La energía costa afuera: tratados de frontera con México y Canadá y nuevas perforaciones por Cuba y las Bahamas

Por Jorge R. Piñón – Es un experto en el sector energético de Cuba.  Es Asesor y miembro de las fuerzas de tareas de Cuba en la Institución Brookings y en el Concejo de las Américas además es miembro de la junta de directores de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE)

  Gracias, señor presidente y miembros del Comité, por el privilegio y honor de estar aquí hoy, prestando testimonio y compartiendo con ustedes lo que considero debe ser un tema de seguridad nacional. Mi nombre es Jorge Piñón, soy Investigador Visitante del Instituto de Investigaciones Cubanas del Centro Latinoamericano y Caribeño en la Universidad Internacional de la Florida. También fui presidente de Amoco Oil de México y presidente de Amoco Oil de Latinoamérica.

La Tercera Convención de Naciones Unidas acerca de la Ley del Mar de 1982 (UNCLOS III) define los derechos y responsabilidades de las naciones en su uso de los océanos del mundo, y establece pautas para los negocios, el medio ambiente y el manejo de los recursos naturales marinos.

Estados Unidos ha firmado acuerdos de fronteras marítimas con la mayoría de sus vecinos  –Rusia (Alaska), Canadá (ex Océano Ártico), Cuba y México – para delinear una zona exclusiva económica (ZEE) sobre la cual cada estado tiene derechos soberanos para la exploración y explotación de sus aguas, fondos y recursos de la subsuperficie marina.

Como Estados Unidos, México, Cuba y las Bahamas se dedican a desarrollar sus respectivos recursos de hidrocarburos en aguas profundas dentro de sus respectivas ZEE, y después de la catastrófica experiencia de las explosiones de los pozos Ixtoc y Macondo, el establecimiento de relaciones de trabajo en materia de protección marina medioambiental entre los cuatro países ayudaría a la planificación de contingencia y a la cooperación necesaria para una temprana y realmente efectiva respuesta a un derrame accidental de petróleo.

Estados Unidos ya cuenta con acuerdos de cooperación con México y Canadá que crean protocolos a seguir en caso de un derrame de petróleo que significaría una amenaza al entorno marino compartido. Se necesita con urgencia un acuerdo bilateral similar  con Cuba y las Bahamas.

Cuba, las Bahamas y Estados Unidos son signatarios de acuerdos multilaterales que comprometen a las partes a prepararse y cooperar en posibles derrames petroleros. Esto incluye la Convención Internacional acerca de la Preparación, Respuesta y Cooperación contra la Contaminación por Petróleo (PRCCP), la cual fue adoptada en 1990  bajo los auspicios de la Organización Marítima Internacional (OMI).  Según la convención, se requiere de las partes el establecimiento de medidas para enfrentar incidentes contaminantes, ya sea nacionalmente o en cooperación con otros países.

Para responder con eficacia a un accidente marino relacionado con el petróleo, los cuatro países también necesitarían acceso inmediato a los servicios petroleros y recursos en equipos que puedan brindar la tecnología casi instantánea y el know how necesario para prevenir, limitar y detener el daño a su entorno marino compartido.

Seríamos muy ingenuos si pensáramos que en el caso de Cuba un puñado de licencias individuales de exportación podría prevenir y detener la explosión de un pozo exploratorio en aguas profundas. Se necesita con urgencia una licencia general para, en caso de una emergencia, exportar y suministrar equipamiento, personal y servicios a las compañías internacionales que operan en Cuba.

Los recursos de respuesta de Deepwater Horizon que se necesitaron para ayudar en los esfuerzos de contención y limpieza no tuvieron precedente; más de 48 000 personas respondieron, más de 5 050 embarcaciones, incluyendo recogedores de superficie, remolcadores, barcazas, tanqueros y embarcaciones de recuperación, cientos de aviones, vehículos operados por control remoto,  múltiples unidades de perforación fuera de costa y equipos de apoyo, 2,93 millones de pies de barreras de contención, 8,35 millones de barreras absorbentes, y casi 2 millones de galones de dispersante. También se necesitaron dos semisumergibles de aguas ultra profundas para sellar de manera permanente el pozo.

Durante los últimos meses, hemos presenciado un número de preocupaciones del Congreso que cuestionan la experiencia de perforación en aguas profundas por parte de las compañías petroleras internacionales, las normas y regulaciones bajo las cuales operarán, la tecnología y calidad del equipo de perforación y la falta de un acuerdo multilateral de preparación contra desastres y coordinación en caso de un derrame de petróleo. Lo que más llama la atención en todo este debate ha sido el enfoque singular sobre la compañía privada española Repsol, mientras que se ignoran todas las otras actividades exploratorias de perforación en Cuba, México y las Bahamas por parte de un número de compañías petroleras estatales nacionales, tales como Petronas, de Malasia; Gazprom, de Rusia; ONGC, de la India; Sonangol, de Angola; y Pemex, de México, entre otras. México, Cuba y las Bahamas están a punto de implementar las más modernas regulaciones y normas de perforación; pero, ¿tienen los recursos, capacidad, bienes, personal y experiencia para hacerlas cumplir? ¿Pueden las agencias reguladoras de esos países supervisar de manera apropiada  a los operadores?

