CUBA: El modo de producción remesista/importador

escrito por Mario Valdés Navia*: «[…] a esa gente hay que quitarle la ciudadanía porque esa gente algún día va a mendigar aquí, a las puertas de este país que la dejen regresar […]. Cuando esa gente se indigeste de yankismo y cuando esa gente esté cansada de desprecios y de malos tratos, y cuando esa gente esté cansada de la idiosincrasia de los amos imperialistas, llegará el día en que vengan a tocar aquí todos esos técnicos, a las puertas de este país, ingenieros, arquitectos,  médicos, profesores, pidiendo que los dejen entrar, y ese es el momento en que nosotros tenemos que ser duros (APLAUSOS) y yo creo sinceramente, nosotros sugerimos, y somos partidarios, de que seamos duros con esa gente. Fidel, en el acto de clausura del Primer Congreso de Alfabetización (5/9/1961) Fidel afirmó refiriéndose a los profesionales que abandonaban el país ante el agravamiento del conflicto con EE.UU. y el establecimiento del socialismo.

escrito por Mario Valdés Navia

En el acto de clausura del Primer Congreso de Alfabetización (5/9/1961) Fidel, refiriéndose a los profesionales que abandonaban el país ante el agravamiento del conflicto con EE.UU. y el establecimiento del socialismo, afirmó:

«[…] a esa gente hay que quitarle la ciudadanía porque esa gente algún día va a mendigar aquí, a las puertas de este país que la dejen regresar […]. Cuando esa gente se indigeste de yankismo y cuando esa gente esté cansada de desprecios y de malos tratos, y cuando esa gente esté cansada de la idiosincrasia de los amos imperialistas, llegará el día en que vengan a tocar aquí todos esos técnicos, a las puertas de este país, ingenieros, arquitectos,  médicos, profesores, pidiendo que los dejen entrar, y ese es el momento en que nosotros tenemos que ser duros (APLAUSOS) y yo creo sinceramente, nosotros sugerimos, y somos partidarios, de que seamos duros con esa gente».

Es decir que a esa gente le digamos: “No, ustedes dejaron de ser cubanos hace mucho rato, porque cuando nuestro país estaba luchando contra el extranjero explotador, contra el extranjero agresor, contra el extranjero poderoso, ustedes se fueron a lamerle las botas al amo extranjero poderoso” (APLAUSOS). […] No, cubano no es el que nació aquí, cubano es el que ama este país, cubano es el que lucha por este país, cubano es el que defiende este país».

Mucho ha llovido desde entonces y las filas de los que se fueron siguen engrosando día a día con los que se van. Más aún, el dinero de los emigrados constituye una de las fuentes principales de ingresos —sino la principal— de la economía cubana. ¿Cómo se ha llegado a este retruécano histórico, en que los que supuestamente iban a mendigar su regreso a los que se quedaron, ahora son los que les ponen recargas, compran comida y llevan a veranear a Varadero, o a Punta Cana?

De hecho, se ha creado un modo de producción sui generis, no capitalista ni socialista; no productivo-exportador ni de servicios; sino remesista e importador.

-I-

Las remesas constituyen una expresión de la globalización económica actual  junto al trasiego de capitales, bienes, servicios, trabajadores e insumos semielaborados. Sin incluir a China, ellas constituyen la principal fuente de ingresos externos de los países de niveles de desarrollo medio y bajo. En 2021, los que más recibieron a nivel planetario fueron: India, México, China, Filipinas y Egipto. Hasta junio de 2022, los tres que más lo hacían eran: Nigeria, Alemania y Bangladesh.

Modo de producción

(Tabla: La República)

El panorama es muy distinto en cuanto al papel de las remesas en el PIB. Los países donde tuvieron más participación en 2021 fueron: Líbano (54%), Tayikistán (34%) y Kirguistán (33%). Sin embargo, para los grandes receptores que son a su vez naciones desarrolladas —como China, Alemania y Francia—, representan menos del 1%.

En América Latina y el Caribe (LATAMEC) fue donde más crecieron las remesas en 2021: 25,3% (131 000 millones de USD) y casi todos los países reportaron incrementos de dos dígitos por la recuperación del empleo en USA. Los mayores receptores fueron: México (51 594 millones), Guatemala (15 296 millones) y Dominicana (10 402 millones). Para países de menor desarrollo, como Haití, Honduras y El Salvador, las remesas constituyeron más del 20% del PIB.

