Decir y no decir: el tema vejez en Cuba

por Teresa Díaz Canals. En 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 1ro de octubre Día Internacional de los Adultos Mayores. Ello se hizo en seguimiento a iniciativas como el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento, anunciado en 1982 con el objetivo de elevar la participación, en las familias y las comunidades, de este sector etario que para 2050 constituirá el veinte por ciento de la población mundial, es decir, unos 2 000 millones de personas.. Foto//Sediel Mederos (Periodismo de Barrio)

escrito por Teresa Díaz Canals*

En 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 1ro de octubre Día Internacional de los Adultos Mayores. Ello se hizo en seguimiento a iniciativas como el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento, anunciado en 1982 con el objetivo de elevar la participación, en las familias y las comunidades, de este sector etario que para 2050 constituirá el veinte por ciento de la población mundial, es decir, unos 2 000 millones de personas.

Estamos atravesando actualmente la Década para el Envejecimiento Saludable, también acordado por las Naciones Unidas. Con ello se desea alcanzar un nivel mínimo de protección social a la ancianidad.

Cuando se argumenta acerca de la importancia de este día, es importante mencionar a la escritora y catedrática mexicana Emma Godoy Lobato, quien consagró gran parte de su vida a dignificar la ancianidad. A ella dedicaba programas de radio, por su mediación se fundó en México, en 1979, el Instituto Nacional de la Senectud (INSEN).

Decir (1)

Emma Godoy Lobato

Como parte del equipo de CUIDO60, he revisado algunos materiales para constatar el tratamiento que se brinda a los adultos mayores en nuestro país. Es impresionante la labor desplegada en todos estos años por la sociedad civil cubana. Sin embargo, a veces reflexiono en los aspectos en que se presentan fisuras preocupantes, pues el tema no escapa a burdos análisis triunfalistas.  Leo un titular que dice: «En Cuba la atención a los ancianos resulta un logro de la sociedad».

***

«Un país culto estimula a sus ancianos».

Emma Godoy

***

Existen en Cuba una serie de programas y proyectos que atienden a los adultos mayores: asilos, casas de abuelos, cátedras del Adulto Mayor, Programa integral de envejecimiento saludable del Municipio Plaza (PIES-Plaza), Proyecto Palomas, Cáritas, entre otros.

El capitalino municipio Plaza es el más envejecido de la nación. Por ese motivo, desde 2018 la Sociedad Cubana de Gerontología y Geriatría, en alianza con el órgano de Poder Popular de la mencionada zona, elaboraron el Programa Integral de envejecimiento saludable en el Municipio Plaza (PIES-Plaza), en colaboración con una agencia de cooperación internacional. A ellos se incorporó ahora el Proyecto Palomas para la divulgación de sus resultados.

Su objetivo general es contribuir al desarrollo de un envejecimiento digno, saludable y activo, mediante la disminución de las brechas que impiden o frenan este objetivo, lo cual se hace con enfoque multisectorial.

Decir (2)

Aunque muchas personas mayores de edad han encontrado en algunas de las instituciones mencionadas un lugar excelente de socialización, ello no satisface en absoluto las necesidades de todas las que tienen esta condición.

Antes de que comenzara la pandemia de Covid-19, muchos abuelos se reunían en los parques para hacer ejercicios físicos. Una buena parte de ellos jamás había desarrollado tales prácticas, pero de la interacción que se produjo, y de manera paulatina, surgieron numerosas amistades, salidas de recreo a sitios interesantes como playas, restaurantes y otros lugares agradables. Algo sustancial de ese intercambio resultó la disminución de la sensación de soledad.

***

«Aún tengo más que hacer que lo que he hecho».

Víctor Hugo

***

Voy a asumir el más genuino estilo gideano: decir la verdad en público. Para André Gide este acto resultaba una fuente de eterna juventud. Aspiro a sentir lo mismo que esta atrayente y enigmática figura de la historia política e intelectual del siglo XX. Diré lo que pienso:

– Una gran parte de la emigración cubana de las últimas décadas es joven, como es lógico. El precio para los mayores de edad que han quedado en el país ha sido muy elevado, con la consecuente profundización del sentimiento de desamparo. La soledad es una casa vacía.

