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«Operación Volcán de Damasco». Era un secreto a voces que Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, había asumido desde el 2012 la cabeza de los yihadista de ISIS, después del atentado realizado en Riad contra el príncipe Bandar ben Sultán -en represalia por el atentado con bomba el 18 de julio dentro del Buró de Seguridad Nacional del Gobierno sirio, atentado que costó la vida al ministro de Defensa, el general Daoud Rajiha, de religión cristiana, al general Assef Shawkat, viceministro de Defensa, cuñado del presidente sirio Bashar al Assad y alauita chiita como éste, y al asistente del vicepresidente y jefe del Grupo de Crisis, el General Hassán Turkomani de religión musulmana sunita, antecedido al intento de asesinato contra Bashar al Assadel, mandatario sirio y a su Ministro de Relaciones Exteriores en septiembre de ese mismo año– la gravedad del príncipe ben Sultan, quien a pesar de haber sobrevivido al atentado, quedo en tan mal estado que no le fue permitido continuar al frente del movimiento yihadista internacional. Recordemos que el 15 de julio de ese mismo año se desarrolló una Operación Negra (Black Ops.) bajo el mando operacional de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) la que por medio del Ejercito Libre de Siria (ELS) -una fuerza insurgente dirigida, armada, equipada y entrenada bajo la supervisión de los Servicios Especiales estadounidense- inició una ofensiva en la capital del país árabe, Damasco, con unos cuantos miles de combatientes que habían entrado a la ciudad de forma encubierta. “La batalla final por la capital” siria la titularía la BBC. Apenas una semana y días después, el 29 de julio, las tropas gubernamentales se declaraban victoriosas sobre el ELS en la capital. Esa Operación Negra, acompañada paralelamente con el desarrollo de varias campañas de Operaciones Psicológicas (OPSIS) contra el régimen de Bashar al Assad –creadoras de matrices de opinión internacional en su contra- ha pasado a la historia con el nombre de «Operación Volcán de Damasco». Sin embargo a pesar de la derrota infligida en la capital a las fuerzas rebeldes esto no impidió la ocupación por parte del Ejercito de Liberación de Siria (ELS) de grandes partes de territorio, incluyendo la ciudad de Alepo y mas tarde la ciudad de Palmira, al provocar que las fuerzas gubernamentales se retirasen de áreas rurales y poblaciones del interior las que pasaron a ser ocupadas por estas fuerzas, quienes también tomaron puestos fronterizos con Turquía e Irak para asegurarse el apoyo logístico en hombres, armas y recursos desde el exterior. Pero a mediados del 2015 y principios del 2016 el panorama geopolítico de la región cambiaría radicalmente a partir de la exitosa ofensiva militar rusa en Siria, las sanciones a la industria turística turca, el derrocamiento de las fuerzas de Daesh en la mayoría de los territorios ocupados en Siria e Irak, la retirada de Francia -Proyecto de ex ministro francés Alain Juppé para Libia, Siria e Irak- y la de los Servicios Especiales (MI6) del Reino Unido del tablero geopolítico diseñado por EE.UU. denominado “Un Medio Oriente Ampliado”- así como la presión ejercida paralelamente por el presidente estadounidense Barack Obama, a pesar de las gestiones en su contra, y a sus espaldas, de un grupo de halcones liberales como el General David Petreus, ex Director de la CIA, John Allen, general y su segundo al mando, Jeffrey Feltman, Secretario General Adjunto a cargo de los Asuntos Políticos de la ONU, Hillary Clinton, ex Secretaria de Estado y actual aspirante a la Presidencia de los EE.UU. por el Partido Demócrata, y otros.
Todos ellos son una suma de factores que han obligado al presidente turco a tratar de acercarse y restablecer las relaciones con Rusia, lo cual deja a ISIS , o Daesh, como único corredor de salida, o evacuación, para sus fuerzas un territorio hostil entre la fronteras de Turquía, Kurdistán., Siria e Irak. Por ello, en nuestra opinión experta, el atentado terrorista al aeropuerto de Estambul, aunque no reconozcan los yihadista fundamentalistas islámicos su autoría, su «huella» no solo está presente sino que significan un mensaje directo a Recep Tayyip Erdogan de que no están dispuesto a aceptar su traición y consideran a su país como un objetivo más dentro de la guerra santa o yihad. ¿Activaran Daesh sus numerosas células durmientes dentro de la Republica de Turquía para ello? Solo resta esperar.
