África Sudoccidental, también recibió la solidaridad cubana en el largo proceso de lucha por su independencia, que duró 11 años entre 1964 y 1975.
La gira de Díaz-Canel
Para el actual presidente cubano, cumplimentar la invitación que recibió de los jefes de Estado de estos cuatro países era en cierta medida un imperativo histórico y diplomático con territorios que reciben cooperación Sur-Sur desde Cuba y a cambio de ofrecerle a nuestro país su solidaridad. No tan evidente es un posible beneficio económico, entre otros, por la escasa información concreta que el gobierno cubano acostumbra a ofrecer sobre sus acuerdos internacionales.
Resumiendo la información oficial disponible, la cooperación por países se enumera así:
- La información es fragmentaria y no oficial. Pero se calcula que hay más de 2000 colaboradores fundamentalmente en el sector de la salud, aunque también en otros como la educación. Esta es ya una colaboración compensada, pero el gobierno cubano no ofrece cifras al respecto. Durante la visita del presidente Díaz-Canel se firmaron 3 acuerdos adicionales de cooperación en turismo, regulación de medicamentos y el establecimiento de inversiones en las zonas de desarrollo especial del Mariel en Cuba, y de Luanda-Bengo en Angola. No hay antecedentes que permitan evaluar la importancia de estos acuerdos.
- Sudáfrica. Si bien hay otros programas, el más importante de los proyectos de colaboración entre ambos países es el de asistencia sanitaria, con la contratación de unos 450 profesionales y la formación de más de 1200 jóvenes sudafricanos en escuelas cubanas de Medicina. Las dos son colaboraciones compensadas. Estos programas no han estado exentos de controversias en la prensa sudafricana de derecha, pero el gobierno ha mantenido el compromiso con la Isla. Durante la visita del mandatario cubano no hubo nuevos acuerdos firmados, aunque los respectivos ministros de salud se reunieron para estudiar cómo desarrollar aún más la colaboración en ese terreno.
- Al igual que en los demás países de la región, el ámbito de mayor importancia es la colaboración sanitaria, con la presencia de 300 especialistas cubanos. También se ha producido asistencia para combatir la COVID. Durante la visita de Díaz-Canel se firmó un acuerdo para fortalecer la cooperación; no hay información precisa sobre el monto de la compensación que se paga por esta.
- Como en otras naciones incluidas en la gira, se sabe que hay colaboración médica cubana compensada, pero se desconoce el número de los colaboradores, ni se tiene idea de la compensación. Se firmaron 3 acuerdos de carácter genérico sobre los cuales no se ofrecieron detalles, salvo que se trata de desarrollar las relaciones institucionales de cooperación en la esfera de negocios, realizar consultas políticas y diplomáticas para fortalecer las relaciones bilaterales y fomentar los intercambios sobre temas de interés común. Díaz-Canel recibió la más alta condecoración namibia, y se comprometió en reciprocarle el gesto al presidente Hage Geingob cuando visite La Habana para la Cumbre del Grupo 77+China en septiembre.
Más allá de los beneficios que pudieran reportarle a Cuba los acuerdos bilaterales alcanzados durante la gira, el plato fuerte fue la participación del gobernante cubano, en su condición de presidente Pro Tempore del Grupo de los 77+China —la más amplia agrupación de Estados dentro de la estructura de negociación de las Naciones Unidas— en la XV Cumbre de los BRICS en Johannesburgo, por invitación de su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa. Este hecho diplomático revestía para el gobierno cubano la mayor importancia, dado que le dio la oportunidad al también primer secretario del Partido Comunista de Cuba, de renovar los contactos y convergencias con los jefes de Estado de las cinco potencias que integran el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y en adición, con los 67 mandatarios invitados por el grupo.
Analizar la importancia de esta Cumbre y lo que ella significa para las relaciones internacionales será objeto de otro trabajo,[5] pues alargaría este demasiado; sin embargo, adelanto que para el gobierno cubano dicho acontecimiento tiene más importancia en materia diplomática y geopolítica que cualquier otra consideración histórica relacionada con los lazos de Cuba con los países de la región.
Resumamos los elementos clave de esta presencia de Díaz-Canel en Johannesburgo.
- Reforzó la posición de Cuba en el concierto de naciones, con lo cual socavó cualquier noción de que su gobierno se encuentra aislado, a pesar de las campañas de propaganda provenientes desde Estados Unidos y los grupos que apoyan la política de medidas coercitivas unilaterales.