El costo promedio de enviar USD subió un 6% en 2021 a nivel mundial —el doble que el año precedente—, y 5,6 para LATAMEC. No obstante, para Cuba, a partir de las sanciones de Trump a FINCIMEX, el costo para el envío de remesas mediante plataformas digitales y mulas escaló hasta un astronómico 30-40%.

Cuba no es de los países que más remesas recibe, ni en el mundo ni en LATAMEC; pero su monto y papel en la economía son decisivos y, a la vez, difíciles de conocer. Como el Gobierno no emite informaciones oficiales al respecto, es preciso remitirse a cifras de otras fuentes. El Departamento de Estado estimó que, desde 2012 hasta 2016, las provenientes de EE.UU. promediaron entre 1400 y 2000 millones de dólares anuales. Según Havana Consulting Group, en 2019 ascendieron a 3128 millones, para caer en  2021 a solo 1084, a contracorriente de la tendencia alcista predominante en LATAMEC.

La cifra de 2019 aportada por Havana Consulting Group colocaba a las remesas como segunda fuente de ingresos en divisas, solo detrás de los servicios médicos y por delante del turismo y el níquel. Asimismo, superaba el valor total de las importaciones de ese año. Además, a las remesas monetarias habría que sumarle el valor de las llamadas remesas en especie, esas que identifican a los viajeros hacia la Isla en cualquier aeropuerto por la cantidad de bultos que portan.

A ellas se añaden igualmente los envíos postales y los que entran subrepticiamente mediante mulas, equipajes diplomáticos y de funcionarios y tripulaciones en barcos y aviones.  A pesar de la carencia u opacidad informativa, existen disímiles evidencias que permiten abordar el tema y revelar su papel en la crisis actual.

Modo de producción

A las remesas monetarias habría que sumarle el valor de las llamadas remesas en especie, esas que identifican a los viajeros hacia la Isla en cualquier aeropuerto por la cantidad de bultos que portan. (Foto: Yamil Lage/AFP)

-II-

Tras dos décadas de abierta confrontación entre Cuba y EE.UU., que incluyó altas dosis de violencia, física y simbólica; a fines de los años setenta se efectuaron los primeros contactos entre el Gobierno y un grupo de personas representativas de la comunidad cubana en el exterior, bajo el título de Diálogo 1978.

Aquel encuentro formó parte del período de distensión iniciado con la llegada de J. Carter a la presidencia, y con la apertura de las respectivas Secciones de Intereses. Además de la liberación de unos 3600 presos políticos en Cuba, hizo posible que los cubanos residentes en el exterior, no incluidos en la lista de terroristas del Gobierno, pudieran visitar la Isla y reencontrarse con familiares y amigos. El acuerdo trajo consigo el retorno —en modo visitante VIP— de miles de comunitarios. La jerga popular aseguraba que los gusanos se habían convertido en mariposas.

Con la crisis y reestructuración económica del Período Especial, reformas de Raúl, administración Obama y reanudación de las relaciones diplomáticas; el factor emigración, visto en todas sus interacciones, cobró cada vez más importancia para la economía insular… hasta que llegó Trump en 2017.

El argumento que esgrimió para limitar el derecho de los ciudadanos y residentes a enviar remesas a Cuba: «Cada país debe vivir de lo que produce, no de las remesas», es falso. Como se ha explicado antes, estas forman parte de la práctica cotidiana de la economía mundial actual, en particular las remitidas desde los EE.UU. hacia LATAMEC. Pero, cuidado; no es sano para la seguridad nacional de ningún país crearse un modo de producción que dependa en lo fundamental de las remesas y las visitas de su población emigrada. Y eso precisamente es lo que ha ocurrido en Cuba.

El problema principal es que la política del Gobierno/Partido/Estado, en lugar de encaminarse al fortalecimiento de los productores nacionales (estatales, cooperativos y privados), y del peso como moneda propia; ha fortalecido cada vez más la dependencia del país a las remesas, el turismo y las importaciones. Esto ha ocurrido tanto en el sector productivo como en el consumo doméstico.

Un vistazo a las medidas tomadas en los últimos tres decenios da fe de esta predilección. Desde que en agosto de 1993 se decretara la despenalización de las divisas extranjeras y la dualidad monetaria se enseñoreara en el mercado cubano, el Gobierno comenzó a implementar vías ineludibles para recolectar la totalidad de las remesas. Al control de los envíos mediante la Western Union, otorgado a empresas de CIMEX, como FINCIMEX, se añadieron las casas de cambio (CADECA); una extensa red de tiendas revendedoras, en USD, de productos importados; y la apertura de cuentas bancarias en esa misma moneda. La adopción al año siguiente de un avatar nativo del USD: el Cuban Currency (CUC), vino a consolidar tales medidas.

