Réquiem por Guiteras

Este 8 de mayo recordamos el legado del revolucionario Antonio Guiteras Holmes, una de las figuras más importantes de la primera mitad del siglo XX cubano, quien cayera en combate un día como hoy de 1935, en Matanzas, mientras intentaba salir del país para organizar una expedición y liberar a Cuba de la tiranía.

Cortesía de Redacción  de LJC

Este 8 de mayo recordamos el legado del revolucionario Antonio Guiteras Holmes, una de las figuras más importantes de la primera mitad del siglo XX cubano, quien cayera en combate un día como hoy de 1935, en Matanzas, mientras intentaba salir del país para organizar una expedición y liberar a Cuba de la tiranía.

Graduado de Farmacia en la Universidad de La Habana e integrante del Directorio Estudiantil Universitario, Guiteras se opuso a la dictadura de Gerardo Machado y fundó la Unión Revolucionaria (UR), con un programa antimachadista que abogaba por la lucha armada.

Tras la huida del dictador, en 1933, fue nombrado Secretario de Gobernación, Guerra y Marina del denominado Gobierno de los Cien Días, que promulgó leyes, decretos y medidas de carácter popular y contenido progresista, entre ellas, rebaja de precios a los artículos de primera necesidad, jornada máxima de ocho horas, nacionalización del trabajo, autonomía universitaria, rebaja de los precios de la electricidad, intervención de la Compañía Eléctrica, reorganización de la enseñanza superior y secundaria, y creación de la Secretaría del Trabajo.

Tras el derrocamiento de ese gobierno, a inicios de 1934, decidió estructurar una insurrección armada y fundó La Joven Cuba, una organización que aglutinara a todas la fuerzas posibles del espectro izquierdista y abogara por una democracia popular con fuerte intervención del Estado, así como por la defensa de la soberanía ante el imperialismo y el capital extranjero. Por sus ideales de corte socialista y por no seguir los dogmas del Partido Comunista, fue atacado implacablemente desde la derecha y calificado por los comunistas como un social-fascista de izquierda.

Sus planes se verían tronchados por una delación que terminó con su muerte en combate, a manos de las tropas batistianas, junto al revolucionario venezolano Carlos Aponte. A decir de Raúl Roa, se perdía así a “la figura más empinada, el ánimo mejor templado, la voluntad más indomeñable, el brazo más enérgico y el espíritu más puro del movimiento nacional revolucionario”.

Vaya hoy, a esta personalidad de la historia de Cuba, el homenaje de nuestra revista, cuyo nombre se inspira en la organización que, en su momento, fundara.

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