Jul 3rd, 2019 · Comentarios desactivados en La Doctrina Trump: Un Nuevo Orden Mundial.
El conservadurismo como una tercera opción.
Por Dr. José R Alfonso. Political Science Ph.D and Strategic Political Intelligence, Master
Politólogos, sociólogos,
geopolíticos, especialistas en inteligencia política, expertos en OSINT,
analistas políticos demócratas, republicanos, independientes, en fin, todo
profesional relacionado directa o indirectamente con el mundo de los juegos de
poder político, comprenden que Donald Trump, máximo Gerente de los EE.UU., el
más importante jugador político mundial,
por ser el representante de la primera potencia militar y económica del
mundo –comprada mediante el Poderoso Caballero Don Dinero invertidos en lealtades
y seguridad internacional- se encuentra enfrascado, desde el primer día de su
mandato, en la difícil tarea de ir conformando un Nuevo Orden Mundial en el
cual, como hombre de negocios –y la política es el arte de negociar- observa
que el mundo está lleno de oportunidades para hacer tratos que brinden las
mismas condiciones a todos los jugadores y actores de las principales
estructuras de poder global, lo que no resulta factible o realizable dentro del
Orden Mundial establecido.
Trump –y el Estado
Profundo- conocen muy bien las directivas y normas que han regido el orden
internacional establecido a partir de la II Guerra Mundial –construido
principalmente por EE.UU.- una continuación del liberalismo clásico del Siglo XVIII.
Pero también están conscientes de que esa ideología liberal, en los últimos
tiempos, del Siglo XX, ha sufrido una desviación ideológica que se ha
convertido en una corriente neoliberal, la que más tarde creara un organismo
multilateral que recibió por nombre: globalización
(cuya
hegemonía
global se funda en la capacidad de integrar en el propio y los propios
intereses estratégicos de los EE.UU. a otros Estados ofreciéndoles ventajas para sí mismos).Corriente neoliberal que en opinión de los círculos conservadores
pone en peligro al capitalismo, a los
propios EE.UU. pero principalmente afecta a los intereses del Estado Profundo -centro subterráneo
del verdadero poder estadounidense- constituido por
las oligarquías económicas, financieras y militares.
Esta nueva corriente de pensamiento neoliberal y globalizadora durante las elecciones presidenciales del 2016 descansaba en la figura de Hillary Clinton en representación del Partido Demócrata.
Para contrarrestar la candidatura demócrata-neoliberal, el Estado Profundo decidió diseñar una estrategia de campaña electoral dirigida en especial a grupos sociales unificados –estrato social en los que prima el concepto de nación- que fueron demográficamente identificados y caracterizados por ser los que representan los valores del nacionalismo -el mayor enemigo del liberalismo- y amantes de la concepción nación-estado. Todos ellos agrupados bajo la consigna “América Primero”, un tabú dentro de la sociedad norteamericana educada.
Dentro de la plataforma política de “América Primero” incluyeron, entre los temas de campaña, algunos dirigidos directamente en contra del establecimiento de la política migratoria demócrata-liberal; el que los EEUU no debían continuar pagando el precio de sus estrategias hegemónicas de “fronteras abiertas”; que tampoco se permitirían las pérdidas de puestos de trabajo por los migrantes y se garantizaba un “freno” a la migración procedente del Sur; entre otros.
Donald Trump una vez electo a través del Colegio Electoral, comenzó a desarrollar su Doctrina Política de forma Ejecutiva e inconsulta, dirigida en sentido inverso de la establecida por el orden mundial internacional instituido después de la II Guerra Mundial, alterando las reglas y equilibrios que regían la hegemonía global estadounidense. Sus bases de política exterior estaban vinculadas al desarrollo económico y la seguridad de la nación-estado- todo lo contrario a las bases establecidas marcando las reglas de una nueva doctrina política conservadora cuyos ejes de dirección están dirigidos a establecer el nuevo papel de los EE.UU. en un mundo con poderes regionales definidos que proporcionen, y garanticen, un equilibrio político global.
En base a ello Trump ya envestido como Presidente de la nación norteamericana procedió a romper antiguas alianzas, acuerdos comerciales, renegocio nuevos tratados comerciales con aliados y rivales, impuso aranceles, quebró y estableció nuevos acuerdos multilaterales, declaro guerras comerciales, todo ello encaminado a truncar la dinámica de la globalización y dejar por sentado cual será el nuevo papel que desempeñaran los EE.UU. dentro de un mundo limitado por fronteras y por el respeto de las áreas de influencia.
Por otro lado, Trump y el
Estado Profundo están convencidos de que la única forma de eliminar el
neoliberalismo y al globalismo es mediante la construcción de un Nuevo Orden
Mundial equilibrado, conformado por bloques y líderes regionales, basado en el
respeto a las esferas de influencia, con líderes con los cuales se pueda
negociar siempre y cuando estos puedan garantizar la seguridad global.
Confirmación de un Nuevo Orden Mundial que
permitiría a los EE.UU. irse apartando
de las estrategias y geoestratégicas globales y de las configuraciones
económicas mundiales logrando así recuperar la grandeza de su economía a la par
que conformaría un nuevo formato político-mundial, más reducido acorde a los
intereses, conservadores y estadounidenses . Pero ello requiere de tiempo y
continuar con el control de la presidencia de los EE.UU.
Hasta el presente, gústenos
o no, Trump ha abandonado la política hegemonista aplicada por los EE.UU. hasta
su mandato, y su nueva doctrina en política exterior está rindiendo los frutos
que él ha deseado y con independencia de simpatía o antipatía ha demostrado ser
un buen negociador cuando muchos apostaban que sería un pésimo destructor.
Recordemos también que cuando la palabra calla, retumban los tambores de la
guerra
En este juego de poder por
la presidencia de la nación estadounidense para el 2020 no se puede ignorar un
importante actor, el Partido Demócrata, el que a pesar de contar con excelentes
candidatos, de ambos sexos, como por ej.
Kamala Harris, Elizabeth Warren, Bernie Sanders, Joe Biden y otros -a la
izquierda y a la centroizquierda del diapasón
político- podrán aspirar a ser el candidato final de su Partido pero el que resulte seleccionado estará muy
lejos de alcanzar la Presidencia de los EE.UU.
Motivo: será sumamente difícil, por diferentes elementos y razones derrotar a Donald Trump.
Donald Trump, en lo
domestico, mantendrá y continuara el formato de su campaña “América
Primero” que le diera el triunfo original y de continuar cosechando éxitos
en política exterior tendrá su reelección en el 2020 prácticamente asegurada,
salvo que un imprevisto interno de fuerza mayor o un conflicto bélico externo
se interponga, algo que por el momento no se visualiza.
Resumiendo, la doctrina
Trump -como fase preparatoria del Nuevo
Orden Mundial- está enmarcada en lograr
un mundo compuesto por poderes regionales específicos, con líderes
políticos dispuestos a cargar con responsabilidades globales y capaces de
proporcionar y garantizar un equilibrio político global.
Este análisis no toma
partido, única forma de ser objetivo. Tampoco busca disertar, ni proponer o
desarrollar estrategias y tácticas de Campañas para la Gerencia Publica, lo
cual corresponde a cada candidato y su equipo de trabajo. Es una entrega a nuestros
lectores para que ellos saquen sus propias conclusiones.
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