Modo de producción

La creencia en que la obtención de divisas extranjeras mediante remesas y los viajes a Cuba de los emigrados ha de ser el ingreso primordial de la economía insular es un mal muy grave. (Foto: Jorge Rey/Getty Images)

De todos los males que el mantenimiento prolongado de la dualidad monetaria y la pluralidad cambiaria trajeran consigo, uno de los más graves es la creencia en que la obtención de divisas extranjeras mediante remesas y los viajes a Cuba de los emigrados ha de ser el ingreso primordial de la economía insular. Este mito devino objetivo principal de la política económica, al cual debieron supeditarse todas las demás actividades político-económicas, sociales y culturales de la nación.

Con ese fin, se consolidó un encadenamiento productivo infalible: remesas/turismo de emigrados/comercio interno (minorista y mayorista) en MLC, controlado por una superentidad empresarial de origen castrense —GAESA—, cuyos ingresos no son accesibles al público ni auditables por las autoridades estatales al estar protegidos por el secreto militar.

Este nuevo modo de producción, parasitario y dependiente de las importaciones y asociaciones con extranjeros, terminaría por opacar —y/o arruinar— al resto de las actividades económicas, a excepción de los servicios profesionales en el exterior mediante contratos gubernamentales, o producciones únicas como el tabaco.

La concentración de los esfuerzos e inversiones públicas en esta megaempresa ha desmantelado la economía civil, y entre sus víctimas, directas o indirectas, se cuentan: agroindustria azucarera, pilar de la identidad nacional; ganadería y sus derivados; agricultura; minería; industrias básica y ligera —menos la biofarmacéutica que goza de un esquema propio de reproducción—; infraestructura general; fondo de viviendas y edificios públicos; gastos sociales (salud, educación, cultura, deportes, recreación, seguridad y asistencia social) y administración pública.

Entre los daños colaterales de esta política se incluye el incremento de la deuda externa. La prioridad otorgada a los gastos e inversiones en el sector remesista/turístico/comerciante, tornó ineficaces los exitosos procesos de renegociación con importantes acreedores foráneos, condonación de deudas anteriores que varios países hicieron a Cuba a raíz del fracasado deshielo con EE.UU. (2014-2017), y los sacrificios hechos por el pueblo a partir del 2015 para pagar, en tiempo y forma, las nuevas obligaciones.

La más aberrante de las prácticas de GAESA es la de emplear el fondo de acumulación —proveniente de sus ingresos por la vía de las remesas, turismo y comercio cautivo— para la creación de nuevas capacidades hoteleras; en un ciclo cerrado empresarial de producción/ahorro/inversión que no ha tenido en cuenta los intereses nacionales en otros campos. Ni siquiera en medio de la crisis pandémica, con el incremento de la tasa de mortalidad y el creciente despoblamiento del país, se modificó tan funesta tendencia.

El pueblo cubano es muy trabajador, creativo y emprendedor para tener que soportar por secula seculorum ser esquilmado impunemente por un oligopolio ineficaz e incompetente, dueño de un mercado obtenido no por su éxito competitivo, sino por decisión del Poder. Si las instituciones del Gobierno/Partido/Estado —incluyendo al propio MINFAR— no  ponen en su lugar a este holding que desangra las fuentes productivas de la nación —tanto en el archipiélago como en el exterior—, tendrá que hacerlo la sociedad civil, antes de que termine por colapsar el país.

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AUTOR

*Mario Valdés Navia. Profesor Titular de Historia, Metodología de la Investigación y Pensamiento Cultural Latinoamericano. Investigador social, especializado en los estudios sobre la vida y obra del Apóstol cubano José Martí y la Historia de Sancti Spiritus, Cuba. Doctorado en Ciencias Pedagógicas y Diplomado en Administración Pública. Profesor y Jefe de Departamento en las Universidades cubanas de Sancti Spiritus y la de Ciencias Informáticas (UCI) en el Centro de Estudios Martianos de La Habana. Investigador Auxiliar. Profesor Invitado a Universidades de Brasil, Haití y El Salvador. Coautor de varios libros sobre temas de Didáctica de la Historia y Pensamiento de José Martí e Historia de Sancti Spiritus. Escritos ensayos sobre temas de Historia Cultural de Matanzas, Cuba y problemas actuales de la economía y la sociedad cubanas.

Para contactar al autor: [email protected] 

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