Estados Unidos no solo necesita tender la mano y compartir las lecciones aprendidas y las mejores prácticas con todas las compañías que operan en la región, en beneficio y protección de nuestros intereses comunes económicos y medioambientales; pero principalmente con las agencias regulatorias, tales como la Comisión Nacional de Hidrocarburos de México, la Oficina de Regulación Ambiental y Seguridad Nuclear de Cuba, y el Ministerio de Medio Ambiente de las Bahamas.

Dicho esto, el papel internacional sin precedente desempeñado por el Buró de Seguridad y Protección del Medio Ambiente del Departamento del Interior parece estar más allá de su mandato constitucional de “hacerse cargo de los asuntos internos de la nación” y, por lo tanto, merece una revisión y consideración adicionales, ya que establece precedentes que no están entre los mejores intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos; y pudiera tener un impacto negativo en nuestros esfuerzos de desarrollo de hidrocarburos en la Falla Perdido (México) y el Mar de Chukchi (Rusia).

Las consecuencias económicas y medioambientales para todos los 19 millones de residentes de la Florida de un derrame accidental de petróleo exigen una planificación proactiva conjunta por parte de México, Cuba, las Bahamas y Estados Unidos, a fin de evitar tal desastre. Esta planificación debe hacerse en un espíritu de cooperación y de no confrontación.

Señor, presidente, la posición editorial de tres de los mayores periódicos de la Florida subraya esta opinión:

The St. Petersburg Times: “Las esperanzas de legisladores floridanos de hacer fracasar las ambiciones de perforación fuera de costa por parte de Cuba, aislándola de compañías petroleras que hacen negocios en Estados Unidos, es una miope postura política que no funcionará”. (7 de febrero de 2011.)

The Fort Lauderdale Sun Sentinel: “La perforación en busca de petróleo por parte de Cuba debe ponerse por encima de la lucha  diplomática y política”.(23 de octubre de 2011.)

Y The Orlando Sentinel: “La politiquería, en vez de una política sabia, continua socavandoel enfoque norteamericano de la perforación petrolera en aguas de Cuba “.(19 de octubre de 2011.)

Gracias, señor presidente.

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Jorge R. Piñón comenzó su carrera de 30 años en el sector petrolero cuando comenzó a trabajar en Shell Oil. Fue presidente y director general de Transworld Oil USA antes de pasar a la Corporación Amoco en 1991 como presidente de la Compañía de Desarrollo Corporativo Amoco para Latinoamérica. En este cargo, el señor Piñón representó los esfuerzos de desarrollo de negocios y de empresas conjuntas en la región entre la corporación Amoco y las compañías petroleras estatales.

En 1994 fue transferido al sector petrolero downstream (*) como presidente de Amoco Oil de México y presidente de Amoco Oil Latinoamérica, con sede en Ciudad México. Después de la fusión entre Amoco y BP, el señor Piñón fue trasladado a Madrid, España, para dirigir las operaciones del Mediterráneo Occidental en el suministro y logística de petróleo de BP Europa. En 2003 se jubiló de BP.

En 1997, como vicepresidente y miembro de la junta de directores de la Cámara de Comercio Norteamericana de México (AMCHAM), el señor Piñón recibió el Premio Yiacatecutli por sus servicios distinguidos en la promoción de las relaciones comerciales México-EE.UU.

En la actualidad el señor Piñón es consultante en energía internacional, así como Investigador Visitante del Centro Latinoamericano y Caribeño –Instituto de Investigaciones Cubanas– de la Universidad Internacional de la Florida. Con experiencia internacional en mercados emergentes y una red de importantes contactos en Latinoamérica, es un analista independiente en temas energéticos regionales, así como en la política del petróleo y gas natural en Latinoamérica.

El señor Piñón está también  reconocido como un experto en el sector energético de Cuba, así como en los futuros retos y oportunidades de la transición económica de la isla.  Es asesor y miembro de las fuerzas de tareas de Cuba en la Institución Brookings y en el Concejo de las Américas, y miembro de la junta de directores de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE), y coautor de El futuro energético de Cuba: enfoques estratégicos de la cooperación (Brookings, 2020), una monografía acerca de los principales retos que enfrenta el acceso de Cuba a los recursos energéticos que son sostenibles para el medio ambiente y suficientes para que la nación alcance los objetivos de revitalización y desarrollo.

El señor Piñón es graduado de Economía y de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de la Florida.

(*) El sector petrolero downstream es un término que se usa comúnmente para referirse a la refinación de petróleo crudo y la venta y distribución de gas natural y productos derivados de petróleo crudo. (Nota del Traductor.)

 (Nota del Editor: Hace casi dos semanas, Jorge R. Piñón habló ante un Comité del Senado de EE.UU. con relación a las perforaciones petroleras de Cuba en el Golfo de México. El miércoles 2 de noviembre, dijo estas palabras ante el Subcomité de Energía y Recursos Minerales de la Cámara de Representantes.) Traducción CORTESIA de Germán Piniella


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