Texto:Daniela Blandón Ramírez – Fuente: INSTITUTO DE ESTRATEGIA
La segunda jornada electoral en menos de seis meses dejó a Israel con igual o más incertidumbre política que en los comicios del pasado 9 de abril. Al menos así se desprende de los resultados a pie de urna que muestran un nuevo empate técnico entre los partidos de los dos principales rivales: Benjamin Netanyahu y Benny Gantz.
El del martes fue un segundo intento de que un partido político alcanzara la mayoría parlamentaria, después de un reñido resultado que en las elecciones pasadas le diera la victoria al partido Likud de Netanyahu por unos cuantos votos sobre Azul y Blanco de Gantz, aunque en la práctica, ambos obtuvieron los mismos 35 escaños, insuficientes para formar gobierno.
En esta ocasión, el primer ministro israelí no logró asegurar la mayoría con sus aliados religiosos y nacionalistas, y tampoco lo hizo su rival, de acuerdo con las encuestas iniciales, que estiman que ambos consiguieron entre 30 y 33 escaños.
Israel Nuestro Hogar: un aliado clave
Para lograr una mayoría gobernante en el Knéset, como también se le conoce al Parlamento de Israel, un partido debe conseguir al menos 61 de 120 escaños. Ni Benjamin Netanyahu ni su oponente Gantz, tienen tal mayoría hasta el momento.
De confirmarse el resultado a pie
de urna, según los analistas, se estaría preparando el terreno para un intenso
periodo de negociaciones de coalición, como el que ya se vivió infructuosamente
después del 9 de abril y cuyo
fracaso llevó a la segunda convocatoria a las urnas.
Es allí donde entra en juego un viejo aliado de Netanyahu, ahora convertido en uno de sus rivales más feroces: el ex ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, fundador del partido Israel Beitenu.
Este partido, que contaría con una modesta pero no despreciable suma de entre ocho y diez sillas en el Parlamento, quedó en una cómoda posición: podría casi duplicar su presencia en la Cámara y tendría los codiciados escaños que les faltan a los partidos que pujan por gobernar.
Gobierno de unidad: una opción que no se descarta
Dirigiéndose a sus partidarios el martes por la noche, un jubiloso Lieberman dijo que solo veía “una opción”: una coalición amplia y secular con Azul y Blanco y Likud.
“Siempre hemos dicho que un Gobierno de unidad solo es posible en situaciones de emergencia. Y les digo a todos los ciudadanos que nos miran por televisión: la situación, tanto en términos de seguridad como económica, es de emergencia”, dijo. “El país, por lo tanto, requiere un Gobierno amplio”.
Benny Gantz no descartó la posibilidad. Después de conocer los resultados preliminares, llamó a la formación de un Gobierno de unidad en Israel. “Estoy abierto al diálogo con todos”, manifestó.
Benjamin Netanyahu, por su parte, no hizo ningún reclamo de victoria o concesión de derrota en su discurso frente a simpatizantes del partido Likud el miércoles, después de que las encuestas iniciales no mostraran un claro ganador.
Netanyahu dijo que esperaría los resultados oficiales y que trabajaría para establecer “un gobierno sionista fuerte” que refleje los puntos de vista de “muchas personas de la nación”.
Después de un aparente revés electoral, el primer ministro de Israel dice que buscará la formación de un nuevo Gobierno “sionista” que excluya a los partidos árabes. “No habrá un Gobierno que se apoye en los partidos árabes y antisionistas”, recalcó.
“En los próximos días entraremos en negociaciones para establecer un Gobierno fuerte y sionista e impedir un gobierno antisionista, debemos representar todas las partes de la nación como el Estado nación judío. Tengo gran confianza en la justicia de nuestro camino. Ganaremos”, aseguró el primer ministro en funciones.
Pero no hizo referencia al partido opositor Azul y Blanco, encabezado por Beny Gantz, con el que podría formar un Gobierno de unidad.
Un apretado resultado a pie de urna
Los resultados iniciales publicados por los tres principales canales de televisión de Israel mostraron al centrista partido Azul y Blanco de Benny Gantz con una ligera ventaja sobre el Likud de Netanyahu. Si bien no está garantizado que Gantz será el próximo primer ministro, sí quedan en vilo las intenciones de Netanyahu de permanecer en el poder que ostenta desde hace más de diez años.
Las encuestas de boca de urna israelíes son a menudo imprecisas y las cifras finales todavía podrían cambiar a favor de Netanyahu. Pero, independientemente de cuál sea el resultado definitivo, los partidos políticos ya tienen listas sus calculadoras.
Las previsiones varían según la fuente, pero los canales de televisión coinciden mayoritariamente: Likud obtendría entre 30 y 31 escaños; frente a 32 que lograría el opositor Azul y Blanco. La Lista Unida, de mayoría árabe, tendría entre 13 y 15 diputados, mientras que el partido de Lieberman, Israel Beitenu, sacaría entre 8 y 9, los mismos del ultraortodoxo sefardí Shas y que el Judaísmo Unido de la Torá.
Así las cosas, ninguna de las coaliciones, como están planteadas hasta el momento, lograría la mayoría simple requerida.
La última palabra la tiene el presidente
La atención se centrará ahora en el presidente de Israel, Reuven Rivlin, quien elegirá al candidato que cree que tiene la mejor oportunidad de formar una coalición estable. Rivlin debe consultar con todas las partes en los próximos días antes de tomar su decisión.
Después de eso, el primer ministro designado tendría hasta seis semanas para formar una coalición. Si eso falla, Rivlin podría darle a otro candidato a primer ministro 28 días para hacerlo. Y si eso no resulta, habría nuevas elecciones. Rivlin dijo que hará todo lo posible para evitar tal escenario.
Más votantes en las segundas elecciones
La comisión electoral de Israel dijo que el 69,4% de los votantes elegibles sufragó en las elecciones repetidas sin precedentes, un número ligeramente mayor que el que participó en los comicios de abril.
La participación en las elecciones de abril fue del 68,5%. El Parlamento votó para disolverse cuando Netanyahu no pudo formar una coalición mayoritaria.
Fuente: France 24