“EE UU, sea con Obama o con Bush, no es la policía del mundo”

Cortesía de Global Viewpoint Network

El diplomático sueco Hans Blix, exinspector jefe de armamento de la ONU para Irak opina que hay que esperar al informe de los expertos antes de tomar medidas. Foto cortesía de  Ricardo Gutiérrez

El diplomático sueco Hans Blix, exinspector jefe de armamento de la ONU para Irak opina que hay que esperar al informe de los expertos antes de tomar medidas

Fue inspector jefe de armamento de Naciones Unidas para Irak de 2000 a 2003, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de 1981 a 1997 y ministro de Asuntos Exteriores de Suecia en 1978 y 1979. Hans Blix (Upsala, 1928) advierte ahora que “tanto si se trata de Obama en Siria como de Bush en Irak, EE UU no es el policía del mundo”.

Pregunta. Basándose en su experiencia, ¿cree que el veredicto de los servicios secretos occidentales de que El Asad empleó armas químicas es creíble y fiable?

Respuesta. Sin duda alguna, los indicios apuntan a que se han empleado armas químicas. Además, las pruebas circunstanciales indican que el régimen de El Asad ha empleado dichas armas. Sin embargo, como las potencias occidentales han solicitado que Naciones Unidas realice inspecciones —y Siria las ha aceptado y se ha enviado sobre el terreno a un equipo de inspectores— deberíamos esperar al informe de los inspectores antes de tomar medidas. Como hemos visto antes, la dinámica política va por delante del debido proceso.

P. ¿Es una situación parecida a la de Irak con el presidente Bush hijo?

R. En cierta manera, sí. Por aquel entonces, los estadounidenses y sus aliados también pidieron inspecciones para buscar armas de destrucción masiva. Por aquel entonces también dijeron: “Olvídenlo, tenemos suficientes pruebas en nuestro poder para intervenir. Somos la policía del mundo. ¡Nuestros ciudadanos exigen que intervengamos inmediatamente!”. No comparto la declaración de EE UU de que “es demasiado tarde” para que Siria coopere ahora. Es una excusa pobre para intervenir militarmente. Hace solo unos meses, en marzo, Occidente estaba satisfecho con las inspecciones relacionadas con el uso de armas químicas. ¿Por qué no puede esperar otra vez ahora? Dentro de un mes, cuando tengamos muestras de tejidos precisas, sabremos con exactitud qué clase de armas químicas se han empleado y quién posee dichas armas.

P. ¿Pero ahora es el presidente Barack Obama, y no George W. Bush, quien está asumiendo el papel de policía del mundo?

R. Sí. Hace poco tiempo, era el único que hablaba de la legalidad internacional. Eso me dio ánimos. Pero ahora, me temo que la política del momento le está empujando en una dirección que ya hemos visto antes en EE UU. Al primer ministro británico, David Cameron, tampoco parece preocuparle mucho la legalidad internacional. Y esta vez, tampoco a los franceses. En lo que a ellos respecta, se ha cometido un acto criminal, por lo que ahora tienen que tomar lo que ellos llaman “represalias”. No veo contra qué van a tomar represalias. Las armas no se usaron contra ellos. Tendrían que ser los rebeldes los que quieren tomar represalias. Si el objetivo es poner fin al incumplimiento de la legislación internacional e impedir que otros usen armas químicas, la acción militar sin esperar a ver el informe del inspector de la ONU no es la forma de proceder. Se trata de la policía del mundo, no de la legislación mundial.

P. ¿Saben los servicios secretos occidentales dónde están las armas químicas? ¿Puede ser eficaz un ataque aéreo?

R. Bueno, los israelíes saben dónde están. Pero en mi opinión, un ataque a los arsenales con misiles de crucero tiene la desventaja de que las armas químicas podrían propagarse por los alrededores.

P. ¿Cuáles serán las consecuencias de que EE UU y sus aliados actúen una vez más sin Naciones Unidas? Primero fue Kosovo y luego Irak. Ahora, según parece, Siria se unirá a la lista.

R. En Kosovo, la intervención se basó en el visto bueno de la OTAN. No fue suficiente. No creo que la aprobación de la OTAN sea satisfactoria en lo referente al derecho internacional. Es necesario tener la aprobación del Consejo de Seguridad. En el caso de Irak, al Gobierno de Bush no le preocupaba lo más mínimo la ONU. Simplemente siguió adelante con los británicos y unos cuantos países más. Fue una muestra de desprecio absoluto hacia la ONU. Recuerdo que John Kerry, el actual secretario de Estado, que por aquel entonces era senador, fue ridiculizado por decir que EE UU debería esperar a las inspecciones de la ONU y su aprobación para tomar medidas. Tras la guerra de Irak, Obama, en su discurso del premio Nobel, también sostuvo que no se deberían tomar medidas militares contra otros Estados sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Eso era antes, supongo, y ahora es ahora. En Libia, hubo una resolución del Consejo de Seguridad, pero se interpretó libremente después de los hechos, llevando su intención inicial de proteger a los civiles de un ataque inminente hasta el derrocamiento de [Muamar el] Gadafi.

P. Pero los rusos y los chinos nunca darán su visto bueno a que se adopten medidas militares contra Siria, así que, ¿por qué intentar siquiera seguir la senda de la ONU?

R. Los rusos y los chinos han dicho que quieren “unas inspecciones justas y profesionales” en Siria. Los iraníes también están de acuerdo. En este tema tienen intereses importantes; los iraníes son los que más han sufrido en el mundo por el uso de armas químicas en su guerra contra Irak durante la época de Sadam. No toleran el uso de armas químicas por parte de sus amigos de Damasco. En mi opinión, es muy posible que se pueda lograr la condena mundial de Siria en el Consejo de Seguridad —incluida la de Rusia, China e Irán— si las inspecciones demuestran las sospechas.

P. ¿Pero nunca estarán de acuerdo con la intervención militar?

R. China y Rusia no aceptarán la intervención militar, eso es cierto. Pero preguntémonos: ¿qué tipo de intervención militar es verdaderamente posible, y qué efecto tendrá realmente? Un ataque con misiles de crucero a los depósitos de armas sospechosas en Siria tendrá pocas consecuencias, y quizás ninguna. Acuérdese de los ataques punitivos con misiles de crucero del presidente Clinton en 1998 a los supuestos campos de entrenamiento de terroristas en Afganistán y a una supuesta fábrica de gas nervioso en Jartum, Sudán. Los ataques en Afganistán no hicieron nada para detener a Al Qaeda. Jartum resultó ser un completo error. Era una planta farmacéutica. Si el único objetivo de la intervención militar es “castigar” a El Asad para complacer a la opinión pública y a los medios de comunicación sin siquiera oír los informes de los inspectores de la ONU, será un día triste para la legalidad internacional.

 

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