Analisis: Primero la Paz.

Por: Jorge Gómez Barata

Desde 1962 la humanidad no se asomaba al umbral de la guerra nuclear. El fin de la Guerra Fría fomentó la ilusión de que tal peligro había desaparecido. El conflicto en Ucrania que pudo ser evitado, lo cambió todo, las potencias vuelven a estar en guerra. No aprendieron las lecciones.

Dos guerras mundiales en menos de 20 años, saldadas con más de 100 millones de muertos indicaron la necesidad de crear marcos regulatorios y mecanismos de seguridad colectiva que dieron lugar a un nuevo orden de relaciones económicas y políticas internacionales.

Una generación de líderes de la cual formaron parte Lenin y Woodrow Wilson intentaron hacerlo. El primero en 1917 emitió el Decreto de la Paz y realizó las negociaciones de Brest-Litovsk mediante las cuales Rusia consiguió una paz separada con Alemania, mientras el presidente de los Estados Unidos realizó una propuesta de 14 puntos a partir de los cuales se creó la Sociedad de Naciones y se realizó la primera propuesta de desarme.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, la Rusia Soviética y sus antiguos aliados marchaban por diferentes caminos. El reencuentro se produjo cuando, ante la guerra desencadenada por Hitler, Roosevelt pactó con Churchill, una declaración conocida como Carta del Atlántico a la cual, cinco meses después, se adhirieron 26 naciones, entre ellas la Unión Soviética. Así nació la coalición que derrotó al eje Berlín-Roma-Tokio.

A la vez que condujeron la guerra, Roosevelt, Stalin y Churchill, emprendieron el diseño de las relaciones internacionales en el mundo de posguerra. En las cumbres de Teherán, Yalta y Potsdam, así como en las conferencias internacionales de Bretton-Wood y San Francisco, se creó el modelo de relaciones internacionales que, con razonable eficiencia ha estado vigente desde el fin de la II Guerra Mundial.

Ese mecanismo con base en la ONU y la coexistencia pacífica, no eliminó la pobreza ni las desigualdades, tampoco el predominio de los países imperialistas, pero permitió la estructuración y auge del sistema mundial del socialismo, la descolonización afroasiática, en virtud de la cual aparecieron unos 40 nuevos estados, así como el impetuoso desarrollo de China y la aparición de una docena de países emergentes. A pesar de la Guerra Fría, se evitó la guerra entre las potencias mundiales.

No obstante, los países afroasiáticos que, por no haber existido como estados independientes, no participaron en el diseño del sistema político y económico al cual se integraron, estimaron que las instituciones que lo formaban no representaban cabalmente sus intereses ni colmaban sus aspiraciones.

Así procuraron crear sus propias estructuras de concertación participación como la Liga Árabe (1945) el Movimiento de Países No Alineados (1961), la Organización de la Unidad Africana (1963) y, el Grupo de los 77+China (1964) y alrededor de una veintena de foros de coordinación política, mecanismos de integración, acuerdos económicos, políticos y comerciales regionales y otras formas de agrupación. En prácticamente ninguna de ellas los acuerdos son vinculantes, algunas son extremadamente numerosas y todas de relativa eficacia.

Con la remisión de los regímenes socialistas en Europa Oriental y el colapso de la Unión Soviética algunas de aquellas entidades se disolvieron y otras se debilitaron hasta extinguirse. Así el esquema bipolar vigente en la Guerra Fría desapareció dando paso al predominio económico, militar y político de los Estados Unidos, situación que ha hecho crisis con la guerra en Ucrania.

Existen liderazgos políticos que perciben a la humanidad del presente como un organismo afectado por anomalías estructurales que es preciso corregir. La idea, si bien contiene elementos de verdad, no debería exagerarse hasta el punto de proponer la anulación de conquistas civilizatorias ni la sustitución de estructuras consolidadas por alianzas circunstanciales derivadas de la búsqueda de ventajas eventuales de diferente naturaleza.

La idea de reformar la ONU y perfeccionar el orden mundial, aunque difícilmente realizables son básicamente correctas, aunque no existen propuestas con identidad y calado suficiente, lo peor es que no hay consenso para hacerlo, menos aún en el ambiente creado por la guerra. De hecho, para cualquier avance, primero hay que lograr la paz y restablecer la cooperación en los asuntos globales. Allá nos vemos.

Fuente:  https://radiomiamitoday.com/

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