Por Hugh O’Shaughnessy. Cortesía de The Independent
Este mes se cumplen cincuenta años de que Estados Unidos comenzara el embargo contra Cuba, el cual continúa hasta hoy. Pero el país contra el que se lanzó el embargo rápidamente se está convirtiendo en uno muy diferente al de la supuesta amenaza comunista a tan solo 90 millas de la costa de la Florida. Bajo Raúl, el hermano de Fidel, está en el umbral de una segunda revolución cubana.
Para ver una señal del cambio que está dando un vuelco a la isla, la gente en La Habana solo tiene que mirar hacia el horizonte nocturno. Este mes, Repsol, la compañía energética española, comenzó a perforar el primer pozo petrolero desde una enorme plataforma brillantemente iluminada, la pesada Scarabeo 9, construida en China para ENI de Italia. Esta mañana seguirá perforando en busca de los miles de millones de barriles petróleo y de los billones de pies cúbicos de gas que el gobierno de EE.UU., entre otros, dice que se encuentran bajo las aguas costeras cubanas.
A los petroleros españoles que trabajan en la estructura, la cual fue remolcada desde el otro extremo del mundo en medio de esfuerzos de EE.UU. para impedir su progreso, se les unirá un desfile de noruegos, rusos, indios y malayos.
Geólogos optimistas consideran que dentro de pocos años la isla –aquejada por mucho tiempo de una ausencia de petróleo, la mitad del cual debe importar– llegará a exportar el producto. Y será capaz de hacerlo sin la ayuda del presidente Hugo Chávez de Venezuela, quien ha mantenido funcionando los motores, la energía y los aires acondicionados con su crudo subsidiado.
También en el excelente Puerto de Mariel, a unas pocas millas al oeste de la capital cubana, se encuentra otro indicador del futuro, el gran puerto que cambiará a la isla y que Oldebrecht, el gigante constructor de Brasil, está edificando con una enorme pila de dinero suministrada por la nación sudamericana en ascenso.
El cierre de la primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba estampó su aprobación a los cambios que el presidente Raúl Castro ha estado desarrollando. Desde que sustituyó a su hermano enfermo, Fidel, en 2006, el nuevo presidente, también un octogenario, ha avanzado con medidas que están poniendo de cabeza el tradicional estilo de vida cubano, al decretar que a partir de ahora el partido dejará de microadministrar la vida diaria y se dedicará a asuntos estratégicos.
Los urbanizadores están trabajando duro en asuntos igual de urgentes en estrategia nacional. Quince campos de golf y nuevas marinas se están trazando en Cuba a toda máquina: los golfistas extranjeros incluso podrán arrendar chalets y propiedades en tiempo compartido. Los hoteles de la isla están repletos. Los visitantes europeos acuden en masa. Después de décadas de aislamiento a la Internet de alta velocidad impuesto por EE.UU., los cubanos al fin están comenzando a recibirla mediante un nuevo cable instalado desde Venezuela.
Sin embargo, las estrategias de Raúl no están confinadas a grandes proyectos de infraestructura; van más allá en un esfuerzo por mantener en una sola pieza la sociedad cubana. Altos funcionarios no se esconden para declarar que hay que hacer un trabajo más importante para mejorar la visión ideológica de los cubanos y las condiciones económicas.
“Generaciones enteras hace tiempo han crecido sin un conocimiento personal de los días heroicos antes y después de lo que llamamos el “Triunfo de la Revolución”, dice uno. El Día de Año Nuevo de 1959 el general Fulgencio Batista, un dictador armado y honrado por Occidente, huyo con maletas llenas de billetes y otras piezas de valor mientras las fuerzas de Castro ocupaban La Habana. Pocos recuerdan la abortada operación de Bahía de Cochinos en 1961, el fracaso trágico-cómico de los presidentes Dwight Eisenhower y John Kennedy por conquistar el país.
