Díaz-Canel sorprende al nombrar al desconocido Manuel Marrero como primer ministro de Cuba

Manuel Marrero Cruz (en el centro), designado primer ministro de Cuba, – AFP

Por Jorge Enrique Rodrígue   — CORRESPONSAL ABC EN LA HABANA

El régimen recupera este cargo después de 43 años

Más de 40 años después de que fuera abolido el cargo de primer ministro, durante las reformas constitucionales dirigidas por el fallecido dictador Fidel Castro en 1976, el propio Partido Comunista, que aún preside su hermano y sucesor Raúl Castro, Cuba ha restituido esta figura que, según observadores y politólogos, no es otra cosa que una presunción de «horizontalidad en el poder político» en la isla.

El escogido para el puesto ha sido el hasta ahora ministro de Turismo, Manuel Marrero Cruz, de acuerdo con la propuesta realizada por el presidente del régimen de la isla, Manuel Díaz-Canel y que ha ratificado este sábado por unanimidad la Asamblea Nacional. Con su elección, Díaz-Canel ha sorprendido a propios y extraños, ya que Marrero es un perfecto desconocido para los cubanos y no entraba en ninguna de las quinielas que se venían publicando.

Marrero Cruz, de 56 años y formado como arquitecto, había sido nombrado ministro por Fidel Castro en 2004. De hecho, era el ministro con más tiempo en el cargo.

Durante la sesión del Parlamento cubano -a la que asistió el líder del Partido Comunista, Raúl Castro-, Díaz-Canel destacó del nuevo primer ministro su «honestidad, capacidad de trabajo y fidelidad al Partido y a la Revolución», así como su «rica experiencia en negociación con contrapartes extranjeras».

Junto al cargo de primer ministro también se reivindica en Cuba el cargo de presidente de la República, como establece la actual Carta Magna, sujeta a reformas en los finales de 2018, incluyendo una aparatosa tramoya de referéndum y consultas populares. Este proceso fue igualmente señalado de presuntuoso, y se pudo evidenciar más escepticismo que respaldo, entre la ciudadanía, a una «treta política del Partido Comunista» que ya no convence a un pueblo desesperanzado.

La designación para ocupar el escaño de primer ministro, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) «que en la praxis funciona como parlamento unicameral», da cumplimiento a la disposición transitoria tercera de la actual Constitución de la República:

«Una vez elegido, el presidente de la República, en el plazo de tres meses, propone a la ANPP la designación del primer ministro, viceprimeros ministros, el secretario y demás miembros del Consejo de Ministros».

Designado por Miguel Díaz-Canel -«electo» por la ANPP en octubre pasado- en su prerrogativa como presidente de la República, Manuel Marrero Cruz -arquitecto y ministro de Turismo desde 2004- asumirá lo refrendado en la Carta Magna como primer ministro. En su investidura como jefe de Gobierno deberá funcionar como «mano derecha administrativa del presidente de la República».

Las competencias de Marrero, una incógnita

Respecto a las incógnitas sobre cuáles ocupaciones competerán en lo adelante a Marrero Cruz -también diputado de la ANPP- dentro de un régimen comunista que no ostenta antecedentes de ceder a la horizontalidad de poderes ninguno, la doctora en Ciencias Jurídicas, Majela Ferrari, habría declarado a la prensa oficialista que, «no será el primer ministro fuerte de los sistemas parlamentarios, que concentra mucho poder, combinado con un jefe de Estado prácticamente nominal, con funciones mínimas».

Más adelante Ferrari precisó que, «lo que se proyecta es que el jefe de Estado tenga poder importante y se auxilie del primer ministro para el desempeño del Gobierno de la República».

Sobre la reintegración tanto del presidente de la República como del primer ministro a la escena política del régimen de La Habana que fiscaliza el Partido Comunista desde hace seis décadas, han sido innumerables los comentarios y las hipótesis, entre ellas destaca la tesis que supone al general Raúl Castro «marcando distancia, ya en las proximidades de su retiro total en 2021, de las acciones dictatoriales y casi nada constitucionales que distinguieron la gestión gubernamental de su hermano».

Después del triunfo revolucionario en enero de 1959, Fidel Castro asumió y ejerció como primer ministro hasta 1976. Como parte de un proceso de reformas a la Constitución que entonces supervisó y ejecutó, al estilo soviético, derogó los cargos de presidente de la República y de primer ministro. De esta forma centralizaría las prerrogativas de ambas magistraturas en una sola figura -presidente de los Consejos de Estado y de Ministros-, imponiéndose legalmente, y concentrando para sí, los dos poderes: Estado y Gobierno.

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