Por José R Alfonso
Estamos frente a un juego de ajedrez geopolítico, de alto riesgo, en el cual no solo participan dos jugadores: Irán vs EE.UU. sino también influyeron otros importantes actores, entre los cuales se encuentran Israel y Arabia Saudita.
Ambos actores políticos de “influencia ” resultaran beneficiados ante cualquier respuesta “disuasiva”, la palabra de orden, de Irán (país musulmán donde impera el viejo axioma de ojo por ojo). Recientemente el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei asevero que los responsables de su muerte “deben esperar una dura venganza”.
El primero actor beneficiado de este juego es Benjamín Netanyahu quien asegura su reelección como Primer Ministro con el factor que siempre ha invocado emocionalmente entre los votantes israelíes : el miedo y la seguridad de que es el único que puede garantizar la seguridad del Estado de Israel ante cualquier confrontación bélica regional.
En tanto Arabia Saudita, el segundo actor, resultaría beneficiado porque al eliminarse a uno de sus peores, y mas activos, enemigos en caso de desestabilizarse la región — como todo indica que ocurrirá en un futuro mediato— los sunní (cuna del wahabismo) una vez más volverán a tratar de jugar un rol decisivo en el control de gran parte del Medio Oriente.
Por su parte muestro presidente, Donald Trump, evidentemente puso en jugo la Doctrina Netanyuahu —el factor emocional miedo— en apoyo a este político israelí y sobre todo con vista a asegurar su reelección en el 2020 reafirmando su papel de ser un mandatario para respetar, como ha venido anunciando durante su mandato.
Sin duda, para nuestro presidente, se trata de una excelente jugada política de doble propósito: 1) mediáticamente el juicio político pasa ahora a un segundo lugar noticioso; 2) de salir airoso post la operación de eliminación de un objetivo de alto valor, como lo era el general Qasem Soleimani , algo que aun estar por ver, aseguraría un estado de opinión favorable entre el pueblo estadounidense en vista a su reelección en el 2020 (la cual tenía prácticamente asegurada sin necesidad de jugar al todo o nada como ha hecho en esta ocasión). De comenzar a producirse actos terroristas connotados y de llegar ataúdes envueltos en nuestra bandera provenientes de cualquier escenario de guerra asimétrica, cualquier cosa puede pasar en las próximas elecciones presidenciales.
Valga aclarar que no son los chiitas quienes han extrapolados su accionar terrorista fuera de su hábitat (Oriente Medio), excepto cuando el clandestino grupo de operaciones especiales de la Mossad conocido por “Grupo Quiros” ha eliminado a “un objetivo de alto valor” —líderes chiitas dentro o fuera del Medio Oriente— donde entonces si han atacado “objetivos blandos” israelíes dentro de cualquier país.
Los chiíes, hasta la fecha, han sido el equilibrio geopolítico de la región en contra del radicalismo musulmán sunní (al Queda, ISIS e ISIL) los dos últimos apoyados y financiados principalmente por Arabia Saudita, cuna del wahabismo —corriente político-religiosa musulmana de extrema derecha de la rama mayoritaria del sunismo, y en concreto de su escuela hanbalí— así como otros países musulmanes de la misma fe religiosa. Los autores de los actos terroristas de 9/11 en EE.UU. la mayoría era de origen saudí y pertenecían y practicaban el radicalismo musulmán.
Conforme Saddam Hussein, de origen sunní, era el equilibrio en contra de Irán (chii) , el general Qasem Soleimani era su “imagen en espejo” contra el radicalismo sunní. En el ataque en contra del general Soleimani murió también el vicepresidente de las milicias chiíes iraquíes Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes lo que sin duda repercutirá dentro de Irak, donde mas del 60% de su población pertenece a ese grupo étnico.
Solo resta esperar, tiempo al tiempo y mientras rezar a Dios, cualquiera que este sea, porque los sentimientos de paz, cordura y deseos de disminuir las tensiones reine en la mente de los líderes mundiales incluyendo los de Iran para evitar que el Siglo XXI sea escenario de una WWIII. Como analista político, politólogo y agnóstico también los apoyare principalmente para que los padres y abuelos no enterremos, en este siglo, a nuestros hijos y nietos.