El embargo estadounidense, lanzado el 7 de febrero de 1982, es un constante tema de conversación de las autoridades de la isla, quienes lo culpan de las carencias de todo, desde equipos médicos hasta el concreto necesario para completar una carretera de ocho vías que corre a lo largo del país. Con frecuencia Cuba fulmina en Naciones Unidas el “bloqueo” impuesto por Estados Unidos y exige que EE.UU. termine con su política “genocida”. Todos los otoños, con la precisión de un reloj, la inmensa mayoría de las naciones se pone de acuerdo y apoya abrumadoramente una resolución que condena el embargo. En noviembre pasado, 186 países apoyaron la declaración, y solo Israel se unió a Estados Unidos en el voto en contra.
Wayne Smith era un joven diplomático norteamericano en La Habana en 1961, cuando las relaciones fueron rotas. Regresó como principal diplomático norteamericano después de que se restauraran parcialmente bajo el presidente Carter. “Hablamos con los rusos, hablamos con los chinos, tenemos relaciones normales hasta con Viet Nam. Comerciamos con todos ellos”. Dijo Smith. “Entonces, ¿por qué no con Cuba?”
En realidad, Estados Unidos tiene un comercio significativo con Cuba bajo una cláusula que permite la venta de alimentos y algunos productos farmacéuticos. Según la más reciente información disponible de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, en 2010 EE.UU. ocupaba el séptimo lugar entre los socios comerciales de Cuba, con ventas por $410 millones de dólares ((£260m) principalmente en productos alimenticios. Sin embargo, fue un descenso desde casi mil millones de dólares en 2008, ya que la isla buscó cada vez más otros países que no la obligaran a pagar en efectivo por adelantado.
En su discurso de clausura en la primera conferencia nacional del partido, Raúl anunció que nuevas leyes permitirían a la gente vender sus casas ruinosas y sus autos achacosos. Con el solitario apoyo de solo un aliado, Israel, Washington ha insistido en continuar con seis décadas agobiante de boicot al comercio con Cuba, a pesar la abrumadora condena en la ONU durante los últimos 19 años.
Pero ya los cubanos no estarán obligados a dejar en herencia a sus hijos su casa o su vehículo, o a hacer dudosos trueques con extraños. A más de un millón de los 4,3 millones de empleados del gobierno se les alentará para que formen cooperativas o creen negocios privados en una cantidad de oficios y profesiones hasta ahora reservados para el estado.
“China es un ejemplo, Ningún otro país ha sacado a tanta gente de la pobreza. Eso es algo de lo que el pueblo chino y el gobierno deben sentirse orgullosos y que el resto del mundo admira”, dijo el diario oficial Granma en octubre de 2009, haciéndose eco de las palabras de Fidel. Al igual que China, o con más probabilidad Viet Nam, la isla seguirá siendo un estado de partido único.
“Renunciar al principio de un solo partido simplemente sería legalizar al partido o partidos del imperialismo en suelo cubano y sacrificar el arma estratégica de un solo partido”, declaró Raúl el domingo pasado. El presidente agregó que no tendría compasión en castigar la corrupción, en especial si los culpables fueran miembros del partido.
El mes próximo el papa Benedicto XVI llegará a la isla luego de un hecho religioso sin precedente. En 2010, Raúl permitió la veneración pública de una estatua de la Virgen de la Caridad, la patrona de la isla, la cual fue llevada en camioneta durante 425 días de un extremo de Cuba al otro,
Petróleo, turismo masivo, negocios privados, internet de banda ancha, religión organizada –los frenos se han soltado en una sociedad que hoy mira menos hacia Marx y Lenin y más hacia el héroe nacional José Martí, nacido en Cuba en el siglo 19, y que murió en combate por la independencia cubana de España en 1895. Solo Dios sabe que es lo que sigue.
Hugh O’Shaughnessy está escribiendo una biografía de Fidel Castro para la editorial Signal Books and Macmillan Caribbean.