– La pretensión de hacer de La Habana una «Ciudad amigable», en específico el municipio Plaza, es una idea muy linda por parte de los actores sociales que intervienen en tal proyecto, pero dudo mucho que los decisores políticos destinen recursos para esos empeños.

Podían haber determinado un presupuesto para mejorar los asilos y lo destinaron a comprar armas. ¿Dónde hay pañales de adultos en estos momentos en abundancia? ¿Dónde están los alimentos y medicinas adecuadas para satisfacer las necesidades básicas de estos seres humanos?

– Se necesita un proyecto cultural y comunicativo mucho más amplio para contribuir a concientizar instituciones y personas. Es imprescindible el mejoramiento de las condiciones económicas del país para que se pueda atender con calidad a nuestros ancianos.

– En 1885 José Martí escribió: «La independencia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes públicos demuestren a cada uno de sus hijos». Los ancianos requieren de atenciones especiales que muchas veces no pueden y no deben ser satisfechas solo por las familias.

Decir (3)

(Foto: Tremenda Nota)

Recuerdo que en el tiempo en que mi madre se jubiló, estuvo muy preocupada porque su pensión era de menos de diez dólares mensuales. Una vez, ya enferma con demencia senil, encontré en su mesita de noche un bono concedido a los jubilados que recibían esa cantidad mínima, les habían aumentado la jubilación de 175 a ¡200 pesos! 

En el certificado se podía leer: «La Revolución no abandona a ninguno de sus hijos». Era una burla aquél eslogan, muy humillante, pero ella conservó el papel junto a su Diploma de Vanguardia Nacional.

Ayer, en una parada de ómnibus, me acerqué a una señora que vendía agarraderas de tela para cazuelas, pregunté cuánto costaban y le compré unas para poder iniciar una conversación. Tenía 82 años, se expresaba correctamente, vive sola y me dijo que había trabajado antes como secretaria. Que al vender eso se ganaba «unos pesitos», pues ella no era quien las confeccionaba.

El Ministerio del Trabajo y Seguridad Social es el ejecutor directo de tal injusticia, la cual ahora ha pasado a mi generación. Es el momento en que la historia es un crimen multiplicado alucinatoriamente.  

El agua fresca rejuvenece el rostro, refresca la mirada, despierta la energía de ver. Eso hice en este instante y veo la luz más clara, más nítida. En el tema de la vejez es importante practicar la ética de la compasión. Se capta lo que no se dice a través de lo que se hace. Lo que se transmite no se explica. El valor radica en la sugerencia, en la evocación, en el silencio. Por ello, su forma expresiva es inspiradora, sugerente, muestra una realidad en innumerables sentidos para su comprensión, para su solución. Es esperanza creadora.

AUTORA

*Teresa Díaz Canals. (La Habana, 1957) Ensayista y profesora titular. Doctora en Ciencias Filosóficas. Entre sus obras se encuentran Moral y Sociedad. Una intelección de la moral en la primera mitad del siglo XIX cubano (2002), Ver claro en lo oscuro. El laberinto poético del civismo en Cuba (2004), Una profesora que habla sola. Enigmas del civismo cubano (2006) y El momento del agua. Papeles de civismo (2011). Profesora del Instituto de Estudios Eclesiásticos Padre Félix Varela (IEEPFV), miembro del Centro Félix Varela y del Consejo de Redacción de las revistas Espacio Laical y Palabra Nueva. En el 2012 recibió el Premio del Concurso de proyectos «El estado de las ciencias sociales en América Latina y el Caribe en el mundo contemporáneo», para investigadores de América Latina y el Caribe del Programa de Becas CLACSO con su trabajo Una habitación propia para las ciencias sociales en Cuba. El género y sus pruebas.

Share this post:

Related Posts