Por Juan O. Tamayo – Cortesía de El Nuevo Herald
De todas las lecciones aprendidas en las sorprendentes victorias consecutivas del presidente Barack Obama en la Florida, pocas son tan importantes para elecciones futuras como su atención a los votantes hispanos.
La mayor de todas: no fue un esfuerzo único. Fueron tres campañas en una.
“En el sur de la Florida, la campaña tenía un ‘acento caribeño’. En Orlando, tenía un ‘acento puertorriqueño’. En Nuevo México, un ‘acento mexicano’”, declaró Freddy Balsera, cubanoamericano de Miami y asesor de la campaña de Obama en el 2008 y el 2012.
La campaña del 2008, aseguró, “rompió el mito panhispano” de que los candidatos pueden usar un mismo mensaje para todos. Una campaña ahora no sólo tiene que comunicar los valores adecuados, sino que tiene que tener además el sabor adecuado en dependencia de la comunidad hispana a la cual se dirige.
Claramente, esa estrategia ha funcionado. Alrededor del 71 por ciento de los hispanos votaron por Obama el 6 de noviembre, y solamente el 27 por ciento respaldó al republicano Mitt Romney, según un análisis de varias encuestas a boca de urna hecho por el Centro de Investigación Pew.
Mientras Obama se prepara para las ceremonias de su toma de posesión de domingo y lunes, la mayoría de los analistas afirman que la tendencia del apoyo hispano continuará favoreciendo al Partido Democrático por varias elecciones más, pero se mantienen al tanto de los candidatos republicanos que podrían recuperar parte del terreno perdido.
En ninguna otra parte es más importante la estrategia de ganarse el voto de los hispanos para las futuras elecciones presidenciales — y quizá las de gobernador — que la Florida, donde representan el 14 por ciento del electorado estatal y crecen día a día.
Balsera, de 36 años, fundador y presidente de la firma de relaciones públicas Balsera Communications, radicada en Coral Gables, aseguró que estaba claro que Obama necesitaba hacerse de buena parte del voto hispano en el 2012 debido a la disminución de su apoyo entre los blancos no hispanos, en particular los hombres.
La campaña, por lo tanto, destacó una serie de medidas de Obama que ayudaban específicamente a los hispanos, declaró Fernand Amandi, de Bendixen & Amandi International, una firma de Miami que hizo consultoría para la campaña y produjo sus anuncios en español.
Atención médica asequible, batalla contra la recesión, nuevos empleos, becas de educación universitaria y recortes en el envío de tropas estadounidenses —en que los hispanos están representados en exceso— ayudaron a alimentar el apoyo a Obama, señaló.
Una orden presidencial del verano que permitió a unos 800,000 jóvenes inmigrantes indocumentados, en su mayoría hispanos, a permanecer en el país “duplicó el entusiasmo y la buena voluntad que la comunidad ya sentía por el Presidente”, añadió Amandi.
El Día de Elecciones, Obama ganó el mayor porcentaje de votos hispanos de un candidato presidencial demócrata desde que el presidente Bill Clinton ganara el 72 por ciento del voto de la comunidad en 1996. Además, el Presidente ganó en los cuatro estados en los que su campaña dio una atención especial a los votantes hispanos: Florida, Nevada, Colorado y Nuevo México.
Pero Obama se vio además ayudado por los candidatos republicanos que se declararon en contra de amplias reformas de inmigración que beneficiarían en mayor medida a los trabajadores indocumentados de México y países del sur, opinaron consultores tanto republicanos como demócratas.
“Los hispanos se sintieron agredidos por los republicanos… Casi hubo una competencia para ver quién era más antiinmigrante en el lado republicano”, indicó Balsera, añadiendo que a la mayoría de los hispanos de clase trabajadora les era además difícil identificarse con el acaudalado Romney.
Cuba, mientras tanto, no fue en ningún momento un tema tocado en la campaña —ni Obama ni Romney hablaron mucho sobre la isla, ni siquiera durante sus muchas visitas al sur de la Florida— y en su ausencia “los cubanos de 70 años estaban votando por el tema del Medicare”, añadió.
La campaña de Obama abrió incluso una oficina de campaña en La Pequeña Habana, un baluarte cubanoamericano en que Balsera relató que alguien pintó la hoz y el martillo encima de un afiche de Obama durante la campaña del 2008.
Según algunas encuestas a boca de urna, es posible que Obama haya ganado hasta el 47 por ciento del voto cubanoamericano en la Florida. Algunos republicanos dudaron que la cuota de Obama fuera tan alta, pero muchos admitieron que salió mucho mejor de lo esperado.
“Nosotros aprovechamos los errores de los republicanos, pero en general hubo confianza en el Presidente. Los hispanos confiaban en el Presidente”, subrayó Balsera, quien cuenta entre sus clientes a compañías importantes tales como United Health Care y John Deere. Su padre, Julio Balsera, es un veterano activista cívico y propietario de la compañía de servicio de ómnibus J. Balsera.
Amandi y Balsera consideraron que la tendencia a que los hispanos voten abrumadoramente a favor de candidatos presidenciales demócratas probablemente continuará durante los próximos ciclos de elecciones, porque los hispanos son el segmento de más rápido crecimiento de la población del estado y de la nación.
“Hay una nueva composición electoral que recae más en las minorías”, señaló Balsera. “Pero eso no es permanente y los demócratas tienen que trabajar en profundizar esta relación”.
Los republicanos han estado colocando en la vanguardia más caras hispanas, como el senador Marco Rubio de la Florida, y algunos quieren que el ex gobernador de la Florida Jeb Bush, quien está a favor de reformas de inmigración y habla un español casi perfecto, se postule a la presidencia en el 2016.
El redactor de The Miami Herald Marc Caputo contribuyó a esta información.