- Permitió a la delegación cubana, formada por un grupo importante de funcionarios de la Cancillería y de otros organismos, realizar labor de cabildeo para garantizar la mayor asistencia posible a la Cumbre del Grupo de los 77+China en La Habana, el próximo septiembre.
- Sería el preámbulo, junto a dicha Cumbre, para que se realce la participación del presidente en el segmento de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), también en septiembre, una actividad siempre considerada por la Cancillería cubana como de preparación para la campaña anual por lograr que la AGNU apruebe su proyecto de resolución contra las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos contra Cuba. Este año tiene como elemento adicional, poner de relieve la injusta designación de Cuba como «Estado Promotor del Terrorismo».
- Algunos observadores han calificado esta Cumbre de los BRICS como un «giro copernicano» en el sistema internacional. Es cierto que se han trazado dos o tres iniciativas que parecen sumamente ambiciosas —como la propuesta de sustitución del dólar—, pero eso suena ideal para los oídos del gobierno cubano. Por lo menos ya se produjo una ampliación de la membresía. No debe olvidarse que para el gobierno en la Isla es muy positivo todo lo que vaya en contra de la pretensión norteamericana de un orden global unipolar. Esta Cumbre del BRICS responde perfectamente a esta definición.
Al margen del mencionado evento, lo más importante para Cuba fue que la parte china accedió —o tomó la iniciativa— a que se produjeran conversaciones directas entre los presidentes Díaz-Canel y Xi Jinping, acompañados por sus dos delegaciones. Este tipo de actividades no son usuales en esos contextos. Por otra parte, el comunicado emitido es terminante en la forma en que describe el apoyo de Beijing a La Habana: «China está dispuesta a trabajar con Cuba para profundizar continuamente la confianza política mutua, ampliar la cooperación práctica e intensificar la coordinación estratégica, a fin de promover el nuevo e incesante desarrollo de las relaciones amistosas especiales entre los dos partidos y los dos países».
La gira del presidente Díaz-Canel por 4 países, con los cuales el Estado cubano mantiene relaciones bilaterales de colaboración de larga data, se inscribe claramente en la categoría de los intereses diplomáticos cubanos y tiene implicaciones no deleznables para la geopolítica mundial.
La diplomacia cubana ha tenido tradicionalmente una orientación contrahegemónica. Es la reacción lógica ante los persistentes intentos de Estados Unidos por aislar al gobierno, pero es también en la actualidad una posición bastante extendida entre los Estados pequeños y medianos, particularmente en los últimos 6 años en que se ha visto el resurgir de una nueva guerra fría.
Por tanto, es obvio que el primer mandatario cubano no podía desaprovechar la invitación que le hizo el presidente Cyril Ramaphosa para asistir a esta Cumbre extendida de los BRICS, teniendo en cuenta tanto los temas a tratar como el número de asistentes.
Díaz-Canel también aprovechó el viaje hasta el Cono Sur de África para renovar y fortalecer lazos con amigos tradicionales con los cuales el intercambio más importante es la cooperación sanitaria que se ha convertido en una importante fuente de ingresos para el Estado Cubano. Aunque esta cooperación no pasa por uno de sus mejores momentos por diversas razones, la crisis económica, social y política cubana obliga al gobierno a no desperdiciar ninguna oportunidad por limitada que parezca.
NOTAS
[1] Citado por Piero Gleijeses: Conflicting Missions: Havana, Washington and Africa 1959-1976, Chapel Hill, NC, University of North Carolina Press, 2002
[2] Las dos obras de Gleijeses —Conflicting Missions (ver cita anterior) y Visions of Freedom: Havana, Washington, Pretoria, and the Struggle for Southern Africa, 1976–1991, Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 2013— han ganado bien merecidos elogios por la crítica especializada debido a la acuciosidad de sus investigaciones y la agudezas de sus juicios
[3] Ben Rhodes: El mundo tal y como es: Cambiar el mundo desde la Sala Oeste, Barcelona, Debate, 2019, p. 377 (edición digital eBook).
[4] Citado por Jorge Domínguez en el Prólogo a William LeoGrande y Peter Kornbluh: Diplomacia encubierta
con Cuba. Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana, México, Fondo de Cultura Económica, 2015, p. 19.
[5] Este autor pretende ofrecer próximamente una evaluación lo más objetiva e imparcial posible sobre los BRICS y los cambios que se perciben en la geopolítica mundial.