Diario geopolítico: Creciente Influencia de Egipto

Cortesía de Stratfor

El canciller egipcio Mohamed Kamel Amr renunció el martes, convirtiéndose en el ministro más alto perfil a renunciar desde que las protestas contra el gobierno del presidente Mohamed Morsi comenzaron el fin de semana.

El canciller egipcio Mohamed Kamel Amr renunció el martes, convirtiéndose en el ministro más alto perfil a renunciar desde que las protestas contra el gobierno del presidente Mohamed Morsi comenzaron el fin de semana. La renuncia de Amr llegó después de que el ejército egipcio dio un ultimátum lunes, exigiendo que Morsi y la Hermandad Musulmana gobernante iniciar un diálogo con los miembros de la oposición dentro de las 48 horas, o corren el riesgo de la intensificación militar de imponer una “hoja de ruta política” para todas las partes. Esta decisión se produce en medio de la más reciente de una serie de crisis políticas en Egipto desde el derrocamiento del ex presidente Hosni Mubarak en febrero de 2011.

La agitación política hacia Egipto, su clase política y su poderoso ejército se ha convertido en casi un hecho, con todas las partes recurrir a las demostraciones públicas de descontento y las emociones tan a menudo como lo hacen con el proceso democrático. Y como el sistema político de Egipto evoluciona, cada vez es más claro que – con la excepción de algunos problemas críticos, incluyendo Gaza, el Canal de Suez y la capacidad del ejército egipcio para asegurar tanto – los gobiernos occidentales y regionales están viendo la afinidad de Egipto por los disturbios con la disminución de preocupación.

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Egipto fue una vez el eje político y religioso del mundo árabe sunita. Instituciones egipcias, como la Universidad Al-Azhar religiosa y el islamismo promovido por los Hermanos Musulmanes siguen teniendo influencia regional significativa, pero Egipto está lejos de ser un contendiente para el papel de hegemón árabe. Cuestiones regionales más grandes, como la guerra de Siria y el retroceso por sunitas que ha colocado un Irán antes ascenso a la defensiva, tienen prioridad sobre la ciénaga política de Egipto a los ojos de los Estados Unidos y sus aliados occidentales, que se han cansado de intervenir en el Medio Oriente.

Relevancia geopolítica de Egipto perdurará por mucho tiempo, incluso si el país deja de ser un líder de confianza en el mundo árabe sunita. El Canal de Suez es y seguirá siendo una ruta vital para el transporte marítimo mundial, y la proximidad de Egipto a la Franja de Gaza, así como su larga data de alto el fuego con Israel, influirá en Washington para mantener los vínculos con el ejército egipcio, si no el gobierno en El Cairo. El ejército egipcio es el principal garante de la seguridad tanto del Canal de Suez y la frontera de Egipto con Gaza. Mientras el ejército se mantiene como el pilar más fuerte en el Estado egipcio, los Estados Unidos es poco probable que interfiera en los asuntos egipcios.

El ejército egipcio no muestra signos de vacilante. Su estabilidad es a la vez una bendición y una maldición, libre de la intromisión de actores extranjeros más fuertes, los militares se está convirtiendo cada vez más responsables – y responsables – por continuos disturbios internos de Egipto. Ante la falta de apoyo de Occidente o de la intervención, los actores regionales como Qatar, y en menor medida, Arabia Saudita y Libia, están ayudando a aliviar algunas de las presiones económicas que enfrenta el estado egipcio. Nadie, sin embargo, está ofreciendo una solución fácil para los milenarios desafíos económicos y geográficos de Egipto.

Nadie quiere ver el colapso Egipto, pero hay actores occidentales o regionales están dispuestos a intervenir y asumir la carga de la reconstrucción del Estado egipcio, tampoco. Y la estabilidad permanente y la omnipresencia de los militares egipcios ayuda a calmar las preocupaciones extranjeras que podría producirse un colapso. El resultado es un atolladero nacional de los intereses políticos y sectarios rivales, y un ejército egipcio cada vez más asediado obligado a actuar como árbitro entre los competidores díscolos. Incapaz y poco dispuestos a intervenir y establecer un gobierno militar directa, la dependencia de los militares y la posterior al empoderamiento de las distintas fuerzas políticas y públicas significa que el ciclo actual de la política egipcia – las elecciones, la oposición, las protestas y los disturbios – no cambiará probablemente en el en un futuro próximo.

Detrás de esta dinámica es un grave desequilibrio en la economía del país, con una población en crecimiento que supera con creces los recursos del país desierto. Como foco de Egipto se vuelve hacia adentro y su posición regional tambalea, su economía seguirá disminuyendo aun cuando su población sigue creciendo. En resumen, los problemas más grandes dejarán de ser tratados incluso como su situación política sigue acaparar los titulares.

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