Por Ian Allen – Cortesía de IntelNews.org
ISIS es de hecho la causa más probable del ataque terrorista del martes por la noche. El modus operandi de los tres atacantes, que Turquía ha confirmado ahora eran ciudadanos extranjeros, coincide con la de los ataques anteriores de ISIS sobre los objetivos internacionales de alto perfil. Más importante aún, el estilo del ataque no encaja en el perfil del partido secesionista Trabajadores del Kurdistán, conocido como PKK, que casi siempre se dirige a personal uniformado en Turquía.
No hay escasez de motivos de ISIS para orientar a Turquía. El grupo militante quiere desestabilizar a Turquía, que ve como un mercado principal para la difusión de sus ideas, sobre todo entre la clase trabajadora religiosa marginada del país. El ataque en el aeropuerto de Estambul ocurrió en el mes sagrado del Ramadán, el momento más venerado en el calendario religioso musulmán, durante el cual ISIS dijo que lanzaría una ola de violencia en todo el mundo. Agencias no menos importante, nacionales y extranjeros, de inteligencia habían advertido al gobierno de Turquía en las últimas semanas sobre un inminente ataque a gran escala por ISIS, diciendo que el grupo estaba ansioso por volver a galvanizar a sus seguidores después de sufrir derrotas militares pesados en Irak y Siria.
Desde el comienzo de 2015, los expertos han conectado a ISIS a por lo menos siete ataques diferentes en suelo turco, la mayoría de ellos en grandes centros urbanos como Ankara y Estambul. Sin embargo, los únicos ataques que el grupo armado ha reivindicado estaban en contra de activistas sirios anti-ISIS con sede en el sur de Turquía.Por el contrario, ISIS ha negado a vincularse oficialmente con ataques mortales contra objetivos de alto perfil en Turquía.Este último ataque puede caer en línea con ese patrón.
Pero ¿por qué ISIS no reclama la responsabilidad de dicha operación ante los medios? No hay duda de que el grupo islamita sunita quiere desestabilizar la economía de Turquía, un objetivo que se ve como clave de su éxito.Eso explica el ataque del martes por la noche en uno de los centros de transporte más concurridos del país durante el pico de la temporada turística.
Al mismo tiempo, sin embargo, ISIS es consciente de que la principal preocupación de Turquía en el Medio Oriente no es el islamismo sunita, pero si el aumento del PKK y otros grupos kurdos secesionistas.Estos últimos son algunos de los adversarios militares más formidables de ISIS, por lo que el grupo islamista preferiría no distraer a Turquía desde su escalada de guerra contra los kurdos.
Lo que es más, ya que Ankara ha estado pagando la mayor parte de su atención a los separatistas kurdos, ISIS ha sido capaz de construir una amplia red de agentes dentro de Turquía, y no la quieren ver destruida por las fuerzas de seguridad turcas.Por lo tanto, ISIS participa en un acto de equilibrio delicado: por un lado quiere desestabilizar a Turquía con el fin de exportar su guerra sectaria a una de las naciones musulmanas sunitas más pobladas del mundo.Por otro lado, sin embargo, no quiere alterar las prioridades de seguridad de Turquía, que se centran principalmente en las milicias kurdas.
¿Qué significará si ISIS rompe con el patrón típico y tiene la pretensión de responsabilidad por el ataque del martes en Estambul?Eso sería equivalente a una declaración oficial de guerra por el Estado Islámico en contra de la República de Turquía, un llamado a las armas emitidas a todas las redes pro-ISIS en Turquía para la apertura de un frente norte en este conflicto regional cada vez mayor.También podría significar un problema para las fuerzas de seguridad de Turquía sitiados, que se verán obligados a dividir su atención entre dos enemigos, el PKK en el este y en los centros urbanos, e ISIS en el sur y en los centros turísticos populares en todo el país.